Uno de los temas más comunes tratados en los sitios web referidos al BDSM es la demanda de muchos hombres casados que desean ser iniciados en la dominación femenina por sus esposas. Nunca dejaré de agradecerles a estos valientes caballeros su contribución en la cruzada para sacar al sado de los sótanos oscuros donde habitan los crueles castigadores y las doncellas místicas para llevarlo a los luminosos dormitorios de las personas comunes que lo utilizamos para una vida sexual más plena y feliz. Pero no puedo negar que me llama la atención la abrumadora mayoría de hombres que manifiestan sus deseos de comenzar a ser dominados por sus parejas frente al relativo bajo número de mujeres casadas que desean dominarlos.
La mayoría de las autoras que han tratado este tema (Elise Sutton, por ejemplo) generalmente exponen la brecha que existe entre los deseos masculinos de ser dominado (fantasías) y por otro lado, la necesidad de la mujer de alcanzar una sexualidad plena de pareja (realidad). Si ambos mundos presentan coincidencias, fantástico. El problema más común se plantea cuando la mujer encuentra desagradables las fantasías de sumisión masculinas.
Por lo general, se expone como primer paso indispensable para lograr transformar a una esposa convencional en una Dominante, que el hombre renuncie a sus fantasías más concretas. Vestir a su dama con las prendas más sexies para adorarla, facesitting, feminización, sodomización, flagelación, fetiches diversos, adulterio consentido, todo aquello que motivó ensoñaciones y masturbaciones, todo, todo, todo a la basura. O por lo menos, dejado de lado. Me resulta particularmente irónico que se postule que el primer paso para una sexualidad feliz en la pareja sea que una de las partes renuncie a sus más profundos deseos. Por otra parte, las dóminas profesionales que cobran por sus servicios podrían explicarles a estas expertas hasta donde es capaz de llegar un hombre fantasioso y fetichista y cuanto es capaz de pagar con tal de cumplir sus sueños.
El segundo paso recomendado suele ser dedicarse a complacer a la mujer. Poner a la mujer en primer plano como ella desea de ser tenida en cuenta. Las autoras te aconsejan conocer los gustos de tu esposa, complacerlos, agasajarla, atenderla, ocuparte de tareas domésticas. Así se supone que ella le tomará el gusto a ser dominante y poco a poco irá tomando cada vez más las riendas de la vida en pareja. Lo que olvidan decir es que, si bien para ese entonces las fantasías primordiales del hombre que lo motivaron a iniciarse como sumiso están en el tacho de basura, eso no significa que hayan muerto. Siguen gozando de buena salud. Sólo que para entonces, parece que él se ha alejado más todavía de su ideal. Una cosa es que alguien te diga No a tus deseos. Otra cosa es que te digan que debes cambiar tus deseos por otros.
Cuando leo estas cosas pienso, sólo los hombres sumisos son tan caballeros y buenos maridos? Un hombre vainilla que ama a su esposa pero sin siquiera tener la más remota idea de lo que es la Dominación Femenina, no cumpliría perfectamente con dichos requisitos? Todo marido atento y amoroso con su esposa es un sumiso?
Por otra parte, y yendo más profundo, podríamos preguntar: la concreción de una relación doméstica Mujer Dominante / hombre sumiso es un fin en sí mismo, un objetivo a lograr como quien logra concretar un ascenso o debe ser una manera de ser más felices ambos gozando de la sexualidad y el amor? Cómo puede un hombre ser feliz junto a su pareja si sus fantasías sexuales más acariciadas han sido dejadas de lado?
Yo estoy segura que si la mujer realmente confía y cree en el amor de su marido y analiza el tema sin prejuicios superando ese miedo que la inmoviliza, la mayoría de las fantasías que los hombres suelen presentar en este terreno (siempre hay excepciones, por supuesto) implican un abrirse a su compañera con respecto a sus deseos más profundos. El está intentando establecer con ella una ligadura mucho más fuerte que la que tenía hasta ese momento. Ella puede partir de ese punto para iniciar una maravillosa aventura en donde la Dominación puede ser mucho más que sexual. Una mujer inteligente no debería descartar ninguna fantasía de sumisión por disparatada que le parezca si cree firmemente que está impulsada por un genuino sentimiento amoroso sino que puede aprovecharla para llevar a ese hombre hacia la sumisión para luego profundizar juntos un camino que aumentará sensiblemente la comunicación y el romance.
El argumento generalmente utilizado para descartar las fantasías propuestas por el hombre es que para ser un buen sumiso, y mucho más en el terreno de la dominación doméstica, el hombre debe despojarse de su orgullo. Yo creo que este diagnóstico es equivocado. Quizás torpemente pero con sinceridad, además de abrirnos su alma, ellos están expresando algo muy importante. Su aspiración es convertirnos en las damas de su fantasía. Nos están predestinando al sitial más alto que un hombre destina a una mujer, el sitial de la amante ideal. A través de ese deseo no nos están diciendo otra cosa que cuanto nos aman y cuanto más desean amarnos.
Alzo mi copa y brindo por tu orgullo de varón indómito, a los pies de Ella.
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Dominación femenina por Sardax |