viernes, 29 de marzo de 2019

Sissy comics. Nik Guerra. The latex kitten


   La travesti se prepara para salir del closet. Es su primera salida a la calle montada en tacos altos. Su nombre es Nicci y se ve preciosa en el espejo. Está a punto de cumplir su sueño: vestida y maquillada como la sexy chica que siempre quiso ser, va a ir de compras a la boutique de Miss V, un paraíso fetichista donde reina el latex, el vinilo, las botas y los guantes más sexies. Lo que Nicci no sabe es que Miss V (Miss Venita ) tiene otros planes para ella.








   Mientras Nicci está absorta en su mundo de fantasías femeninas, la perversa Miss Venita planea el golpe. La hace pasar, la entretiene mostrándole su fabulosa ropa fetichista y en un momento, le inyecta un calmante que la duerme.






   Lo que sigue es una fantasía sissy de feminización forzada. La cruel y hermosa Miss Venita decide tranformar a Nicci en una muñeca humana con la ayuda de su cirujano. Por supuesto, no ahorra en el morbo de los detalles. Cuando Nicci despierta, su cuerpo ha sido totalmente modificado. Tiene tetas, un nuevo cabello y su rostro ha sido feminizado. 










   Nicci se observa al espejo y pese a admirar su nueva figura, su primera reacción es de pánico. Intenta escaparse de su cautiverio pero el ajustado corsette que Miss Venita le ha colocado la mantiene bajo su control. Nicci se ha convertido en otra muñeca de la Miss Venita Rubber Doll House. Por su intento de fuga, Miss Venita la castiga duramente para enseñarle quien es la que manda. La lleva a su mazmorra de castigos, la ata, la spankea , la pone el en cepo y la sodomiza con un vibrador a control remoto.










   Si bien Nicci todavía sueña con huir de su cautiverio, comienza a excitarse con su nuevo físico y la ropa tan sexy que está usando. I do look yummilicious, dice, mirándose atractiva al espejo. El siguiente paso en el adiestramiento para convertir a Nicci en una verdadera muñeca, es ponerle el collar. Nicci es ahora una esclava más de Miss Venita. Mientras la dominatriz disfruta su cena, su nueva esclava deberá pasar su primera noche acollarada encerrada en una jaula.









   Al día siguiente, las otras esclavas preparan a Nicci para su nuevo rol. Embellecen su rostro y sacan brillo a su traje de latex. Nicci es colocada en una caja, sin poder moverse ni hablar. Miss Venita está exultante en todo su sadismo. Al fin tengo mi propia muñeca viviente.  









   El destino final de Nicci es ser exhibida dentro de un ajustado traje de latex como muñeca viviente en la vidriera de la boutique de Miss Venita. Su Ama ya no se refiere a ella como her sino como it. Ahora es un maniquí, pero viviente. Para mayor humillación, Miss Verita acelera la vibración del dildo. Nicci desespera por huir de su caja pero ese sentimiento se le mezcla con el placer. El zumbido de su vibrador llama la atención desde la calle; una pareja que la observa no puede creer lo real que se ve. Miss Venita saborea su triunfo observando la escena desde las cámaras. Mi little latex kitten, tus sueños se hicieron realidad. Ya eres una verdadera rubber doll






   Nik Guerra es un dibujante italiano nacido en 1969. Es un celebrado experto en el dibujo erótico a lápiz y esfumado y su especialidad son las sádicas y crueles diosas fetichistas. Magenta, nacida en el 2000, es su obra más celebrada; una explosiva cruza de dominatriz con chica pinup. 

Le he dedicado a Magenta algunas entradas en mi blog, en estos links.



   Miss Venita's Rubber Doll House es una historia que sigue la misma línea Femdom fetichista que es clásica en las historias de Magenta más el aderezo de la fantasía sissy de la forced feminization. Confieso que el final de la historia no me convence; el día en que yo pueda disponer a mi antojo de una sissy convertida en muñeca, no será para ponerla en una vidriera como hace Miss Venita sino para prostituirla. 




viernes, 22 de marzo de 2019

Mary Quant Exhibition. La minifalda.



   Es muy importante correr riesgos solía decir Mary Quant, la famosa creadora de la minifalda que en los años sesenta revolucionó las calles londinenses con diseños atrevidos y juveniles, acordes a la efervescencia de la época. Y que popularizaron las modelos más famosas de aquellos tiempos como Jean Shrimpton, Jill Kennington, Twiggy, Anita Pallenberg y Pattie Boyd.



Mary Quant


   El Victoria & Albert Museum (V&A) de Londres inaugura en las próximas semanas (abril de 2019), una muestra retrospectiva dedicada a las creaciones de Mary Quant desde 1955 hasta 1975. La colección Quant del propio museo es la mayor del mundo pero además fue enriquecida a través de préstamos y del archivo de la propia Quant, que hoy tiene 84 años. Hemos tenido un acceso sin precedentes al archivo de Mary Quant, ella nos ha dado su apoyo al facilitarnos un compendio de indumentaria, fotos y material de marketing, comenta Stephanie Wood, una de las curadoras de la muestra.

   El  acto de lanzamiento de la exhibición fue el 15 de noviembre del año pasado. Un grupo de modelos jóvenes con cortes de pelo y vestidos estilo Mary Quant posaron en las escaleras del Victoria & Albert Museum. Pero quienes visitaron el museo ese día, se llevaron un regalo inesperado; algunas de las modelos ya maduras que trabajaron para Quant en su mejor momento también posaron para la foto usando diseños originales de la modista. Todo el grupo se subió a un típico ómnibus rojo de dos pisos para recorrer Londres en un tour nostálgico que concluyó donde en los años sesenta se hallaba la mítica tienda de Mary Quant, Bazaar. La decisión de mezclar a las chicas jóvenes de hoy con las modelos originales de Mary Quant fue de la propia Wood. Quise demostrar que los diseños de Quant son tan actuales hoy como siempre lo fueron.  













   También ha sido importante el aporte del propio público. Hace unos meses, en el Victoria & Albert iniciaron la campaña #WeWantQuant, pidiéndoles a quienes usaron ropa de Quant que buscaran prendas que aún tuvieran en su poder y compartieran historias personales y recuerdos de aquella época. Llegaron más de 800 mails. La respuesta ha sido abrumadora y la exposición ha evolucionado hacia una historia de vida de las mujeres y cómo éstas cambiaron durante ese período, detalla Wood. Al crear ropa juvenil y no convencional inspirada por la escena creativa londinense, Mary Quant dio vuelta el dominio de la alta costura parisina y convirtió el estilo callejero británico en una influencia global. Esa revolución llega hasta la actualidad. Es el momento perfecto de celebrar a una mujer cuya carrera innovadora inspiró y liberó a las mujeres de las reglas y las convenciones sofocantes de la generación de sus madres.







   (Barbara) Mary Quant nació el 11 de febrero de 1934 en Blackheath, Londres. Hija de profesores galeses, se crió bajo la influencia de la música clásica que su padre interpretaba al piano. Ya a los 6 o 7 años de edad, intentaba diseñar su propia ropa. Como sus padres se opusieron a que estudiara moda, Mary cursó ilustración en el Goldsmiths College, de la Universidad de Londres, donde conoció a Alexander Plunkett-Greene, su futuro marido y socio, que provenía de una familia aristocrática.

   Al salir de la escuela, Mary trabajó como aprendiz en una sombrerería llamada Erik's, mientras Alexander era empleado en la célebre tienda Selfridge's. Por las noches, Mary tomaba clases de corte y confección. Aunque alucinaba con revistas como la Vogue francesa y amaba París, quería crear ropa a su manera. Así fue que, con la participación y apoyo de su marido, fundó Bazaar en King's Road, la calle principal del barrio de Chelsea que comenzaba a ser el centro de la movida artística y bohemia londinense.




   En 1964, Bazaar puso de moda las polleras que llegaban 10 centímetros sobre la rodilla, si bien se disputa su autoría con el fallecido diseñador francés André Courrèges. El nombre mini en tanto, no se refería tanto al largo de la falda sino a la pasión de Quant por el Mini Cooper, modelo de auto que ella conducía. A su juicio, el Mini combinaba a la perfección con la minifalda: hacía lo que uno quería, lucía genial, era optimista, exhuberante, joven y glamoroso. La Inglaterra de la posguerra lucía gris y era algo que no iba con la juventud, que volcó su rebeldía y ganas de cambiar el mundo en las escuelas de arte. De pronto, se produjo una explosión, en el diseño, la fotografía, la música con los Beatles y los Rolling Stones como emblemas máximos y la moda, con Quant a la cabeza femenina. Un fenómeno que se conocería como el Swinging London de los 60.

   Bazaar no sólo vendía minifaldas. Los diseños de Quant trabajaban detalles como los cuellos Peter Pan y todas sus creaciones parecían dotadas de alegría, actitud y personalidad. También, experimentó con nuevos materiales; lanzó impermeables plásticos que inspirarían looks fetichistas y puso de moda los vestidos tipo jumper, las medias con diseños originales, las botas hasta la rodilla y el color blanco. En suma, creó lo que se conoce como el Chelsea look.














   Cuando recién comenzó a exponer vestidos cortos que encarnaban la emancipación femenina en las vidrieras, hubo algunas voces que promovieron indignación y escándalo. La minifalda causó una reacción extraordinariamente poderosa: había gente que la odiaba dice Quant. Entre otras críticas, Cocó Chanel, la histórica enemiga de las rodillas femeninas, declaró que era simplemente horrible. Otras la adoptaron gustosas: en 1968, Jackie Kennedy eligió un vestido plisado corto, que diseñó Valentino, para su boda con Aristóteles Onassis. La falda corta conquistó al mundo.






   Mary Quant se codeó con otros personajes creativos del momento como el peluquero Vidal Sassoon, el padre de los cortes geométricos como el que ella misma usaba y los fotógrafos David Bailey, Terence Donovan y John Green. En su primera autobiografía, Quant by Quant, ella reconoce que comenzó su carrera al mismo tiempo que algo estaba en ebullición en el aire. La ropa que diseñaba encajaba a la perfección con la música pop, la libertad sexual y la rebelión.

   Quizá solo por provocar, Quant respondía a las críticas diciendo que el buen gusto es la muerte, la vulgaridad es la vida. Es una de mis frases de cabecera que suelo desempolvar cuando soy criticada por vestirme de un modo que se supone de mal gusto o inadecuado para mi edad. Porque para mí y para todas las mujeres dominantes, como decía Mary, sigue siendo muy importante correr riesgos.


We want Quant.







Extraído de:

https://www.lanacion.com.ar/2216525-mary-quant-dama-rebelde-moda

Francia Fernández

jueves, 14 de marzo de 2019

Femdom en la noche de Buenos Aires. Mi suave mano que spankea y ordeña.





   El ambiente mayoritario en las noches de viernes y sábado en Class Swinger Hot es de parejas que van a excitarse mirando o sólo buscan intercambios cruzados heterosexuales, lo que no deja de ser un juego convencional, por más que suene extraño para quienes viven en la monogamia. Pero yo tengo una compulsión interna que me lleva a vagabundear por reservados y pasillos buscando alguna aventura desconocida que me aparte de ese swinger convencional. 

   Mi juego habitual en esas noches consiste en intentar seducir mujeres en la pista de baile con la esperanza secreta de que el flirteo lésbico pueda traducirse en sexo cuando alguna de las chicas, un poco arrastradas por mí y otro poco por la excitación de su pareja masculina, accedan a subir de mi mano la escalera que nos lleva a los reservados. Y si la noche pinta mal con las mujeres, siempre queda el consuelo de acercarme a los muchachos solos en los reservados libres o la esperanza de encontrar alguna nenu travesti con ínfulas de señorita puta y ganas de divertirse por fuera de lo normativo.

   Justamente esta noche de la que hablo era una de esas malas noches. Mala hasta el límite de lo peor.

   En la pista, las chicas bailaban con sus parejas pero cuando yo me acercaba, el juego conmigo no pasaba de las sonrisas, algún toqueteo o un tímido besito. Después de varias subidas y bajadas entre la pista y los reservados buscando una acción que no aparecía por ningún lado y de padecer varios rechazos en mis acercamientos, me decidí a escuchar la opinión de mi fiel acompañante - esclavo – marido que a veces interpreta mis necesidades mejor que yo misma.

- Porqué no vamos al túnel?
- Ya te dije mil veces que el túnel no me gusta, le respondí, agria y con mala cara.
- Pero si no pasa nada en ningún lado... que perdés con probar?

   Le decimos túnel a un reservado al que se accede bajando por unos escalones y que está apenas iluminado. Dispone de asientos en los costados para el sexo y un espacio central libre para quienes gustan acariciarse y tocarse de pie y a oscuras. Pese a que después de algunos minutos la vista se acostumbra y se distinguen las formas, para mí no deja de ser incómodo. Es un lugar que se presta al toqueteo sin poder distinguir a quien pertenece esa mano que te está tocando. Por supuesto que es el escenario favorito para el juego de las travestis porque las obvias diferencias entre ellas y las mujeres biológicas se desvanecen en la oscuridad.

   Apenas bajamos los escalones y gracias a la escasa luz que se filtraba desde la escalera, pudimos ver a una pareja cogiendo en posición perrito. Me acerqué a observarlos, con mi esclavo marido firmemente apoyado contra mis nalgas para impedir cualquier manoseo que me llegara de atrás. Ella tenía los ojos cerrados y su cuerpo se inclinaba hacia abajo sin ver nada de lo que ocurría su alrededor. El se agarraba firmemente de sus caderas mientras la bombeaba. Sin dudar, me uní a su fiesta y comencé a acariciar las nalgas de ella con mis manos enguantadas.

   El se sorprendió al verme; no figuraba entre sus fantasías toparse con una mujer madura ataviada estilo fetichista en ese ambiente tan poco glamoroso. Me miró de cuerpo completo y me dijo suavemente: Qué botazas, homenajeando a las botas altas blancas que había elegido para esa noche. Le sonreí y continué con las caricias que a ella no parecían molestarle o simplemente las aceptaba en su posición sumisa. Acaricié también la verga que entraba y salía; estaba dura y era bastante grande. 

   Desde la oscuridad del fondo del reservado me llegaban voces ahogadas y algunos gemidos. Entonces retiré mi mano, me saqué los guantes y con un rápido movimiento y sin previo aviso, descargué una fuerte palmada sobre las nalgas de él. El muchacho tenía el culo firme y el chasquido de mi mano resonó como un latigazo. Inmediatamente se hizo el silencio. El se sobresaltó pero una sonrisa apareció en su cara y aceleró sus embestidas. Comencé a spankearlo más fuerte y él a bombearla al ritmo de mis palmadas. Después de darle la sexta,  me suplicó Por favor agarrámela.

   Lo hice y entonces él acabó sin controlarse. Mi mano y mi muñeca quedaron cubiertos de su leche. Si no me hubiera quitado antes el guante, me lo hubiera arruinado con su descarga. Lo miré con expresión dominante y llevé mi mano enlechada a su boca. Chupate tu leche, le ordené. El lo hizo sumisamente.

- Ahora, se dice Gracias Señora.
- Gracias Señora.
- Más fuerte que no te oyeron.
- Gracias Señora, repitió en tono suficientemente alto para que todos lo oigan y se pregunten que era lo que pasaba.
- Muy bien. Vos, esclavo, llevame al baño a lavarme.

   Y me fui taconeando sobre mis botazas, dándole la espalda al túnel para no volver.

   Mientras me dirigía al baño, nos reíamos con mi esclavo – marido imaginando lo que habrán pensado los que estaban en el túnel al oír las cachetadas y lo que se habrá dicho después. Cuando entré al baño a lavarme la mano que goteaba, me encontré con otras mujeres que al verme no dudaron en preguntarme que había pasado. Cuando les conté, la curiosidad se transformó en carcajadas.

- Cómo que te acabó en la mano... lo pajeaste?
- No hizo falta, le pegué unos cuantos chirlos. Tengo la izquierda llena de leche y la derecha colorada de la paliza que le di

   Mi juego de spanking en esa noche no formó parte de ningún concurso o sesión BDSM pero en la carrera del Sado, cuando se trata de hacerlo sensual y femenino, sigo siendo la campeona. Especialmente cuando mi suave mano oficia de Copa Spanking para que un improvisado esclavo me la llene de leche en mi honor.




jueves, 7 de marzo de 2019

Victoria's Secret calza botas



   Los desfiles de Victoria's Secret son reconocidos en todo el mundo como shows eróticos donde las más bellas modelos lucen una lencería llena de imaginación y fantasía. Pero rara vez se le presta la debida atención al calzado de las chicas. En este calendario, quiero mostrar a algunas de las más conocidas modelos de VS luciendo botas altas, incluidas Katy Perry, que les prestó su voz a uno de sus shows. 



Enero. Adriana Lima



Febrero. Anja Rubik



Marzo. Candice Swanepoel



Abril. Elsa Hosk




Mayo. Adriana Lima



Junio. Katy Perry



Julio. Alessandra Ambrosio



Agosto. Kendall Jenner



Septiembre. Karlie Kloss




Octubre. Irina Shayk




Noviembre. Izabel Goulart




Diciembre. Adriana Lima



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