martes, 26 de febrero de 2019

Poledance. El lado Femdom del striptease





   El Anchorena SW Swinger Club de Buenos Aires era hace unos años un verdadero palacio del sexo dedicado a toda clase de deliciosos placeres prohibidos. Reservados para parejas, glory holes, oscuridades cómplices, cortinados que disimulaban tríos o gangbangs y revoloteando por encima de todo, la más desenfadada seducción lésbica que he podido disfrutar en toda mi vida. La pista de baile en Anchorena era chica pero tenía un escenario con tres caños de poledance que solían ser tomados por asalto por las mujeres que nos divertíamos bailando, besándonos entre nosotras y exhibiéndonos para la mirada de los afortunados que nos observaban desde abajo. Fue en una de esas noches plenas de fiesta femenina cuando una de mis amigas del staff me confesó en una conversación aparte,...si esta noche no tuviera que trabajar en la recepción, me iría de joda con vos a revolear el culo en el caño.

   Recuerdo hoy esta anécdota porque afirmo que sin importar su físico o su edad, toda mujer debería por lo menos una vez en la vida experimentar qué se siente el montarse como una stripper de boliche o cabaret, con medias de red y stilettos o en altas botas de tacón y subirse a un escenario para contonearse y enredar sus piernas en el caño de poledance. 

   No descubro nada si digo que muchas de mis congéneres hembras continúan sosteniendo una actitud de rechazo hacia las bailarinas de poledance. Como lo traté el año pasado en esta columna, el común argumento con que se denigra este tipo de danza desde el feminismo es que el poledance en particular y el striptease en general son prácticas sexuales que humillan a la mujer porque la convierten en un objeto para el placer de la mirada masculina.

   Mi condición de mujer bisexual y adoradora de todo lo relacionado con la seducción y la belleza femeninas, me facilita otra mirada mucho más lúdica y menos prejuiciosa. Cuando veo una sexy bailarina en el pole no resisto la tentación de acercarme y arrojarle besos, manifestándole mi admiración por su belleza y su arte. Pero además de excitarme, las strippers me provocan una sensación de female power opuesta a la visión negativa que proclama el feminismo tradicional.

   Se suele decir que la danza de las mujeres que bailan profesionalmente en el pole suele estar dirigida a uno o más observadores de sexo masculino y que esa mirada masculina es objetivante. Pero lo que yo observo en las strippers es que devolviendo la mirada y estableciendo un juego de participación con los hombres que la observan, ella se vuelve la dueña del escenario y ellos son apenas testigos y adoradores de su arte.






    Desde muy chica, siempre sentí una fuerte atracción por las strippers. La exhibición del cuerpo femenino en una danza erótica es para mí una de las más bellas entre todas las bellas artes. Siento que su sensualidad las transforma en diosas, elevándolas por sobre el común de las mujeres y provocando esa expresión embelesada en los hombres, totalmente absortos ante ese mirame y no me toques, ese juego perverso y tan femenino de mostrarse y negarse que los vuelve segundo a segundo cada vez más esclavos de esa reina sexual que se pavonea frente a ellos. 

   Ellas nunca transmiten sumisión, lo de ellas es el poder femenino del teasing; de la provocación, de hacerse desear hasta enfermar. A lo sumo, los aplausos o el dinero arrojado al escenario o puesto en la tira del portaligas le otorga al hombre observador una leve sensación de que el juego también lo incluye.

   Mi marido sumiso dijo una vez en un debate Qué puede ser más Femdom que un baile femenino que hace que los hombres ardamos de deseo por ellas? Pero ellas, siempre sádicas, le han dado una vuelta más. El poledance ha sido tomado por asalto por las damas que han decidido ignorarnos para subirse al caño a divertirse entre ellas. Brindo por esa actitud.

   Si sos mujer o travesti y estás de acuerdo con lo que expreso en esta columna, ojalá que te encuentre en alguna noche de seducción y te vengas conmigo a revolear el culo en el caño como decía mi amiga del club swinger. Cómo nos vamos a divertir las dos juntas... 



3 comentarios:

  1. Me hubiera encantado haber asistido a un poledance, contigo y con gerita de la mano. Para ver a esas espectaculares mujeres bailando sobre la barra vertical, ya que es todo un espectáculo ver y sobretodo admirar a esas bellas y poderosas damas, sobre el escenario como si de diosas se tratara.
    Yo tuve la oportunidad de ver un espectáculo parecido en Las Vegas, ni más ni menos, y salí encantada y maravillada con el espectáculo que nos brindaron. Estuve en primera fila por supuesto, para no perder detalle, jiji.
    Besitosss querida Mistrss Roxy. Muacsss

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    Respuestas
    1. Ah, pero que lujo! Striptease en las Vegas! Algun dia tendras que comentarnos mas sobre esa noche.

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  2. Estoy con Mistress Roxy! Merce, tienes que contarnos en un post lo de Las Vegas!

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