martes, 23 de noviembre de 2021

Semillas de fetichismo

 



   El pintor argentino Guillermo Roux relató una vez en una entrevista cual fue la experiencia iniciática que definió su futuro como artista. Curiosamente para muchos, Roux no recordó a ninguno de sus profesores de dibujo ni tampoco mencionó haberse detenido extasiado frente a una obra de arte en algún museo. Contó que de niño concurría a una escuela en el barrio porteño de Flores donde tuvo como maestra a la señorita Susana. La señorita Susana usaba la pollera algo más corta que las demás maestras, tenía ojos grandes y se pintaba los labios de rojo. Recuerdo que a la señorita Susana le gustaban mis dibujos. Entonces, mis cuadernos estaban llenos de dibujos porque sabía que a la señorita Susana le gustaban. Para ella, yo dibujaba más y más.

   La devoción fetichista que los hombres son capaces de desarrollar por las musas femeninas que los excitan, muchas veces sin que ellas mismas sepan lo que provocan, está tan naturalizada que por eso mismo es invisible. La propia palabra fetichismo suele estar asociada a formas sexuales masculinas neuróticas y obsesivas. Pero las atracciones fetichistas como las que Roux describe cuando recuerda a su bonita maestra, son tan omnipresentes como inocentes. Para dispararlas, no es necesario una topmodel vestida de latex y botas de tacón con un látigo en la mano. A veces a ellos les alcanza y sobra con conocer a una mujer afectuosa que se pinte los labios de rojo o que le guste irse a la cama con  medias negras y zapatos de taco alto. 

   El fetichismo de los hombres es la autopista más concurrida hacia su sumisión sexual. Alguna visión, alguna experiencia, los ha conducido hacia una fija devoción por un estilo de mujer especial. De allí, a desear la sumisión sexual hacia ella, aunque todavía no exista en la realidad de sus vidas, hay apenas un paso. Como unido a un hilo del destino tan invisible como indestructible, él buscará durante el resto de su vida el encuentro con esa mujer que es a la vez objeto y fuente de ese fetiche.

   Como en toda relación, las coincidencias complementarias en deseos y gustos genera la mutua atracción. El rol de los hombres sumisos se vuelve importante porque retroalimentan los deseos de sus diosas, las cuales también suelen volverse fetichistas al descubrirse poderosas a través del fetiche pero a cambio ellos esperan que ellas se endiosen a sí mismas, que respondan a sus ideales y así las adoran cada vez más. Es una relación básica de complementos que genera una espiral positiva de intercambios de poderes y placeres.

   Los deseos fetichistas son una de las tantas diferencias existenciales que suele provocar abismos de incomprensión entre los sexos. Son abrumadoramente los hombres al estilo de Roux quienes tienden a desarrollar fantasías fetichistas y son las mujeres la fuente de esos deseos, mujeres como la señorita Susana, su maestra, la que usaba faldas cortas y se pintaba los labios de rojo. Ese tipo de deseos no suele darse en las mujeres y si se dan, es más común que sean lésbicos que heterosexuales. Cuantas de nosotras hemos ingresado casi sin advertirlo a la sexualidad contemplando los rituales de femineidad y seducción de mujeres adultas? Cómo no recordar a aquellas damas que me inspiraron en mi adolescencia, que cortaban el aire a su paso y a quienes yo deificaba como si fueran semidiosas?

   El gran Fellini decía que no le gustaba la idea de entender una película. No creo que la razón sea un elemento esencial en la recepción de un arte. Las películas tienen algo para decirte o no lo tienen. Si te emocionan, no necesitas que te expliquen nada. Y si no, ninguna explicación te va a emocionar.

   Así son los fetiches. Son un sentimiento. No quieras explicarlos ni justificarlos. Son para disfrutarlos sin culpas.  

 



4 comentarios:

  1. Siempre me preguntarè quien habrà sido la primer dama en botas que me crucè en mi vida y me marcò para siempre. Habrà sido una maestra de mi colegio?

    cheshirecat de Mistress Roxy

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  2. Parece una burla en el destino. Tuve esta columna en borrador durante meses hasta que finalmente me decidí a terminarla. La semana pasada la postée y días después falleció el pintor Guillermo Roux, autor de la frase inicial que me inspiró.

    https://www.lanacion.com.ar/cultura/murio-el-maestro-guillermo-roux-y-el-arte-argentino-pierde-a-uno-de-sus-mas-grandes-pintores-nid28112021/

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  3. Excelente ,como siempre
    atentamente
    Comm

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