sábado, 29 de junio de 2019

Isabel Sarli (1935 - 2019)




   Isabel en la ducha. Isabel tirada en el pasto. Isabel bajándose el escote. Isabel acariciándose los pechos. Isabel violada por una docena de hombres. Isabel golpeada por su marido… Isabel Sarli entregada a la mirada astuta del director de cine Armando Bo, para quien protagonizó veintiocho películas en las que aparece maravillosa y definitivamente desnuda.

   Su primer film, Un trueno entre las hojas, resultó un viaje iniciático para las fantasías de los jóvenes, y no tanto, de fines de los cincuenta. No nos dejemos emborrachar por ella, una mujer como ésa es peor que la muerte, advierte uno de los personajes. Isabel deslizándose por el lago, Isabel da vueltas y brazadas, Isabel deja asomar sus pechos sobre la superficie del agua… Sarli fue la primera mujer en mostrarse de frente y sin ropas en la pantalla argentina. Me habían bautizado la higiénica porque siempre aparecía bañándome, confesaba ella, risueña.

   A principios de los sesenta, la edición norteamericana de la revista Playboy dedicó, hecho inédito hasta entonces, cuatro páginas a una figura no europea ni estadounidense. La bella salvaje de las pampas se titulaba la producción fotográfica en la que la Coca aparecía con el vestido desgarrado de Sabaleros, su segunda película. Ya se delineaba entonces lo que fue una constante en la filmografía Sarli-Bo: las funciones a sala llena, las críticas demoledoras de los especialistas y la censura.





   Prácticamente todas las películas de la dupla sufrieron algún tipo de prohibición por atentar contra la moral y las buenas costumbres. O los perseguía el Ente de Calificación Cinematográfica, o les iniciaban juicios penales, o el director pasaba el fin de semana encarcelado. Y todo era por los desnudos de Isabel. ¿Se puede creer? Ni que yo hubiera sido un degenerado, argumentaba Bo. Siempre he dicho que desde la época de los griegos se exaltó la belleza del desnudo a través de la pintura, a través de la escultura. Si fuera por los acusadores argentinos, el David de Miguel Angel no podría estar en la plaza de Florencia.

   Las películas, los radioteatros y las novelas populares eran, por entonces, los tres pilares culturales de un sector femenino numéricamente importante en la Argentina. Un universo paralelo, todavía difuso y ajeno a la crítica de los especialistas, que se volvió un fenómeno masivo incluso mientras era ignorado por la cultura consagrada y oficial. Ese subterfugio llamado literatura popular era también el lugar de pertenencia de las películas de la dupla Bo - Sarli. La matriz sobre la que se edifica la narrativa clásica del cine latinoamericano es el melodrama, explica Ricardo Manetti en Cien años de cine. En la Argentina, el modelo, en los años iniciales de la industrialización cinematográfica, deriva de la fórmula de la letra de tango. El guión despliega los tópicos románticos de la canción en la que generalmente se habla de un bien perdido: la mujer, a quien se representa como causante de todos los males (la devoradora) o como la muchachita buena capaz de simbolizar en el futuro el espacio seguro significado por la madre. Estos modelos son parte del imaginario que cruza los filmes de la pareja.

   El éxito del cine de Armando Bo, a fines de los años cincuenta, coincide con la renovación cinematográfica que los franceses exportaron al mundo, con el nombre de nouvelle vague. En Gran Bretaña se llamó Free Cinema, en los Estados Unidos New American Cinema, en Brasil Cinema Novo y en la Argentina Nuevo Cine. Armando Bo no desconocía a esos vanguardistas en el manejo del montaje, las técnicas de rodaje y la libertad creadora, nucleados en torno del mensuario francés Cahiers du Cinéma (Claude Chabrol, Francois Truffaut, Jean Luc Godard, Eric Rohmery). Pero su universo de pertenencia era otro. No obstante, con gran picardía comercial, tomó como modelo a un precursor de la Nouvelle Vague para hacer un contrapunto nacional.

   En 1956, Roger Vadim filmó Y Dios creó a la mujer, la película que conmocionó a Europa con el desnudo de la jovencísima Brigitte Bardot. Vadim creó un nuevo sex symbol femenino que, según la escritora Simone de Beauvoir, desafía ciertos tabúes aceptados por la generación precedente, particularmente aquellos que niegan a la mujer su autonomía sexual. El film, que provocó escándalos en cada lugar donde fue exhibido, fue estrenado en la Argentina con 18 minutos menos. Y el demonio creó a los hombres, tituló Bo a la versión autóctona, protagonizada, quién si no, por Isabel.





   En 1957, el mismo año que comenzó el rodaje de El trueno entre las hojas, se editó en Barcelona el libro Belleza. Sea atractiva, siempre joven y más feliz, de Rosalía Vander, un compilado de feminidad predigerida, cuyo espíritu no difería de las revistas que pautaban los sueños de las mujeres argentinas cada semana. Por lo menos en el caso de la Coca Sarli, los mandatos bíblicos de Rosalía Vander se hicieron verdad.
El cabello abundante y largo es una de las características de femineidad. De ahí que una mujer poseedora de una hermosa cabellera tenga mucho en su favor para su atractivo femenino, aunque modernamente predomine la moda del cabello corto.

   Efectivamente Isabel tenía el pelo por arriba del cuello cuando empezó su carrera como modelo publicitaria. Ganadora de Miss Argentina y semifinalista en Miss Universo en 1955, fue fotografiada para los anuncios de calefones, cocinas, agencias de turismo, jabones, arroces y soutiens. Pero fue sin dudas su modo de acomodarse y acariciarse esa cabellera morocha y larga en las películas, lo que comenzó a inquietar al imaginario masculino, que ya intuía la proximidad de su soberbio desnudo en la pantalla.




   Isabel se incorporó al universo del cine en la época de las grandes divas, de las mujeres que sacan pecho, que beben champagne para calmar la jaqueca y miran a los hombres desde arriba, al decir del crítico Claudio España. Sus escotes corazón intentaban reanimar una industria que, aunque a poco de andar, estaba ya en crisis. En esos años cincuenta y sesenta, Bo fue el principal exportador de películas argentinas: los desnudos de la actriz llegaron hasta Rusia, llevados de contrabando desde Cuba y hasta inspiraron los versos de un poeta chino en Beijing. Según el director de cine Jorge Polaco, la grandeza de esta estrella reside en vivir cinematográficamente lo cotidiano. Isabel baja por la escalera de su casa con tacos aguja. Isabel deja asomar un par de piernas hermosas. Isabel sostiene a un perro caniche en uno de sus brazos. Isabel mueve su antológica melena…

   Por los años cincuenta, la melenita corta platinada fue travestida en ícono por Marilyn Monroe, esa rubia bella que se volvió el mito erótico más universal y perdurable del siglo XX. Para la misma época, la Argentina exportaba al mundo a una morocha de pelo largo con una sensualidad que ni era blonda, ni glamorosa, ni cantaba Happy Birthday Mister President.




   El trueno entre las hojas está basada en un cuento del reconocido escritor paraguayo Augusto Roa Bastos. Armando Bo también tuvo a su cargo el guión del filme. Entre la versión original de Roa Bastos, el guión que Bo escribió y la historia que finalmente quedó plasmada en el film, hay diferencias sustanciales. El cuento, que denuncia la explotación de trabajadores en la zafra, no tiene la carga erótica que le indicó la intuición comercial de Bo. La historia era, en verdad, un pretexto para aplicar la fórmula del éxito: un poco de sexo, algo de violencia, música, paisajes nacionales o latinoamericanos y ciertos toques kitsch. Siempre el mismo cóctel, un erotismo primario, naif y moralizante. Fue estrenada en 1958 pero ya durante su rodaje, iniciado un año antes, había comenzado a tejerse el mito Sarli. Isabel viajó a filmar a Misiones con su madre, la primera en poner el grito en el cielo cuando Bo sugirió filmar el primer desnudo real del cine argentino. El de Olga Zubarry en La Casa del Angel fue trucado, aclara el periodista Néstor Romano en su libro Isabel Sarli al desnudo.

   Cuenta la leyenda que Bo le aseguró a la actriz que iba a filmarla de lejos y que casi no se la vería y que hasta la hizo asomarse por el ojo de la cámara para que lo comprobara por sí misma. Por supuesto que Bo no le contó que era el zoom, las lentes y como se usaban. En una función privada, le mostraron a Isabel una versión cortada. Recién la vio entera en el estreno. La película fue prohibida para menores de 18. Su cuerpo es demasiado insinuante, provocativo, es casi indecente por los sentimientos que provoca, argumentó uno de los censores.




   Según la mitología griega, la belleza está tutelada tanto por Afrodita, la diosa armónica y dulce, como por Pandora, pérfida y fatal. Entre esos dos arquetipos fue construida, históricamente, la feminidad. Isabel supo que para salvar sus desnudos debía darle tranquilidad moral a los espectadores. Ella podía mostrarse sin ropas frente a las cámaras, sí, pero además tenía que ser una mujer de su casa, que cuidara de sus animales, que resultara maternal y fiel de por vida. Por eso el público la amaba.

   Eres una mezcla de angel y demonio, le dice a Isabel la actriz Barbara Mujica en Fuego (1968), mientras la acaricia sin pudor. Y en esa escena de lesbianismo, una de las primeras filmadas en el cine argentino, se explicita el entramado del mito Sarli: desnudarse para quedar oculta, tras esos pechos inabarcables.


A la memoria de Hilda Isabel Gorrindo Sarli (1935 - 2019)


Extraído de
https://www.lavaca.org/notas/isabel-sarli-la-verdadera-historia-de-la-morocha/

6 comentarios:

  1. Yo escuche los comentarios de la gente de sonido de Argentina Sono Films, donde se hacían los doblajes de las películas. Los técnicos la rere amaban. Ella siempre iba con regalitos para todos pero lo curioso era que vestia atuendos cerrados hasta el cuello, la mayoría como de seda estampada y , el detalle, super arrugados, como cuando uno tira la ropa en un sillón. La verdad un ser único desde todo punto de vista.

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    Respuestas
    1. Stiefel..que buena anecdota, gracias por compartirla

      cuanto la extrañaremos !!!

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  2. Al regresar la democracia a la Argentina en 1983 y eliminarse la censura, finalmente se pudieron ver las peliculas de Aarmando Bo con Isabel Sarli. El teatro San martin programó en una serie de funciones toda su filmografia. Mucha gente se enteró, al ver los afiches y los posters de las peliculas traducidos a muchos idiomas, que la subestimada Isabel Sarli era un mito mundial.

    cheshire cat de Mistress Roxy

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  3. Sigo...en esos años, esas producciones de Bo llegaban al exterior y tenian distribucion internacional de una de las grandes de Hollywood, la Columbia, algo increible para una produccion latinoamericana. En particular, habían llegado a ser muy populares en Japon.

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  4. Lo primero de todo lamentar la pérdida de bellísima actriz Isabel Sarli. También felicitarte querida Mistress Roxy, por el bello homenaje a modo de post, en su memoria.
    Apenas sabía casi nada de tan bella actriz, de cuerpo escultural, de pechos inabarcables como bien dices, eligiendo unas escenas en las que aparece de una forma tremendamente sensual y femenina. Poseedora de un cuerpo y rostro perfecto, a la altura de otras grandes Divas del celuloide a las que para nada puede envidiar.
    Gracias de corazón por tan bello homenaje y por que perdure en nuestra memoria esas maravillosas películas y sensuales escenas de la bellíssima Isabel Sarli.
    Besosss

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    1. Isabel será eterna, Merceditass. Gracias por comentarme.

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