miércoles, 26 de diciembre de 2018

Videoteca. Ladies in boots. Siglo XXI on stage I


   Ellas no sólo son cantantes. Ellas son las mejores vendedoras de fantasías fetichistas por el mundo entero. En sus shows llenos de glamour, luces y pantallas, ellas bailan, caminan y desfilan las botas más sexies salidas de la imaginación de los mejores diseñadores. Unas botas que son el sueño y el desvelo de muchas de nosotras. Desde los años noventa hasta hoy, las cantantes pop se han vuelto influencers decisivas en la moda fetish y han ido desplazando de ese rol a las actrices que fueron durante décadas las referentes indiscutidas en la moda sexual. Los diez videos que posteo hoy pretenden mostrar un panorama de la bota femenina fetish en el siglo XXI, en particular entre el 2014 y el 2018, filmado desde los escenarios de las cantantes pop.

   Hay para todos los gustos. Botas negras, blancas, rojas, doradas y hasta verdes. Están las jóvenes estrellas de estos últimos años, están las que empezaron con el siglo y ya se han vuelto clásicas y están las maduras que siguen firmes ahí arriba, sin intención aparente de retirarse. 


Ladies in boots. Siglo XXI on Stage I



Ariana y Katy; dos reinas fetiche del siglo XXI




Puesto 10. Nicki Minaj. Swish swish (NBA Awards, 2017).

El 26 de junio de 2017, la NBA hizo su fiesta de fin de temporada en New York y para darle mucho ritmo y color, Nicki Minaj se presentó con todo el glamour de una Cleopatra fetichista que visita la Roma antigua subida a un par de monumentales botas blancas de Pleaser y rodeada de coristas en botas negras.











Puesto 9. Britney Spears. Work bitch (Piece of me Tour, 2016).

Britney es un ícono sissy pero no suele estar relacionada con el mundo del fetish. Por eso me gustó rescatar este gran inicio del show Piece of me con Work bitchBritney aparece a los 2:00 min luego de la apertura del show.  A los 4:10, cuando se tira al piso, las botas se aprecian muy bien. 










Puesto 8. Jennifer Lopez. On the floor (Tidal Concert,  2017).

Tidal X Brooklyn Benefit Concert fue un show con fines humanitarios para las víctimas del huracán que devastó Puerto Rico. Jennifer Lopez en botas rojas rompe el escenario con su melena larga, sus meneos y su culo bombón asesino en su clásico latino On the floor. 







Puesto 7. Katy Perry. Dark Horse (Witness Tour, 2018).

Con botas y minivestido dorados, Katy se muestra en Argentina con la armadura de una guerrera galáctica llegada desde California. Toda dorada , hasta en sus botas. 









Puesto 6. Beyoncé. Crazy in love (Formation Tour, 2016).

Otro momento de botas rojas, filmado desde muy cerca del escenario. Beyoncé y sus coristas recorren la pasarela que se acerca al público del campo como si fueran sensuales topmodels en botas rojas, al estilo del musical Kinky Boots. 







Puesto 5. Ariana Grande. Problem (Billboard Music Awards, 2014).

Nacida en 1993, Ariana es la chica del ponytail en el pelo y las botas altas. Ella representa una enorme influencia femenina para las jóvenes occidentales de hoy, como Madonna lo fue para las de mi generación. Ha sabido moverse con mucha gracia en el salto de ser ídolo adolescente teenager a mujer joven y sensual. Ojalá que sepa manejar su carrera y su vida personal para mantenerse en lo alto. Mientras tanto, disfrutamos de sus canciones, de su linda voz y de su estilo desenfadado, una interesante mezcla entre lo sexy y lo funny. En esta presentación junto a Iggy Azalea, apuesta fuerte por el blanco y negro, en la ropa y en las botas







Puesto 4. Kylie Minogue. Spinning around, (Kiss me once Tour,  2015)

Una de las más grandes boteras de todo los tiempos que a los cincuenta años se niega a colgar las brillantes y bien altas botas negras. Ahí está Kylie arriba del escenario para demostrar que las mujeres no necesitamos ser jóvenes ni tener piernas interminables de topmodels para divertirnos y seducir bailando bien arriba en botas de tacón.








Puesto 3. Rihanna. Bitch better have my money (iHeart Radio Music Awards, 2015).

Bajar de un helicóptero con botas altas vinílicas y un abrigo de piel, todo color verde furioso. No podía ser otra que Rihanna, aunque esta canción debe ser la que menos me gusta de  todo su repertorio.









Puesto 2. Madonna. Human nature - Hung up (Coachella, 2015).

Mientras el rapero Drake, de veintiséis años, interpretaba su set en el Coachella Festival del 2015, Madonna apareció en el escenario con el playback de Human Nature combinado con Hung up. Al terminar, le devoró la boca con un largo beso pero él reaccionó con desagrado, limpiándose. 

Al otro día, pretendiendo arreglarla, Drake tuiteó Don't misinterpret my shock!! I got to make out with the queen Madonna and I feel 100 about that forever. Thank you @madonna. Pero nadie le creyó. Frente las críticas, ella reaccionó como siempre doblando la apuesta  If you don't like me and still watch everything I do... Bitch,  you're a fan. 

Las botas que usó Madonna en Coachella son las Nunka de Givenchy. Son botas laced up-open toe (abiertas en los dedos y atadas con cordones a lo largo de toda la caña). Lo que no se sabe es cual era el glossy lipstick que usó en los labios y que tanto desagrado le provocó a este pobre muchacho Drake. 







Puesto 1. Lady Gaga. A-Yo. John Wayne (Victoria's Secret Fashion Show, 2016).

La reina de las plataformas se robó el show de Victoria Secret's 2016, realizado en el Gran Palais de París. Lady Gaga cantó dos canciones de su album Joanne mientras las angelitas de VS desfilaban a su lado. Lo mejor llega a 1:05 min cuando las modelos las rodean mientras ella se calza las botas y luego pasea por la pasarela con sus imponentes botas de plataforma con tacones de diez pulgadas de alto. Para completar el fetiche, Gaga usó un catsuit de Yves Saint-Laurent y un sombrero con flecos decorados con cristales Swarovski. 

Algunas vistas de las botas que Lady Gaga solía usar en actuaciones y shows en 2016 y 2017 están en ésta entrada del blog. 









Kylie y Madonna, la eterna vigencia de las boteras maduras




Feliz 2019 Sado Sensual y Femenino


Jennifer Lopez


lunes, 17 de diciembre de 2018

El poder del símbolo fetichista





   El universo del sado Femdom tiene su Big Bang en el deseo que la mujer fetiche genera en sus adoradores. Esa adoración tiene una fuerte impronta estética y simbólica. A partir de la estética fetish, las mujeres sádicas y nuestros esclavos y esclavas recreamos antiguos rituales de vampiresas y víctimas, de flageladoras crueles, de humilladoras, de maridos cornudos que acompañan a esposas insaciables.

   En el mundo occidental de hoy, existe una identificación inequívoca entre ciertas vestimentas y rituales con el dominio sexual que algunas mujeres ejercen sobre otras personas que desean ser dominadas por ellas. La identificación entre esta forma de sexualidad y sus símbolos fetichistas ya tiene alcance universal. El poder sexual de la mujer y el símbolo fetichista se han vuelto indistinguibles.

   Para las mujeres que gozamos el sexo Femdom, un collar de cuero, un par de botas o una fusta representan mucho más que adornos y vestimentas. Simbolizan una forma de vivir el sexo y hasta la vida misma. Lo mismo ocurre con la lencería, los zapatos altos y el uniforme de mucama con los que una sissy es travestida por su Ama. No son sólo bellas prendas de vestir: son elementos simbólicos indispensables para el placer sexual de ambas a través del roleplaying del sissismo. 

   En el mundo de la sexualidad Femdom, los goces se explican a través del entendimiento de un juego de símbolos por parte de personas inteligentes que son capaces de comprender lo dichos símbolos significan.






   Ni siquiera es necesario meternos en terrenos del BDSM para comprender el poder del símbolo fetichista en la construcción de la femineidad. Basta preguntarle a cualquier mujer elegante de cualquier época sobre su relación con determinados zapatos, carteras, vestidos, make-ups. Ella nos contaría como cambia su personalidad y su estado de ánimo con sólo ponérselos y mostrarse en público. El arreglo personal en una mujer puede ser visto como un cambio de piel que nos predispone a una cierta actitud y es posible conectarlo con el pensamiento mágico de los albores de la Humanidad en donde el cazador primitivo se revestía de la piel del animal cazado para absorber parte de su fuerza y poder. 

   Como todo juego, al juego del sexo Femdom se lo disfruta cuando se lo juega en serio. Cuando el artificial maquillaje que complementa al látigo de la domadora y las brillantes y negrísimas botas de tacones estratosféricos son acompañados por la personalidad y la convicción de que un poder real emana de quien viste todo esa armadura fetish elaborada hasta el detalle. Sólo entonces la parafernalia fetichista es vivida con alegría y felicidad, el nick y el nombre real casi confluyen y la máscara se parece tanto al rostro. La vida real y la sesión fetichista no están separadas por un abismo porque toda la artificialidad del rol se sostiene en base a la naturalidad con que se lo vive. Los símbolos y los rituales cobran vida propia.  No se actúa un personaje, se vive y se goza una persona.

   La adoración fetichista nos permite acceder a un mundo mágico de placeres sexuales de dominación y sumisión que serían inaccesibles por otras rutas. Si las vestimentas y rituales fetish nos provocan tanto placer que se han vuelto parte inseparable de nuestra sexualidad, es porque son el símbolo artificial  que expresa a la perfección la realidad natural de nuestras pasiones y nuestros deseos.






lunes, 10 de diciembre de 2018

Placeres femeninos. Crossdressing




 



   Soy una mujer que desde muy chica se sintió atraída por todo aquello que hoy, teorías de género mediante, podemos llamar la construcción normativa de la femineidad occidental. Para mí, el pasaje de niña a mujer fue extremadamente placentero y divertido porque no sólo implicaba volverme dueña de una sexualidad multiorgásmica. También me daba la posibilidad de explorar todos los poderes femeninos que se me presentaban desde la seducción. No era solamente reconocerme bella desde mi cara o desde las curvas de las tetas y las caderas; la condición de mujer me daba el boleto de entrada al mundo de la moda sexy, la lencería, los maquillajes, los zapatos altos y las actitudes seductoras que tanto me habían atraído en las mujeres que admiraba cuando era chica, cuando empezaba a descubrir la existencia de una conexión indestructible entre la femineidad y la belleza y de ambas con el poder.

   En aquellos años, yo no era consciente de que a muchos varones les eran negadas las mismas atracciones hacia lo femenino que yo sentía. Hoy, habiendo pasado muchos años y experiencias de vida, con familias felices formadas o cargando divorcios conflictivos, me los encuentro en fiestas alternativas pero sorpresa!, ahora ellos también se vienen vestidas de mina. Maquilladas a full, con pelucas vistosas y lookeadas como reinas de la noche, gozan la clandestina libertad condicional de sentirse por un rato mujeres deseadas para después volver como varones a su mundo laboral y familiar cuidando de no dejar rastros de la noche divertida.

   En el juego de ellas, no hay cuestionamiento de mandatos ni de normas de género. Tampoco les he encontrado algún interés en las muchas variantes de la diversidad sexual. No pertenecen al ambiente gay ni tampoco desearían ser transexuales. Son muy respetuosas del concepto binario clásico hombre – mujer y el placer reside justamente en saltar de uno a otro, sin mezclarlos jamás. Para ellas, ser mujer es cumplir al detalle con un estereotipo femenino que para la mayoría de las mujeres biológicas ya está pasado de moda. Un estereotipo que define a la mujer desde la artificialidad y que es abominado por muchas feministas. Ese es su pasaporte a un mundo secreto de delicias prohibidas.

   Siempre están las que necesitan ponerse encima toda la parafernalia femenina para poder dejar fluir con libertad a sus deseos homosexuales. Pero me inclino a pensar que para muchas de ellas, levantarse un chongo no es el objetivo de la noche sino apenas un complemento a esa imagen de seducción que se autogestionan desde la fantasía. Como muchas de nosotras cuando nos descubrimos mujeres en la adolescencia, las crossdressers están enamoradas de su propia construcción, de su rol, de su espejo. Lo viven como una experiencia erótica y fetichista o como unas vacaciones divertidas después de tantos años de cumplir con un aburrido y asexuado rol masculino. Sus acompañantes varoniles sólo vienen a completar la foto. El sexo puede estar o no, pero no importa tanto.

   La pasión con que millones de chicas cross en todo el mundo llenan las redes sociales con sus fotos es la mejor prueba que la femineidad está llena de actitudes, colores, poses y texturas que son capaces de generar placer. Hay una sensualidad fetichista propia del mundo femenino que excede el terreno de lo simbólico. Es algo real, que se toca y se siente. Es placer físico.

   Ponerte uniformes, caminar sobre tacos altos moviendo el culo, jugar por un rato a ser una dama, una puta, una secretaria....cuando te ves arreglada frente al espejo de acuerdo a tu fantasía femme, te sentís linda y sentirte linda, además de darte placer, te da regala un morbo adicional. Te sentís deseada como mujer por vos misma.

   A través de la ropa de mujer, de las pelucas y del maquillaje, algunos hombres consiguen acceder al goce de un poder erótico que la biología les ha negado. El poder sensual de la femineidad. Ojalá muchas mujeres que conozco se inspiraran en ellos como ellos se inspiran en las más bellas de nosotras.



Being female is a matter of birth. Being a woman is a matter of age. But being a lady...that's a matter of choice.  




lunes, 26 de noviembre de 2018

Videoteca. Ladies in boots. Los 60's (1968 - 1969)



   Me invade una cierta melancolía al presentar este nuevo topten de videos fetichistas porque es el cierre de un estudio que inicié junto con mi esclavo marido el año pasado sobre la historia del fetiche de la bota femenina que coincide cronológicamente con la historia de la moda femenina de los años sesenta.

   Fue un trabajo hecho con amor y dedicación que nos exigió horas de búsqueda en Internet para encontrar la información, analizarla y agruparla en columnas que se refieren a algunos diseñadores que marcaron tendencia y a historias de la época. Hoy siento que me estoy despidiendo de una vieja amiga, la bota de los gloriosos sixties.

   Cuando la diseñadora de calzado Beth Levine caminaba por Nueva York a principios de los años sesenta calzando las primeras botas fashion fabricadas en su tienda, la gente solía mirarla con una expresión extraña y algún gracioso alguna vez le preguntó donde había dejado su caballo. Hasta ese momento, las mujeres sólo habían usado botas para tareas campestres y utilitarias, nunca por placer. Menos de diez años después, las botas femeninas eran un must en la moda que se expandía desde las pantallas del cine y las vidrieras de las tiendas hacia la sexualidad. La principal embajadora del nuevo estilo a quien todas las chicas imitaban era Brigitte Bardot y aquella histórica bota thighhigh de taco bajo con la caña por encima de la rodilla fue conocida como la bota Bardot y jamás pasaría de moda en las décadas siguientes.

   Al mismo tiempo, el alto precio de las botas de cuero había generado un verdadero boom en el uso del plástico que dispararía la siguiente fase en la historia del fetiche. El vinilo no sólo era un material más económico. También era más flexible, lo que permitía a los diseñadores jugar con una amplia variedad de posibles ideas y además ampliaba la paleta de colores. Comenzaron a aparecer botas de cañas brillantes y en audaces colores: el reino opaco del marrón, del negro y del blanco comenzó a ser desafiado por botas plateadas, rojas, doradas, violetas, rosadas....

   En los años finales de los sesenta, las botas ganaron en brillo y colorido, se hicieron cada vez más altas sobre los muslos y el uso del vinilo permitió un perfecto agarre en la caña y en la rodilla. El efecto visual de la combinación bota - minifalda fue tan notorio que las nuevas botas fueron enseguida adoptadas como accesorio sexual favorito por las chicas sexies de las discotecas y por las prostitutas. Se abría un excitante panorama sexual que se vio reflejado en el cine a través de las bellas actrices de la época,una época revolucionaria y maravillosa y hoy quiero revivirla en mi Magazine.




La famosa foto de Brigitte Bardot tomada por David Bailey



Jane Fonda en las botas blancas de Barbarella










Ladies in boots. Los 60's. (1968 - 1969)



Puesto 10. Susan Oliver. The monitors (1969).

 
El mejor estilo Bardot pero protagonizado por una serie norteamericana de fines de los sesenta. La escena es muy sexy, una bella rubia en botas blancas, improvisa un striptease rodeada por fotógrafos. Sus movimientos son muy sissies!







Puesto 9. Isabella Biagini. Gli infimieri della mutua (1969).

 
La clásica comedia picaresca italiana es una fuente inmortal de fetiches vintage. Isabella Biagini se desviste en consultorio médico para quedar, graciosa y sensual, en lencería y botas violetas oscuro. 







Puesto 8. Adrienne Corri. Moon Zero Two (1969).

 
Una exhibición de los uniformes fetichistas que usaban las astronautas en las series de ciencia ficción de los sesenta. Adrienne Corri, con casco y botas violetas, parece recrear en un set televisivo un desfile de las coloridas y brillantes botas vinílicas que popularizara Pierre Cardin.   










Puesto 7. Mónica Vitti. La femme ecarlate (1969).


La rubia Mónica Vitti es una de mis diosas favoritas en el sagrado panteón de las históricas italianas fogosas. Es la protagonista de La femme écarlate (1969) y se luce en estas escenas con un soberbio tapado en leopard print con botas altas de cuero negro, protagonizando una historia romántica ambientada en París.









Puesto 6. Barbara Angely. Click, fotógrafo de modelos (1968).


Otra rubia muy estilo Bardot en un film mexicano. El estilo de Brigitte se expandía por todo Occidente. 








Puesto 5. Valerie Leon. Zeta One (1969).

 
Una tonta comedia de ciencia ficción que nos sirve para deleitarnos con la deliciosa moda del swinging London. Valerie Leon y Brigitte Skye en minivestidos color naranja y botas blancas, traman un secuestro en el Soho londinense. Valerie es la más alta de las dos y es la que lleva el pelo más largo.








Puesto 4. Nancy Sinatra. Sugar Town (1968).


Sobre el éxito de This boots are made for walking, Nancy Sinatra realizó varios duetos con Elvis Presley en alguna de sus películas y casi siempre vistiendo minivestidos y botas. Este es el video promocional de otro éxito de 1968, Sugar Town, con un conjunto a lunares muy sissy.









Puesto 3. Brigitte Bardot . Comic Strip (1969).


Un video muy gracioso de Brigitte Bardot caracterizada como una superheroína en botas y catsuits, con una melena negra con flequillo muy diferente a la rubia tradicional. 









Puesto 2. Jane Fonda. Barbarella (1969).


Para 1969, los diseños de Courrèges, Paco Rabanne y en especial de Pierre Cardin, habían llevado a las botas hacia las fronteras de lo futurista y la ciencia ficción. Pero cuando se habla de las botas de la astronauta más sexy, las botas que marcarían a fuego la imagen fetichista de esta época, hay que remontarse a un oscuro diseñador italiano de trajes para teatro llamado Giulio Coltellacci. Fue él quien diseñó las botas blancas - plateadas que se sujetaban por una tira negra al corsette con las que Jane Fonda desembarcaría en el planeta Lithion para llevar a cabo su misión de rescate.









Puesto 1. Brigitte Bardot. The bear and the doll (1969).

Hermosa y seductora con sombrero y minivestido a tono con sus botas rosa pálido, Brigitte Bardot es una doll en esta película de 1969, cuando estaba en su momento cumbre.








Brigitte, Nuestra Señora de las Botas







lunes, 19 de noviembre de 2018

La historia de la bota femenina. Honor Blackman y las kinky boots





   La serie británica The Avengers de los años sesenta marcó un antes y un después en la historia de la TV y más sutilmente, en la forma en que las pantallas mostraban al género femenino. Desde la primera temporada de The Avengers, los espectadores pudieron deleitarse y asombrarse contemplando a una mujer independiente y resuelta, con habilidades en artes marciales y que estaba a la par de su coequiper masculino (el inolvidable gentleman Patrick McNee) en cuanto a inteligencia y poder de resolución para enfrentar casos policiales. Cathy Gale era su nombre en la ficción. Ella era Honor Blackman.

   Michael Wittaker fue el vestuarista encargado de los diseños de Honor, que incluian cuero, catsuits y por supuesto, botas. El blanco y negro de la serie resaltaba el leather  look que era totalmente innovador si se lo comparaba con los estereotipos femeninos que aparecían en la TV de entonces; casi todas las chicas cumplían prolijamente sus roles de femme fatalesamas de casa, secretarias o las girl’s next door. Podían ser seductoras pero la pasividad era la norma. Los trajes de Honor, pensados inicialmente para darle poder y comodidad en las escenas en que luchaba y perseguía delincuentes, se volvieron rápidamente un clásico del sado y las botas que calzaba empezaron a ser conocidas como las kinky boots. La noción feminista que impuso The Avengers no era solamente presentar a una mujer como una líder, en igualdad con el hombre, sino la convicción de que su poder femenino la volvía más atractiva. Female power y sex appeal, todo en uno. Un cronista de la época la bautizó como la leather fetishist pinup.

   Cabalgando en la ola del éxito y para ganar más con la fuerte imagen fetichista de Honor en la serie, Patrick y Honor aceptaron en febrero de 1964 grabar un single pop titulado precisamente Kinky Boots. Según Honor, intentar grabar la canción fue al principio una pesadilla. Patrick desafinaba todo el tiempo y por eso el productor decidió que era preferible que recitara la letra. Fue como una broma, nos divertimos mucho haciéndola.







   La letra es explícita y no deja dudas sobre su mensaje Femdom. Las botas de Cathy Gale eran en 1964 un símbolo de female power y ya no estaban asociadas a un personaje femenino individual sino que representaban todo un estilo de sexualidad.

Everybody's going for those kinky boots, kinky boots, (boop, boop) Kinky boots, It's a manly kind of fashion that you borrowed from the brutes, Borrowed from the brutes, (boop, boop) Kinky boots. Fashion magazines say wear 'em, And you rush to obey like the women in a harem.

Full length, half length, Fully fashion calf length, Brown boots, black boots, Patent leather jackboots, Low boots, high boots, Lovely lanky thigh boot, We all dig those boots. Everybody's crazy for those kinky boots, kinky boots, (boop, boop) Kinky boots, And whether you're in evening dress or bathing suits, You wear boots, boots, kinky boots. There are twenty million women wearing kinky boots, kinky boots, Puss in boots, Footwear manufacturers are gathering the fruits, Gathering the fruits, (boop, boop) Kinky boots.

Advertising men say try 'em, And you all run amok like a flock of sheep to buy 'em. Sweet girls, street girls, Grumpy little beat girls, Square girls, cool girls, Sexy little schoolgirls, Maiden aunties, Mayfair debutantes, They all dig those boots. Everybody's rushin' for those Russian boots, Prussian boots, (boop, boop) Kinky boots, Both: Cover up those slender little tender foots with kinky slinky, Leather is so kinky, Come and get those kinky boots, boots, kinky boots.






   Con los años, la expresión kinky boots se volvería un clásico para definir en idioma inglés a la bota fetichista, a su condición de símbolo de la femineidad agresiva y del sado Femdom. Décadas después del lanzamiento de la travesura de Honor y Patrick, Kinky Boots, un musical de Broadway, daría la vuelta al mundo presentando un elenco de dragqueens montadas sobre unas parafernálicas botas rojas con unos tacones y unas plataformas que ni Honor ni sus vestuaristas de aquel lejano año de 1964 hubieran imaginado que alguna vez iban a existir .





   Miss Honor Blackman – Miss Cathy Gale fue mucho más que la precursora de una mujer fuerte e independiente. El tono fetichista de su vestimenta trajo a la luz toda una subcultura leather que promovía un estilo de sexualidad BDSM que hasta entonces se había movido en las sombras de la noche londinense, promovida por revistas semiclandestinas como AtomAge. La actitud de Cathy Gale, sus botas y sus hazañas sometiendo a los bad boys de la serie a puro karate y cuero, despertaron toda clase de fantasías Femdom en muchas mujeres y también en muchos hombres que quizás desconocían sus tendencias sumisas. 

   El carácter Femdom de The Avengers se reforzaría en el siguiente ciclo de la serie, protagonizado por la sexy Diana Rigg como Miss Emma Peel. Sería Diana y no Honor quien encarnaría para la posteridad a la Femdom británica por excelencia, dominante y glamorosa a la vez. Pero nadie que ame el fetiche debería olvidar a Cathy Gale, la adelantada institutriz del mundo del cuero y las botas. En palabras de Brian Clemens, productor de la serie: Cathy was the first really emancipated feminist and I'm quite proud that we did it first. Fue gracias a mujeres como Honor Blackman que el feminismo y el fetichismo, dos conceptos hasta entonces separados, comenzaron a caminar juntos de la mano calzando las primeras kinky boots.



Una protagonista del musical Kinky Boots










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