miércoles, 17 de marzo de 2021

Adulterio Femdom (parte II)

 



   

   El pilar básico de la organización de la sociedad es el derecho a la herencia. Así es como la sociedad organiza el drama de la muerte de sus individuos y la continuidad jurídica de sus sucesores. Todo este edificio social se apoya en una piedra fundamental: los padres reconocen a los hijos porque saben que son suyos.

   Quienes insisten en proponer una absoluta igualdad en las relaciones entre hombres y mujeres, olvidan o quieren olvidar que en lo más profundo de nuestra biología late el viejo poder del sexo procreador que nos recuerda que sólo nosotras las mujeres sabemos que nuestros hijos son realmente nuestros.
 
   El uso masivo de profilaxis y anticonceptivos no ha conseguido apagar la hoguera del ancestral temor masculino a la bastardía y el consecuente rechazo social que persigue a la mujer cuya conducta sexual genera sospechas. Un panorama demasiado tentador para que las maestras del morbo no incluyamos esta bomba explosiva en nuestro arsenal de armas sádicas. A su vez, la potencia de la explosión es demasiado violenta para que no excite a aquellos endiablados capitanes de la fantasía; me refiero por supuesto a los esposos sumisos fetichistas. Ellos han desarrollado con su fantasía de cornudos un capítulo aparte en el BDSM, quizás el más controvertido de todos, que está alejado de toda técnica de castigo, restricción o disciplina pero crece arraigado en uno de los más profundos mitos sexuales: el de la mujer casada y con hijos que a la vez se comporta como una devoradora de sexo que nunca tiene suficiente. Pobrecito, él está casado con una esposa puta. Para la sociedad que lo rechaza, su goce es un no – goce, es una carencia que predispone a compadecerlo por su evidente falta de autoestima.

   Una discoteca swinger que permite el sexo en sus reservados puede ser el escenario perfecto para que una esposa puta cometa sus crímenes de sexo y erotismo en forma semipública para goce de su marido cornudo y humillado sin arriesgarse en citas clandestinas. La vista de los demás es esencial para el placer de la práctica porque lo más desafiante y atractivo tanto para el cornudo como para ella, es el rechazo social que provoca el cuckolding. Un rechazo que abarca a las comunidades BDSM cuyas líneas de conducta suelen estar determinadas por los amos varones, siempre reacios a aceptar las experiencias que vienen del lado Femdom. También al ambiente swinger, casi siempre cerrado a todo lo que no sea el intercambio cruzado entre parejas hetero.

   No es mi intención promover el cuckolding como un ideal de relación sexual para parejas jóvenes. Cada mujer sabrá hasta donde llegar en el juego fantasioso. Me consta que mi esclavo marido y yo tenemos una relación mucho más profunda desde que nos aventuramos en ese territorio. Ellos no son nuestras víctimas. Son amantes embelesados por las artes eróticas de sus damas que los seducen desde su pornográfica forma de vivir el sexo. Ellas son las multiamantes multiorgásmicas y ellos son los elegidos para el verdadero amor. El placer físico es todo de ella pero él lo comparte desde su mirada cómplice. Nunca figura en los pensamientos de una esposa cuckoldress el humillar y herir a su marido delante de otros hombres. Por más que parezca lo contrario, la esposa adúltera y su cornudo son muy felices justamente porque así han construido su relación y su vida sexual. Detrás de la fiesta del libre sexo recreativo por parte de la mujer casada, se esconde una personalísima forma de relacionarse en pareja estimulando el diálogo y el autoconocimiento.

   El cuckolding no es humillación. Es otra forma de amor. Es amor adúltero.




8 comentarios:

  1. Yo entiendo poco de este tema, pero hoy en día hay muchas formas de entender el amor entre parejas, y si hay consentimiento entre ambos, hay una enorme cantidad de hombres a los que no les importa que sus mujeres se acuesten con otros, digamos que disfrutan viendo o imaginándose a su mujer con otra persona.
    Gran post, querida Mistress Roxy

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    1. Hola Merceditass, claro que ellos disfrutan mirando...pero lo más lindo es lo que disfrutamos nosotras. Lo que mi esclavo marido y yo queremos destacar es la trayectoria histórica de este fetiche.
      un beso

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  2. Me hubiera gustado mucho nacer mujer y ser como Ud Mistress Roxy

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    1. Gracias. Tu elogio hace vibrar mis cuerdas íntimas

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    2. Estas enojada. Muy enojada. Creo leer una cosa personal en vos lo cual te muestra absolutamente hermosa. Te muestra mujer, te muestra madre, esposa, urbana, activa. Te desnuda ante la lectura (puede ser que me equivoque). Hiciste cuckholding y te jodió? No fijaste los limites? O cambiaron tus limites? La mente tiene una gran capacidad y es ser plastica ( no de plastico). La plasticidad de nuestra mente nos abre nuevos caminos pero nos cierra otros, son como elecciones, son como los aburrimientos. Yo no puedo escuchar las nuevas musicas porque ya las escuche hace 50 años, me aburre (y lo nuevo es el reaggeton... o sea) . Nunca se pesca dos veces en el mismo rio. La mente lo tiene bien claro. Si me equivoco... sorry. Sos una genia total.

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    3. No se si te equivocas porque no te entiendo. No sé a que viene este comentario en relacion con la columna. Lo que te aseguro que no hay enojo alguno en ningun lado

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  3. Lo único que hecho de menos por no haber nacido mujer normativa es que está sociedad me ha privado del papel de esposa puta Y de parir hijos de hombres diversos

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    1. Es cierto. pero pese a todo pudiste ser la mas puta y adorable de las travestis. Quizas, , quizas, si hubieras nacido mujer normativa, no tendrias ese fuego interno para el placer y el goce de ser puta. Te amo Julia

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