jueves, 22 de diciembre de 2022

Mi Ama, mi esposa (parte II)



   Alguna vez escribí que una relación de pareja caracterizada por la dominación femenina se inicia cuando una de las partes, al encontrar a la otra, frota la lámpara y el poder erótico de la mujer se revela en todo su esplendor para placer y goce de ambos. Gran parte de las cuestiones que suelen discutirse en los ámbitos de debate sobre sexualidad tienen que ver con las consultas de innumerables hombres que desean despertar a su Blancanieves perversa y alcanzar ese primer encuentro mágico a partir de la cual ella será su Ama y vivirán felices por siempre.

   Si buscas que tu esposa se convierta en esa Señora con la que sueñas, de aspecto imponente y que guste de usar ropa fetichista, adórala como tal. Preocúpate que ella pueda relacionar el juego de la dominación femenina con su propia diversión. Que lo haga por su egoísta y sensual placer, no por caridad hacia un marido pajero. No pretendas dirigir la sesión ni mucho menos el sexo en la cama matrimonial. Que realmente tu esposa sea Tu Ama.

   Tampoco la desafíes pretendiendo conseguir ser castigado de la forma en que quieres. Ese es un error muy común en masocas no sumisos. Las Dóminas no son como los patéticos masters de las sumisas que juegan a ser nenitas irresponsables que se portan mal para llamarles la atención. Una mujer como las que te gustan va a exigir ser adorada como la diosa que es y no va a encontrar ningún placer soportando a un neurótico que se hace pasar por el chico malo cuando sólo pretende un servicio de spanking gratuito más mamada.

   Y quizás lo más importante, aprender a separar la fantasía de lo posible.

Estás realmente seguro que querés ser su marido cornudo? 

Estás realmente seguro que querés que ella te ate, te pise y te sodomice? 

Estas realmente seguro que aceptarías ser sissificado y presentado vestido de nena a sus amigas? 

De verdad soportas el dolor? 

Estás realmente dispuesto a poner tu tarjeta de crédito para comprarle los bolsos y las botas de lujo que le prometes? 

   Si la respuesta es no, o no conoces la respuesta, no propongas y mucho menos prometas cosas sin saber lo que realmente significan cuando se convierten en realidad.

   Los varones sumisos que tienen a una Dómina en sus parejas, no sòlo tuvieron suerte en encontrarlas. Hicieron méritos para conservarlas.


FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO 2023





martes, 13 de diciembre de 2022

Latexmanía en la historia




   Durante las últimas décadas y a través de un lento proceso de asimilación, la ropa fetichista que sólo habitaba en los vestidores de los burdeles y los dungeons de las dominatrices profesionales se ha integrado cada vez más dentro del rostro cambiante de la moda. Las botas altas, la lencería más atrevida y el cuero protagonizan desfiles sin alterar las pulsaciones pero basta que aparezca una modelo enfundada en latex para que las cejas se levanten en señal de admiración o de rechazo.


Mistress Eve





   Desde el 2019 y más claramente en la postpandemia, las modelos en ropa de latex desfilaron su glamour BDSM para muchas de las grandes marcas como Vivienne Westwood, Balmain, Moschino, Thierry Mugler y Raf Simons y los looks de látex en las Met Gala neoyorquinas y diversas alfombras rojas son comentados durante semanas enteras.

   Las chicas del pop y el hip hop no se quedan atrás; el guardarropa de latex es amado por estrellas como Cardi B, Katy Perry, Ariana Grande y Nicki Minaj. Esa moda ha desempeñado un papel protagónico en algunos de los momentos más cruciales de la cultura pop de la década. El hit de Rihanna S&M fue un golpe directo de fetichismo explícito comparable a aquellos legendarios videos de Madonna de fines de los noventa. Y por supuesto, si hablamos de fetichismo en los escenarios, cada presentación de Lady Gaga es una invitación a gozar de la mejor moda en latex, cuero y goma. 

   El del latex ha sido un largo viaje: desde las selvas tropicales hasta las mazmorras secretas de las dominatrices y ahora a los desfiles de la alta moda. El uso del caucho natural se remonta a culturas maya, azteca y olmeca (olmeca es una palabra que significa pueblo del caucho. América del Sur fue la principal fuente de látex hasta 1876 cuando fueron contrabandeadas las semillas de árboles de caucho amazónicos desde Brasil a Inglaterra. Así la obtención del latex se abrió paso hacia India, Sri Lanka, Indonesia y Malasia, países que hoy se encuentran entre los mayores productores de caucho natural. 

   La invención del impermeable Mackintosh en 1824 generó una comunidad particularmente leal de amantes del caucho. Los devotos se reunieron para fundar The Mackintosh Society, una de las primeras organizaciones fetichistas registradas fehacientemente en Inglaterra. A medida que crecía la membresía en estos círculos y se difundía la noticia de sus usos perversos, el subtexto social de la ropa de goma se volvió cada vez más tabú. Después de años en la clandestinidad, la moda salió a la luz gracias al pionero diseñador británico John Sutcliffe, quien creó el primer catsuit del mundo: el prototipo de prenda fetichista de goma. Aunque su intención inicial al lanzar la marca AtomAge era fabricar ropa resistente a la intemperie para ciclistas, se hizo cada vez más evidente que sus diseños eran más codiciados para uso privado que para uso público. 

   La serie británica de espías The Avengers fue clave para difundir este tipo de ropa fetichista a la vista de todo el mundo. La protagonizaba una heroína feminista, Cathy Gale, interpretada por Honor Blackman y posteriormente y con mucho más éxito Emma Peel, por Diana Rigg. Con Emma Peel como arquetipo mediático, la apariencia no era sólo sexy sino también dominante y poderosa. La asociación con el BDSM era muy evidente. Emma Peel no sólo era una bella detective. Era una dominatriz. 

   Sutcliffe fundó AtomAge Magazine en 1972. La revista estaba llena de ingeniosas y eróticas imágenes de bondage fetichista y obtuvo un gran número de seguidores en la escena de la moda en Londres. Atrajo la atención de los pioneros británicos del punk, Vivienne Westwood y Malcolm McLaren, dueños de una boutique londinense en Chelsea llamada Let it Rock. Su famoso escaparate pasó a llamarse SEX en 1974, marcado por un letrero gigante hecho de goma rosa. Las prendas de látex eran marca registrada en SEX, donde pululaban fetichistas mezclados con la subcultura de los jóvenes punks. Con Westwood a la cabeza, la goma, el latex y todos sus estigmas se convirtieron en símbolos de rebeldía además de conservar su aura BDSM. Valerie Steele en su libro Fetish: Fashion, Sex & Power cita a Westwood: La ropa de caucho es aparentemente restrictiva, pero cuando te la pones te da una sensación de libertad. Esa contradicción sigue plenamente vigente.
 
   En los años noventa hubo un resurgimiento del interés por Emma Peel y The Avengers. Varias protagonistas femeninas en películas de acción como Michelle Pfeiffer en Batman Returns, Angelina Jolie en  Tomb Raider, Carrie Ann Moss en The Matrix y Cameron Díaz y Drew Barrymore en Charlie's Angels se vistieron siguiendo su ejemplo. También lo hizo Madonna para su video Human Nature.  

   Las connotaciones subversivas y estigmatizantes del Rubberwear, como se lo llama en el mundo anglosajón, han sido reemplazadas cada vez más por una asociación con el creciente poder femenino en el siglo XXI. La nueva mujer con poder no rechaza el latex.  Tan pronto como me lo probé, me sentí como una supermujer y supe que quería usar esta tela para diseñar ropa, ya que pensé que otras mujeres podrían tener la misma sensación, dice Atsuko Kudo, la diseñadora de moda japonesa-británica detrás de Lady Gaga y Miley Cyrus. El latex dice: soy yo, hago lo que quiero, acepto lo que soy y lo disfruto. Ya no es un tabú, pero todavía tiene la capacidad de impactar.





Si esta lectura te interesó, te recomiendo:

London Leather. John Sutcliffe y AtomAge

London Leather. AtomAge Pictures

Felinas en catsuit. Homenaje a Diana Rigg




Mistress Eve



miércoles, 7 de diciembre de 2022

Honeyhair


   El uso del latex como prenda fetichista no escapa al gran océano de contradicciones en el que nadamos las dóminas y los sumisos. Las prendas femeninas cuyo uso más estimula a la sumisión en los hombres son las mismas que más restringen los movimientos de las mujeres que supuestamente los dominan. El latex es el accesorio fetichista que mejor expresa dicha contradicción porque tacones altos y corsettes no dejan de ser históricas prendas femeninas, quizás quedaron algo vintage y demodé en los tiempos actuales, pero femeninas al fin. El latex en cambio tiene una innegable connotación subversiva de sexo y BDSM. Si usas latex, serás sexualizada y catalogada como pervertida a la primer mirada que recibas.

   Tan pronto como me lo probé, me sentí como una supermujer y supe que quería usar esta tela para diseñar ropa, ya que pensé que otras mujeres podrían tener la misma sensación, dice Atsuko Kudo, la diseñadora de moda japonesa-británica que está detrás de los outfits de Lady Gaga y Miley Cyrus. El latex dice: soy yo, hago lo que quiero, acepto lo que soy y lo disfruto.

   En lo personal, el latex es un límite que no creo que sobrepase alguna vez. No por tabú sino por incomodidad. Jamás me tomaría el tiempo que lleva ponerlo y sacarlo, ni soportaría tener sumisos valets para ayudarme en la tarea. Para mí, no vale la pena el esfuerzo. Disfruto el latex admirando a las jóvenes y delgadas bellezas fetichistas que lo lucen en todo su fulgor en mi blog como Mistress Eve, como Slavena Tiger y como esta hermosura que traigo hoy. Honeyhair. Y de paso, envidio sin remordimientos los increíbles tacones de sus botas. 




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