Estoy en contacto,
generalmente via Facebook, con muchas crossdressers y también sissies, con
distintos grados de dedicación a su afeminamiento. Desde aquellas ya
acostumbradas a la rutina de montarse y desmontarse, de maquillarse y
desmaquillarse como lo hace cotidianamente cualquier mujer biológica hasta la
que sólo una vez lo hizo a escondidas de la esposa y quedó flasheada por la
sensación.
Esta columna no está
dirigida a los que están plenamente seguros de qué es lo que quieren, que disfrutan sin dudas del roce de las prendas femeninas y sólo buscan empatía y no una opinión cuando conversan
conmigo o con cualquier otra mujer. En cambio noto en las más inexpertas un deseo de agradarnos, de que alguna vez podamos compartir juntas un momento
en femme sin que nos resulten chocantes o agresivas.
Mis amigas Dóminas y yo
estamos coincidiendo en que para empezar deberías bajar tu nivel de ansiedad,
expresada en la urgente necesidad de pasar de camionero a dragqueen en menos de una hora. No estoy desmereciendo tus fantasías ni juzgándolas
peyorativamente: estoy explicando que si tu deseo no es masturbarte a solas
sino poder compartir momentos femeninos entre mujeres, debes tomar en cuenta lo que Nosotras opinamos sobre tu estilo.
Feminización implica
que alguien (una Dómina por ejemplo) te feminice y te convierta en la mujer que
ella cree que debes ser. Una Dómina no es una mano maquilladora experta que traduce
tus deseos sobre tu rostro. Si eso es lo único que deseas, págate una
profesional para vivir tu fantasía y listo. En tu perfeccionamiento como hembra, puede que necesites dejar de lado
algunas ideas preconcebidas para presentarte como una hoja en blanco en la que una mujer
sensual pueda dibujarte.
Cuando asisto a fiestas mixtas, a veces discuto con supuestas travestis sumisas que llegan con exigencias y autorregulaciones sobre lo que debe ser su conducta y
su look. OK, todas tenemos modelos femeninos, yo también los tengo, pero cuando la
distancia entre la modelo y tu realidad es un abismo, no esperes contar con mi aprobación. El resultado nunca va a ser
positivo. Cuando recién te inicias a jugar en público, y mucho más cuando lo que buscas es la
aceptación femenina, es saludable y necesario que le pongas un filtro a la
ampulosidad fetichista con la que seguramente fantaseaste durante tanto tiempo. Una sobredosis
de femme fatale puede serte fatal y generarte muchas frustraciones.
Una Dómina puede ser tu mejor
asesora, no desde un punto de vista arbitrario - controlador sino erótico -
potenciador. Las mujeres sexuadas sabemos como sacar el máximo partido de la
potencialidad femenina que habita en nuestro cuerpo biológico. Sabemos qué
conviene reforzar y qué conviene esconder en cada caso. Si bien el lipstick y
el rimmel son poderosas armas de seducción, también es cierto que debes
aprender a usarlas para sacarles el máximo provecho. No todas las faldas ni todos los vestidos te favorecen. Usar tacones muy altos requiere de entrenamiento para poder caminarlos con gracia. No siempre la
peluca larga y estridente es la que te va a quedar mejor. Si quieres sentirte mujer entre las mujeres, mi consejo es que al principio dejes un poco de lado a la hembra fabulosa que habita tu mente pero que no guarda ninguna relación con tu propio cuerpo y a la que nunca podrás construir en media hora y con lo poco que conseguiste a mano.
Cierro esta reflexión que es poco fantasiosa pero muy realista, con una frase de mi amiga sissy sumisa niní, que siempre da en el blanco
Si bien nadie se trasviste
para parecerse a su tía jubilada, también es cierto que es mejor mantener lo
verosímil y controlar la audacia de lo que pretende llevarse. Una cosa es una dragqueen
que se produce para hacer perfomances y otra un passable crossdresser o sea
alguien que intenta pasar por aquello de lo cual se viste.