A vivir la Pareja Femdom! (parte II)

 

Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas la responsabilidad de completar lo que nos falta.

John Lennon

   No deja de ser irónico que el autor de esta frase sea el mismo que alcanzó años después su completitud cuasiperfecta de la mano de su matrimonio con Yoko Ono y juntos hayan sido uno de los mejores ejemplos de pareja artista masculino - musa inspiradora.

   Me ha tocado ser testigo de algunos encuentros afortunados de medias naranjas que se conocieron motivados por el gusto común por algún fetiche sexual, se descubrieron como naranjas enteras y hoy van por el mundo juntos y muy felices. Habiendo recorrido por años las sadopistas de la mano de mi propia media naranja, mi esclavo marido rebautizado cheshirecat, puedo atestiguar que muchas personas siguen buscando fantasía sexual mediante a su media naranja con fervoroso deseo. Hoy quiero poner por escrito mi creencia de que el hallazgo de la media naranja desparrama alegrías y asegura una estabilidad emocional ideal para hacer volar en la realidad a cualquier fantasía previa. En el caso de mi pareja, la dominación es evidente; somos una pareja Femdom 24/7 y no lo ocultamos. Mi media naranja es sumisa.

   Se suele llamar 24/7 a la relación de dominación - sumisión que se desarrolla en lo cotidiano, es decir durante las veinticuatro horas del día durante los siete días a la semana. Algunos sostienen que el 24/7 es una fantasía porque nadie vive en rol todo el tiempo. Quienes así piensan creen que la sexualidad de dominación y sumisión se limita a la sesión y a sus protocolos BDSM. Es muy común que se nos pregunte a las mujeres dominantes casadas con maridos sumisos cómo hacemos para congeniar el sexo Femdom con la vida en familia. Mi respuesta es que el BDSM no es otra cosa que una forma muy particular de sexo y los hijos no deben tener contacto con la vida sexual de sus padres. No es que mentimos delante de ellos (ya son grandes, saben lo que somos y lo que nos gusta); simplemente protegemos nuestra intimidad sexual. La clásica pregunta intimidatoria que nos suelen hacer a las dóminas casadas: Tenés a tu marido atado y enjaulado delante de tus hijos? pasa por alto que no sólo la vida sexual de una pareja es íntima sino que una dómina no es dómina por atar, enjaular o azotar. A mí no me gusta atar ni enjaular ni azotar y no me considero menos dominante por ello. El manejo de técnicas no te convierte en dominante. Es más, estoy segura que la dominación reducida a las clásicas técnicas de castigo empobrece, aburre y nos vuelve a las mujeres mansas servidoras de fantasías masocas ajenas.

   A medida que la pareja Femdom crece en experiencias y se fortifica en el amor, es inevitable que la dominación se expanda más allá del lecho conyugal o de los momentos de placer sexual. Colorea todas las experiencias vitales. Una vez que las mujeres le tomamos el gusto a empuñar el cetro y los hombres aprenden a disfrutar de su lugar sumiso al pie del trono, la dominación empieza a tener gusto a poco si se limita nada más que a los momentos de sexo. Es entonces cuando se puede decir que son Ama y sumiso 24/7. O que las dos medias naranjas se han completado mutuamente. Felicidades.

   No me creo para nada una consejera sentimental ni sexual pero puede afirmar por mi propia experiencia que a pesar de correr el riesgo de dolorosos fracasos y de sufrir más de una frustración por las heridas provocadas por alguien en quien creímos que era nuestra perfecta media naranja, hay buenas razones para no tomar demasiado en serio la frase de John que abre esta columna y buscar encontrarnos con la otra mitad, nuestra otra mitad, para gozar juntos de la gran ensalada frutal de la vida.