viernes, 12 de abril de 2019

El sadismo del BDSM casual





   Soy una mujer dominante que eligió casarse con un hombre sumiso y formar una familia. El y yo formamos parte del club BDSM de los veinticuatro siete y el romanticismo sado Ama – esclavo es una forma de entender nuestra vida sexual. Pero esa convivencia romántica bajo la cual he elegido desarrollar gran parte de mi vida de dominante también me sirve como plataforma para vagabundear por otros rumbos. Me gusta aventurarme en el sexo por fuera de la relación de pareja que vivo con mi esposo esclavo. Me gustan las relaciones ocasionales por el mero placer de la aventura y la experimentación. Disfruto mucho del juego de la dominación con desconocidos y del desafío que implica el explorar hasta donde soy capaz de avanzar para ponerlos al servicio de mi placer.

   Me gusta considerarme una sadonauta. Con mi esclavo marido a mi servicio y atento a mis necesidades, me gusta viajar por el mundo del sexo sin un rumbo fijo, por el mero hecho de disfrutar la sensaciones del paisaje. Cuando empiezo una aventura, sólo me impulso a arrancar plantándome firme en la seguridad de mi relación matrimonial e intento despegar con rumbo desconocido, a ver que puedo encontrar en la próxima curva. Una salida nocturna, un viaje, una amiga lectora que me sugiere algo, el anzuelo prometedor de un piropo, un llamado inédito, una lectura en revistas fetish, un comentario en este espacio...el llamado puede llegar desde cualquier lado. Sólo se necesita sensibilidad y oídos atentos para captarlo.

   Ser una mujer dominante en un dominio nuevo y desconocido me pone a prueba en fortalezas y debilidades. Lejos de la comodidad y la seguridad de la cama hogareña, el nuevo territorio te exige ser al mismo tiempo hierro y carne, dureza y dulzura. No llego con hambre porque estoy bien saciada en casa pero sí con apetito. Apetito de placeres de loba, de vampiresa, relamiéndome ante la idea de saciarme sádicamente con el cuerpo y la mente de mi presa. Así es como me siento libre de toda atadura y mandato, Dómina por carácter y puta por plena convicción. Cada nuevo dominio es para mí como una virgen, que va a ser tocada por primera vez.

    La experiencia de la dominación sexual espontánea tiene el perfume de lo cinematográfico, con los recursos del shock, la sorpresa y la emoción. Lo inesperado (y también lo peligroso) te acecha y te mantiene en esa tensión sexual siempre al límite. Es una prueba para mi ego y para mis argucias seductoras de mujer dominante. A veces, el tesoro a conquistar bien lo vale, a veces confieso que no.

   Una experiencia de dominación casual es para mí un manantial de energía porque como sé que todo se va a deshacer una vez concretado mi goce, no tengo expectativas ni compromisos por fuera del placer del sexo. Es en esas experiencias en donde puedo encontrar al sadismo en estado puro, sin rastros de amor. Cuando hablo de sadismo no me refiero al dolor sino a esa búsqueda del goce hedonista, del placer por el placer mismo, ese tsunami de deseo que quebranta todas las reglas morales. Si hubiera sentimientos involucrados entre las partes, el manantial se contaminaría.

   A mí me resulta fascinante el poder dominar sexualmente a personas que un rato antes eran desconocidas y a las que probablemente nunca más vuelva a ver, sabiendo que quizás estoy marcando una huella en su vida sexual, como si yo fuera un hada que las tocó con su mágica varita para luego remontar vuelo.

   Si la razón de ser del BDSM es un exquisito goce erótico, muy superior a los placeres sexuales obtenidos mediante el sexo convencional, no deberiamos revalorizar al sado casual? Siempre y cuando, claro está, hayamos llegado al BDSM atraídos por el deseo y no porque necesitemos algún tipo de validación social comunitaria con la que cubrir otras carencias.

   La mujer dominante que escribe estas páginas es una sadonauta que se aburriría si estuviera anclada a un único dominio y que por esa razón, prefiere hacer dominio al andar y disfrutar del sadismo del BDSM casual. Y por ahí voy, a ver con qué me encuentro.






8 comentarios:

  1. Mistress me encanta cuando escribe sobre el BDSM y se expresa de esa manera

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  2. Querida Mistress Roxy:
    En general me gustan todos tus artículos, tal vez sea por la forma que escribís, por las historias o pensamientos que expresas, por tu manera de encarar la vida y porque sé (por conocerte), que todo lo que decís es exactamente la Mujer que sos.
    En este post en particular me sentí identificado y por ese motivo me motivó a escribirte, para manifestarte la admiración que siempre he sentido por vos.
    Te mando un enorme saludo y mi mas alta estima.
    CarlosM

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    1. Un gusto volver a leerte, Carlos M. Tu comentario es una caricia en el alma.

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  3. Clap clap mi querida!!! Que manifiesto!!!! Lo que mas me pega es leer la energía indómita que tenes en tu ser. Una enorme cantidad de potencia latente que creo , aplicada a lo sexual , es insuficiente. O sea: porqué el BDSM seria una la maxima expresión de energía? Claro: por la cosa esa de dominado -dominante bla bla.... por ser el sexo lo mas intimo en un ser humano, por estar realmente desnudo ,piel a piel, despojado de toda investidura e historia, ya seas abogado, plomero, kioskero o whatever. Pero …. no. Leo en vos un hambre superior que trasciende lo sexual. Es una especie de "nuevo pecado" de los 7 del Dante . Lujo, gula, avaricia, pereza, ira, soberbia, envidia. Cual seria tu pecado? Se podría calificar como tal? Yo creo que sí porque pertenece a una lista de pasiones. Que son los pecados sino pasiones, cosas que esta mal que uno haría en sociedad por esa cosa de el respeto al otro , bla bla.. Voy a leer mas posts tuyo y asi creo que podré nombrar tu pecado. Pero a vos no te importa un k como se llame no? Bueno, espero encontrar algo interesante. No sé como se saluda un BDSM. Yo siempre mando un beso

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    1. Lujuria es mi pecado. El sadismo tal cual yo lo entiendo es una expresión refinada de la lujuria. Placeres sensuales. Soy una clásica. Gracias por tu extenso comentario.

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  4. Sra. Siempre me he preguntado cómo debe ser una relación 24/7 en la que se involucra familia y amigos. Entiendo que habrá niveles y códigos y que no todo el tiempo se actúa en "modo sesión". Más bien sería una actitud de respeto constante del sumiso y predisposición a activarse cuando usted quiera. No sé si es mucho preguntar pero sus hijos y familiares lo saben? Disculpe la indiscrepcción. Humildemente

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  5. Mi punto de vista es que la sexualidad es íntima aunque es claro que nuestra sexualidad trasciende el sexo y quienes nos rodean lo notan, especialmente la familia. Cuidamos mucho las formas para que nada trascienda demasiado explicitamente pero yo sé que mis hijas han mirado mi closet y hallado muchas de mis cosas. Pero hay un pacto tácito: ni yo me inmiscuyo en su vida sexual ni ellos en la nuestra.

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