Una querida y muy bella amiga, con quien compartimos
inolvidables noches de cacerías de sumisas en los reservados de los boliches
swingers, tenía la vocación de organizar fiestas y encuentros sexuales en donde casi nunca se concretaba aquello que había prometido. En cierta ocasión, su marido, que al igual que el mío apenas participaba y sólo se
dedicaba a disfrutar las hazañas lésbicas de su consorte, la apartó brevemente
del núcleo de conversación y le dijo: Mi amor, tratá de no hacer comentarios sobre lo que no sabés ni te
pongas a organizar nada... sólo sonreí y lucite..ocupate de brillar. Vos
brillá!!
No
voy a escribir en esta columna nada relacionado con el poder de la belleza
femenina como piedra fundamental del Femdom sino que quiero recalcar
algo mucho más simple, primitivo, casi diría tribal: el goce compartido cuando
el hombre lleva a una atractiva mujer del brazo en un evento social o simplemente en
público.
Sos la mujer, vos brillá.
Recuerdo siempre esa anécdota cada vez que veo una de las
películas que marcó mi adolescencia allá por
1979, Saturday
Night Fever. Redescubro la actitud ganadora que tiene Tony Manero (John Travolta) al ingresar a Disco Odissea
2001, minutos después de andar del bracete de Stephanie Mangano (Karen Lynn Gorney), una mujer madura, atractiva,
diferente a las demás. Las preguntas inquisidoras de las féminas Quién es esa zorra? y la clásica Cómo
lo hizo? Es un maestro! por parte de la hinchada
testosterónica, representa un flash visual que no necesita explicación alguna.
Quien haya vivido algo de la noche, discoteca, cabaret o milonga da lo mismo, sabe de qué
hablo.
Uno de
los pseudoestudios antropológicos que suelo hacer si la noche en la disco swinger pinta aburrida (y en el fondo, también por sadismo puro), es
apartarme de mi marido y tomar por sorpresa el brazo de un muchacho solo como diciéndole Llevame al reservado pero primero poné cara de Julio César con la
corona de laureles, caminá hacia la barra e insinuá una sonrisa de
gloria. El resultado no lo voy a explicar, pues las palabras
me traicionarían si intento describir tan brillante imagen, que
supera lo puramente visual porque se adentra en recovecos muy profundos de la
libido humana.
Ruego no confundir esta actitud con la objetivación de
la mujer o el desmedro del varón que está solo. La mía es una
pincelada muy personal, casi banal y sólo representa una mínima porción de la
realidad con una gran dosis de fantasía. Es una mirada, una observación de
una actitud femenina, que a simple vista parece pasiva, pero que en
realidad es activísima si la contemplamos desde el glamour de lo fem-estético. Cuando él es el protagonista absoluto de las conversaciones
informales hablando de cosas demasiado formales, es la falda que sube por el
muslo o el escote o la sonrisa de ella (o una combinación de todos
estos atractivos más cualquier otro que quieras imaginar) las que apelan
a la imaginación de los aburridos invitados. Reconozco
que disfruto y me divierte sanamente ese contraste de valores
tan nítido y sexista pues ese contraste es en realidad, una de las causas del equilibrio
en una pareja.
Conozco a varios de los varones que leen esta columna, sé de sus valores
personales y de su intelecto, muchos verdaderamente eruditos en lo suyo,
socialmente valorados e impecablemente presentables, pero sé también que
saben de ese sacudón emocional y erótico cuando van del brazo de una perra que
solo sonríe, se exhibe, se contonea y ni necesita pronunciar palabra para
brillar y hacerlos brillar. Lo saben, lo desean y no se cansarían de
vivirlo.
No sólo por mí misma, por mi sadismo, por mi placer, sino también por
ellos es que tengo la sublime, deliciosa obligación de brillar. Ustedes cebarán
Mi antorcha y Yo no me cansaré de ser su Cleopatra
y proporcionarles, aunque sea por una noche, la corona de
laureles.
Entonces....a brillar mi amor, vamos
a brillar mi amor!
(inspirada en Verónica, mi novia inolvidable)
Que linda que sos. Vos y tus novias y amigas son terribles.
ResponderEliminarVos, una de las peores.
EliminarVerónica responde:
ResponderEliminaresto es tan real que impresiona, que pocas veces uno se pone a observar de distintos puntos de vista.
Pero recuerdo, que noches pasadas a la luz del amanecer.
Con un cansancio excesivo después de aquellas batallas.
Veni pronto que tengo varias cebras nuevas para compartir.
Conocí a Verónica en octubre del 2006. Nos hicimos inseparables. Ella es mi amor,mi cómplice y mi todo. Las "cebras" son las chicas que compartimos (expresión que nació de nuestros maridos que nos seguían una noche por la pista de una disco sw y viendo como nos acercábamos a otras chicas, decían riéndose entre ellos " Estas dos parecen dos leonas acechando cebras" ..y ahí nació para nosotras la expresión "cebra")
EliminarMe encanto esta reflexion!
ResponderEliminarY esta de mas (pero no por ello dejarlo deliciosamente asentado una y otra vez) que UD BRILLO,BRILLA Y BRILLARA!!
atentamente
Commendatore
Muchas Gracias Commendatore!!!!!
EliminarMe ha pasado otras veces, pero tengo muy nítido el recuerdo de un momento en el último evento que nos vimos.
ResponderEliminarYo estaba de espaldas y cuando giré estabas sentada primorosa con las piernas cruzadas, sobre la espalda de un sumiso. Y brillabas, literalmente brillabas, me quede unos segundos extasiada, observándote y le comenté a mi amiga el aura de brillo que tenía tu belleza. Me encantaría poder fotografiarla en este momento pensé, no renuncio a algún día hacerlo
Flordelis
lastima que nosotras somos damas que solemos frecuentar ambientes "oscuritos" dificiles de fotografiar.
Eliminarbesos!!!!
Te adoro! me senti identificada!!!!!!
ResponderEliminarGracias, angel!
Eliminar