jueves, 8 de agosto de 2019

Ser lo que deseabas hacer






   Ser lo que deseabas hacer en el sexo es un conjunto de fantasías que suelen acumularse en pensamientos que ocupan los vericuetos de la mente y que te sirven para autocomplacerte en tus momentos de intimidad. Así no más es la cosa. 

  Puede que te ocurra que un día conoces a alguien que en un segundo eclipsa todo lo que habías vivido hasta entonces. Te descubres en una metafórica desnudez y te enfrentas a algo muy parecido a lo que deseabas hacer. A tu deseo fetiche. En ese momento mágico, esa persona te invita a un festín de tus pasiones que se abre ante vos junto al mapa de tu sexualidad. Pienso que a veces desconocemos el límite de nuestro verdadero deseo hasta que alguien o algo los fuerza y nos hace ver con claridad la ruta al tesoro del erotismo, un tesoro que, por supuesto, es individual y único.

   A veces esta vida sado, sensual y femenina que vivo y que no elegí, me ha regalado ser la corredora de límites del anhelo ajeno en términos sexuales. Me lo han dicho muchos hombres y también me lo han reconocido algunas mujeres. Pero sé que ese rol de directora femenina de cumplimiento de deseos prohibidos está tan condenado socialmente que debo ocultarme tras la máscara de una mujer normal, apenas algo más atrevida que el promedio, hasta que se presenta la oportunidad de desembarazarme de la máscara y ponerme la Dómina en la piel.

   Proscrita por las manadas de cultoras de Santa Pacata y réproba por las redes sociales, ese invento tecnológico que supuestamente libera y que en el terreno sexual no es otra cosa que un robótico vigilante detector de putas, más de una vez me había resignado a replegar mis alas y conformarme con el dominio privado de mi sexo hogareño. Había decidido tácitamente dejar de columpiar las noches clandestinas, esas veladas iluminadas de bolas de espejos y música tropiconga. Pero la Gatúbela que habita en mí es áspera para ser enjaulada y siempre fue más vigorosa que la cómoda masturbadora de cama matrimonial.

   Hace unos meses, después de varias y reveladoras conversaciones con mi esclavo marido, decidimos de común acuerdo darle una oportunidad más (y ésa ya era el enésimo match point, a decir verdad) a una fiesta mixta con travestis y crossdressers en el boliche local swinger que queda cerca de nuestro barrio. Así fue como me calcé otra vez los ornamentos acharolados y demás artillería sado, sensual y femenina, para salir oculta debajo de un tapado largo al salir de casa. Soy Generala guerrera y suelo sacar un brío autoprovocador cuando me maquillo de glitter y estoy cerca del campo de combate. Estaba caliente, con encumbradas expectativas, y me divertía ver a mi esclavo marido armando contrarreloj su rutina del día siguiente ya que estas fiestitas son entre semana pero comienzan muy tarde (él debía trasnochar y despertar temprano, o sea no podría dormir todo lo que le gusta).





   Entré a ese pintoresco antro cerca de la medianoche. Poca gente, eso no es lo que era en otras épocas, cuando a las doce la gente ya había intentado lo que podía, consumido algún que otro trago y andaba pidiendo el abrigo para retirarse. Pocos chongos, pocas nenus, casi ninguna pareja. Y el DJ que no sacaba los dedos de un disco monótono de esos de chill-out que más que excitar, te duermen.

   De todas formas comencé a acercarme, vampírica, a algunos personajes de esa fauna. En total, unos veinte, no más. Y sin demasiada autoexigencia, me llevé un par de nenus al baño porque era obvio para mí que necesitaban un inmediato coaching de maquillaje. Las retoqué lo mejor que pude, las manosée sin pudores para calentarlas y al salir, las ofrecí como putas al mejor postor. Mi alma proxeneta me arrastró a mi misma a armar un calabozo de estrellas sissificantes y a su alredededor, comenzaron a orbitar de inmediato los planetas de chicos erectos que no dudaban en ofrecer sus dotaciones a las más sedientas... Lo que ocurrió fue tan gráfico (algunas lo llamarían obsceno) que no me dan las letras del tablero para describirlo, como suele ocurrir con las auténticas anécdotas de sexo entre Dómina, nenus, los chongos solos e, infaltable, mi marido esclavo.

   Mi conclusión de hoy es que no importa edad o estado civil; si la chica sensual vive dentro de una, la bestia femenina saldrá a la luz en algún momento para buscar la oscuridad promiscua. La sexualidad femenina, se haya nacido con vagina o no, es tan potente cuando se desarrolla con espíritu de coraje, que no hay sociedad estropeada o amarga que pueda detenerla. Tampoco sabrán cómo detenerla si sabemos operar en un marco de discreción y sin molestar al prójimo. Quizás algunas nacimos para que el resto de los humanos puedan salir del closet de sus dormitorios aburridos y vainillas para ser, aunque sea una vez en su vida, lo que deseaban hacer.

   Pocas, muy pocas veces, la vida cotidiana urbana te da chances de hacer de tu deseo un hecho. Mi esclavo marido cheshirecat suele decir Una vez que Mistress Roxy pone el tren de la sexualidad en marcha, Ella es la locomotora y te recomiendo subirte a la marcha que Ella te exija y sin poner condiciones. Porque puede ser que esta sea la gran oportunidad, la última de esta travesía, en que en el sexo podés llegar a ser lo que siempre deseaste hacer.



4 comentarios:

  1. Leí el texto completo varias veces. Algunos párrafos, más veces aún. Luego, solo las partes en negrita. Hermosas todas las fotos.
    Cuando algo nos llega profundamente, sentimos que fue escrito para nosotros. Así que, una vez más, quiero agradecerle esto infinitamente Ama Roxy.
    Desde atrás de un teclado y un nick, se suele mezclar realidad y fantasía en proporciones variables. En mis comentarios el nivel de fantasía es muy bajo, algún tono, algún matiz. En este caso, para bien y para mal, será nulo. Lo que diré aquí es 100% real.
    No soy fácil de conmover, al menos en un sentido profundo de la palabra. Que algo o alguien me haga cambiar mi forma de ver las cosas, me haga tomar decisiones diferentes a las que pensaba, me provoque replanteos importantes.
    Pero Usted conmovería hasta a una piedra.
    Los impulsos arrebatadores no se cuentan entre mis características. Pero a la vez, cuando tomo una decisión con un determinado nivel de seguridad, es difícil que lo decidido luego no se concrete. Y gracias a Usted, ya sé bien lo que quiero hacer.
    Mis tiempos suelen ser largos, y si bien se pueden ampliar los propios límites, no se puede dejar de ser el que se es. Desde evitar daños colaterales, hasta saborear lo que está por venir, tomaré en cuenta muchas cosas.
    Pero llegará, le puedo asegurar que llegará. Y Usted será la primera en saberlo.
    Daser

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    1. Me dejas intrigada con tu posteo, Daser. Pero si logro haberte incitado a avanzar en el cumplimiento de tus mas intimos deseos, estaré muy complacida.

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  2. Hola...felicidades por su blog. Esta genial. ¿Se le ha dado algún caso de chico discapcitado que quiera ser nena o sissy? Yo soy amputado de pierna y quisiera dar el paso. lorenzolopezlorenzolopez1975@gmail.com

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    1. Loren, gracias por tu comentario. Respondiendo a tu pregunta..no..no he tenido esa experiencia de sissificar a un chico discapacitado. Ojalá puedas realizarla pronto!

      saludos y gracias

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