Ser
lo que deseabas hacer en el sexo es un conjunto de fantasías que
suelen acumularse en pensamientos que ocupan los vericuetos de la
mente y que te sirven para autocomplacerte en tus momentos de
intimidad. Así no más es la cosa.
Puede que te ocurra que un día conoces a alguien que en un segundo eclipsa todo lo que habías vivido hasta entonces. Te descubres en una metafórica desnudez y te enfrentas a algo muy parecido a lo que deseabas hacer. A tu deseo fetiche. En ese momento mágico, esa persona te invita a un festín de tus pasiones que se abre ante vos junto al mapa de tu sexualidad. Pienso que a veces desconocemos el límite de nuestro verdadero deseo hasta que alguien o algo los fuerza y nos hace ver con claridad la ruta al tesoro del erotismo, un tesoro que, por supuesto, es individual y único.
Puede que te ocurra que un día conoces a alguien que en un segundo eclipsa todo lo que habías vivido hasta entonces. Te descubres en una metafórica desnudez y te enfrentas a algo muy parecido a lo que deseabas hacer. A tu deseo fetiche. En ese momento mágico, esa persona te invita a un festín de tus pasiones que se abre ante vos junto al mapa de tu sexualidad. Pienso que a veces desconocemos el límite de nuestro verdadero deseo hasta que alguien o algo los fuerza y nos hace ver con claridad la ruta al tesoro del erotismo, un tesoro que, por supuesto, es individual y único.
A
veces esta vida sado, sensual y femenina que vivo y que no elegí, me
ha regalado ser la corredora de límites del anhelo ajeno en términos
sexuales. Me lo han dicho muchos hombres y también me lo han
reconocido algunas mujeres. Pero sé que ese rol de directora
femenina de cumplimiento de deseos prohibidos está tan condenado
socialmente que debo ocultarme tras la máscara de una mujer normal,
apenas algo más atrevida que el promedio, hasta que se presenta la
oportunidad de desembarazarme de la máscara y ponerme la Dómina en
la piel.
Proscrita
por las manadas de cultoras de Santa Pacata y réproba por las redes
sociales, ese invento tecnológico que supuestamente libera y que en
el terreno sexual no es otra cosa que un robótico vigilante detector
de putas, más de una vez
me había resignado a replegar mis alas y conformarme con el dominio
privado de mi sexo hogareño. Había decidido tácitamente dejar de
columpiar las noches clandestinas, esas veladas iluminadas de bolas
de espejos y música tropiconga. Pero la Gatúbela que habita en mí
es áspera para ser enjaulada y siempre fue más vigorosa que la
cómoda masturbadora de cama matrimonial.
Hace
unos meses, después de varias y reveladoras conversaciones con mi
esclavo marido, decidimos de común acuerdo darle una oportunidad más
(y ésa ya era el enésimo match point, a decir verdad) a una fiesta
mixta con travestis y crossdressers en el boliche local swinger que
queda cerca de nuestro barrio. Así fue como me calcé otra vez los
ornamentos acharolados y demás artillería sado, sensual y femenina,
para salir oculta debajo de un tapado largo al salir de casa. Soy
Generala guerrera y suelo sacar un brío autoprovocador cuando me
maquillo de glitter y estoy cerca del campo de combate. Estaba
caliente, con encumbradas expectativas, y me divertía ver a mi
esclavo marido armando contrarreloj su rutina del día siguiente ya
que estas fiestitas son entre semana pero comienzan muy tarde (él
debía trasnochar y despertar temprano, o sea no podría dormir todo
lo que le gusta).
Entré
a ese pintoresco antro cerca de la medianoche. Poca gente, eso no es lo que
era en otras épocas, cuando a las doce la gente ya había intentado
lo que podía, consumido algún que otro trago y andaba pidiendo el
abrigo para retirarse. Pocos chongos, pocas nenus, casi
ninguna pareja. Y el DJ que no sacaba los dedos de un disco monótono
de esos de chill-out que más que excitar, te duermen.
De
todas formas comencé a acercarme, vampírica, a algunos personajes
de esa fauna. En total, unos veinte, no más. Y sin demasiada
autoexigencia, me llevé un par de nenus al baño porque era
obvio para mí que necesitaban un inmediato coaching de
maquillaje. Las retoqué lo mejor que pude, las manosée sin pudores
para calentarlas y al salir, las ofrecí como putas al mejor postor.
Mi alma proxeneta me arrastró a mi misma a armar un calabozo de
estrellas sissificantes y a su alredededor, comenzaron a orbitar de
inmediato los planetas de chicos erectos que no dudaban en ofrecer
sus dotaciones a las más sedientas... Lo que ocurrió fue tan
gráfico (algunas lo llamarían obsceno) que no me dan las letras del
tablero para describirlo, como suele ocurrir con las auténticas
anécdotas de sexo entre Dómina, nenus, los chongos solos e,
infaltable, mi marido esclavo.
Mi
conclusión de hoy es que no importa edad o estado civil; si la chica
sensual vive dentro de una, la bestia femenina saldrá a la luz en algún
momento para buscar la oscuridad promiscua. La sexualidad femenina,
se haya nacido con vagina o no, es tan potente cuando se desarrolla
con espíritu de coraje, que no hay sociedad estropeada o amarga que
pueda detenerla. Tampoco sabrán cómo detenerla si sabemos operar en
un marco de discreción y sin molestar al prójimo. Quizás algunas
nacimos para que el resto de los humanos puedan salir del closet de
sus dormitorios aburridos y vainillas para ser, aunque sea una vez en
su vida, lo que deseaban hacer.
Pocas,
muy pocas veces, la vida cotidiana urbana te da chances de hacer de
tu deseo un hecho. Mi esclavo marido cheshirecat suele decir Una
vez que Mistress Roxy pone el tren de la sexualidad en marcha, Ella
es la locomotora y te recomiendo subirte a la marcha que Ella
te exija y sin poner condiciones. Porque puede
ser que esta sea la gran oportunidad, la
última de esta travesía, en que en el sexo podés llegar a ser lo
que siempre deseaste hacer.
Leí el texto completo varias veces. Algunos párrafos, más veces aún. Luego, solo las partes en negrita. Hermosas todas las fotos.
ResponderEliminarCuando algo nos llega profundamente, sentimos que fue escrito para nosotros. Así que, una vez más, quiero agradecerle esto infinitamente Ama Roxy.
Desde atrás de un teclado y un nick, se suele mezclar realidad y fantasía en proporciones variables. En mis comentarios el nivel de fantasía es muy bajo, algún tono, algún matiz. En este caso, para bien y para mal, será nulo. Lo que diré aquí es 100% real.
No soy fácil de conmover, al menos en un sentido profundo de la palabra. Que algo o alguien me haga cambiar mi forma de ver las cosas, me haga tomar decisiones diferentes a las que pensaba, me provoque replanteos importantes.
Pero Usted conmovería hasta a una piedra.
Los impulsos arrebatadores no se cuentan entre mis características. Pero a la vez, cuando tomo una decisión con un determinado nivel de seguridad, es difícil que lo decidido luego no se concrete. Y gracias a Usted, ya sé bien lo que quiero hacer.
Mis tiempos suelen ser largos, y si bien se pueden ampliar los propios límites, no se puede dejar de ser el que se es. Desde evitar daños colaterales, hasta saborear lo que está por venir, tomaré en cuenta muchas cosas.
Pero llegará, le puedo asegurar que llegará. Y Usted será la primera en saberlo.
Daser
Me dejas intrigada con tu posteo, Daser. Pero si logro haberte incitado a avanzar en el cumplimiento de tus mas intimos deseos, estaré muy complacida.
EliminarHola...felicidades por su blog. Esta genial. ¿Se le ha dado algún caso de chico discapcitado que quiera ser nena o sissy? Yo soy amputado de pierna y quisiera dar el paso. lorenzolopezlorenzolopez1975@gmail.com
ResponderEliminarLoren, gracias por tu comentario. Respondiendo a tu pregunta..no..no he tenido esa experiencia de sissificar a un chico discapacitado. Ojalá puedas realizarla pronto!
Eliminarsaludos y gracias