Dibujante? Pornógrafo? Provocador? Todo
eso y mucho más, Howard Chaykin escandalizó la escena del comic norteamericano
de fines de los años ochenta cuando Vortex Comics debió vender su historieta Black
Kiss envuelta en una bolsa plástica para evitar censuras. Los que saben de historietas siempre han reconocido que el morbo y el sadismo en elevadas dosis de Black Kiss no esconde la maestría y el realismo de Howie (así se lo conoce en este negocio) para plasmar una obra
maestra del género de la historieta negra; una mezcla de sexo, vampirismo, crímenes y
mafias que desciende a los más bajos fondos de la condición humana pero sin perder
nunca el sentido del humor ni el placer de la aventura sexual.
Chaykin
nació en 1950 y a los veinte años comenzó a trabajar alternativamente
para DC Comics y Marvel pero siempre se reservó sus mejores pinceladas
para sellos pequeños e independientes que le permitieran mayor libertad a
su sentido estético y creativo. Black Kiss lo llevó a la cumbre
del dibujo erótico y oscuro a la vez. La historia planteó desde el vamos
una revolución para el ambiente pacato y moralista del cartoon
norteamericano pero a la vez propuso desde lo estético una arriesgada apuesta vintage por el uso del blanco y negro, por el estilo del dibujo y los globos de diálogos.
Las protagonistas de la historia son la prostituta transexual Dagmar Laine y su amante Beverly Grove, una actriz de Hollywood ya retirada. Ambas están empeñadas en recuperar unas cintas pornográficas protagonizadas por Beverly. En el primer capítulo, Dagmar asesina con una bomba incendiaria a otra prosti y a su cliente durante el coito creyendo que así destruiría la cinta. Resulta que el cliente era un sacerdote (primer punto polémico en la historia) lo que desencadena un complot de intrigas que conducirá a nuestras chicas hasta los portales del Vaticano. Su único aliado en la cruzada es Cass, un músico de jazz en decadencia que conoce a Beverly en la calle, la levanta con su auto, la lleva a su casa a cambio de una fellatio pero no tiene otra opción que quedarse con ella cuando se entera que tanto la policía como la mafia están tras sus pasos.
Dagmar y Beverly cumplen con todos los requisitos de las grandes damas de la historieta negra: dos rubias platinadas y sensuales que exhiben su cinismo con total desprejuicio moviéndose sinuosamente entre gangsters y traiciones, siempre montadas en tacones altos y medias de red pero Black Kiss se caracteriza por pintarlas como dueñas de una feroz y explícita sexualidad: las chicas lucen sin pudores sus grandes tetas siliconadas, andan por la vida con las bombachas siempre flojas (especialmente si de coger por el culo se trata) y son expertas en sexo oral, sobre todo la deliciosa travesti Dagmar, un arte que Howie se especializa en retratar con gran realismo. La historia detrás de la historia nos cuenta que Chaykin estaba profundamente resentido contra la mojigatería y la censura con la que había tenido que lidiar como dibujante tanto en DC como en Marvel y que quiso entonces descargar toda su artillería contenida en una historieta obscena con el único fin de escandalizar. El resultado que obtuvo gracias a su talento es que Black Kiss sea hoy considerada una obra maestra del arte erótico, precursora de muchas otras del mismo estilo como Sin City. Si te gustan las chicas malas y el sadismo sin contemplaciones ni redenciones, ahí están para vos los besos negros de Dagmar y Beverly.
Dagmar y Beverly cumplen con todos los requisitos de las grandes damas de la historieta negra: dos rubias platinadas y sensuales que exhiben su cinismo con total desprejuicio moviéndose sinuosamente entre gangsters y traiciones, siempre montadas en tacones altos y medias de red pero Black Kiss se caracteriza por pintarlas como dueñas de una feroz y explícita sexualidad: las chicas lucen sin pudores sus grandes tetas siliconadas, andan por la vida con las bombachas siempre flojas (especialmente si de coger por el culo se trata) y son expertas en sexo oral, sobre todo la deliciosa travesti Dagmar, un arte que Howie se especializa en retratar con gran realismo. La historia detrás de la historia nos cuenta que Chaykin estaba profundamente resentido contra la mojigatería y la censura con la que había tenido que lidiar como dibujante tanto en DC como en Marvel y que quiso entonces descargar toda su artillería contenida en una historieta obscena con el único fin de escandalizar. El resultado que obtuvo gracias a su talento es que Black Kiss sea hoy considerada una obra maestra del arte erótico, precursora de muchas otras del mismo estilo como Sin City. Si te gustan las chicas malas y el sadismo sin contemplaciones ni redenciones, ahí están para vos los besos negros de Dagmar y Beverly.