domingo, 20 de octubre de 2019

Botas altas. Estética y poder.







   Conversando una vez sobre moda femenina con amigas que conocen mi pasión por las botas, me han preguntado, intrigadas, como fue que las botas ganaron el reconocimiento como el más sexy de todos los calzados femeninos posibles. De esa conversación y de muchas otras similares, extraje estas tres preguntas que pueden resumir todas las inquietudes que el fetiche de las botas provoca.

  • Son las botas altas sexies por sí mismas, por el efecto visual que provocan?
  • Somos las mujeres que las usamos las que las convertimos en accesorios de seducción porque al calzarlas sentimos que crecemos en confianza y poder?
  • Somos nada más que un reflejo de la mirada fetichista masculina y retroalimentamos el fetiche usándolas en los momentos apropiados, cuando queremos vestirnos para matar?

   Una teoría que suele circular en algunos sitios web fetichistas afirma que la relación chica con botas = chica sexy se debe al éxito del film Pretty Woman, de 1990, en donde Julia Roberts encarna a una puta callejera de Los Angeles que usa botas altas de vinilo negro.  Durante toda la primera parte de Pretty Woman, la cámara se regodea con las botas en primer plano, incluyendo detalles típicamente fetichistas como la subida del cierre previo a una salida nocturna. No quedan dudas que para Vivian, el personaje que interpreta Julia Roberts, las botas son parte inseparable de un look de vestirse de puta, como su minifalda de spandex celeste y la peluca rubia. Cuando Richard Gere la conduce a un hotel de lujo, las miradas de desaprobación que Vivian recibe por su aspecto van dirigidas en primer lugar a sus botas. Ya en la habitación, la asociación botas - puta se refuerza cuando Vivian saca los preservativos de adentro de una de sus botas. 









La modelo y performer trans Cassandra Cass 
lookeada a la Vivian de Pretty Woman




   En círculos fetichistas. se ha bautizado como el efecto Vivian a esta asociación que une a las botas femeninas con la intención de vestirse de puta para el sexo. Hace unos años, escribí esta columna refiriéndome a ese prejuicio y su conexión con las escenas de Pretty Woman

   Quienes sostienen que el efecto Vivian es real, quizá desconozcan que el cine muestra desde por lo menos el año 1968 a toda clase de chicas malas como prostitutas o bailarinas de cabaret, que usan botas para reforzar su atractivo sexual. Como el cine no inventa nada y sólo reproduce en la pantalla las modas de la calle, me resulta obvio que el llamado efecto Vivian no es más que un reflejo de películas y modas de épocas muy anteriores al estreno de Pretty Woman

   Hagamos entonces un poco de botología y remontémonos a los inicios del fetiche, a los recordados años sesenta, cuando nació la bota fashion.

Why boots? Because they give the best proportion in the world. Because, taken top to toe, every woman looks five-hundred times more dashing in boots than without. That's why boots (Vogue, 1967).


   Hace más de cincuenta años, en pleno apogeo de la primera ola de botas para mujeres que querían verse elegantes, Vogue daba la definición perfecta sobre el porqué de su uso asegurando que las botas le dan a tus piernas las mejores proporciones y que las mujeres lucen quinientas veces más elegantes con botas que sin ellas. Es importante observar que la opinión de Vogue carece de toda connotación sexual o fetichista. Sólo expone en palabras una lógica estética basada en los efectos visuales de un juego de proporciones en la pierna humana femenina que las divas de la época como Brigitte Bardot, Jane Fonda o Mónica Vitti manejaban a la perfección.  



Brigitte Bardot, la máxima diosa botera de los sesenta



   Bien por Vogue. Pero tanto para las mujeres que usamos botas como para los hombres fetichistas que nos adoran, está claro que en el impacto que ejercen las botas femeninas, los efectos psicológicos son mucho más importantes que cualquier opinión enunciada desde la pura estética como aquella de Vogue. Sabemos que el sexo y el calzado femenino están interconectados desde siempre a través de la fantasía y los fetiches pero si el calzado es una bota, esa conexión se vuelve mucho más poderosa. Podemos entender algo de esa conexión analizando las siguientes opiniones de dos mujeres que algo saben del tema.

   Mary Quant, diseñadora inglesa e inventora de la minifalda, dijo una vez que toda la revolucionaria moda femenina en los sesenta podía resumirse en la palabra piernas. La moda de las botas llegó junto con la minifalda y los minivestidos. Esa moda simbolizó la liberación sexual de la mujer a través de la importancia de las piernas pero a la vez provocó una mirada masculina que la fetichizó y objetivó como nunca antes. La asociación entre la imagen de la mujer en botas y el sexo libre comenzó a formar parte de la psiquis fantasiosa de millones de hombres. A partir de esos años, las imágenes de las piernas de las mujeres cubiertas por las botas han sido parte indeleble de la cultura sexual de Occidente. Quant tenía razón.

   Elizabeth Semmelhack, autora de Heights of Fashion: A History of the Elevated Shoe, combina los dos aspectos, los psicológicos y los estéticos, al sostener que mientras los zapatos llevan la mirada hacia los pies, las botas hasta el muslo enfatizan visualmente la sexualidad femenina llevando la mirada de los hombres a la entrepierna. Según Semmelhack, el fetiche de las botas de mujer no solamente trata de como se muestran las piernas sino que nos conduce directamente a la pelvis, al mismo centro de la sexualidad femenina.




Russian Fetish Queen luciendo las muy altas botas de Arollo



   Me falta decir que la bota femenina no es sólo estética y sexo. Es además un símbolo de poder. Como lo explico en esta columna referida a la bota St Laurent, si las botas eran un histórico calzado masculino relacionado con la lucha y el poder militar, con el juego del dominio y el sometimiento, las botas ganan inmediatamente una connotación de poder sexual Femdom cuando comienzan a ser usadas por las mujeres. El uso de las botas sugiere la transformación de la mujer en una guerrera erótica. 

   En su libro Fetish: Fashion, Sex & Power, la escritora Valerie Steele afirma que cuando las mujeres adoptaron las botas, se convirtieron en amazonas fálicas sexualizadas que juegan con la fantasía sexual masculina del dominio femenino. La inquietante tesis de Steele propone que a diferencia de las botitas al tobillo, tan encantadoras y sexies como inocentes, las botas altas son metáforas de los penes femeninos. Cuanto más alta sube la bota sobre el muslo, más fálica y amenazadora se vuelve, una fantasía que se refuerza con el agregado de los tacones altos, otro símbolo fálico por excelencia. La siguiente foto de Heike , The Fetish Queen, me exime de mayores comentarios.



Heike



   Confieso que esta idea es la que más me pone en modo hot. Me gusta creer que cuando me subo el cierre de mis botas para una noche de discoteca swinger, no sólo lo hago como lo hacía Vivian en Pretty Woman para sentirme más bella y atractiva. Lo que me estoy poniendo en las piernas son dos enormes vergas siempre erectas para salir a cazar en los reservados de parejas a mis bellas e indefensas princesas sumisas. Será por eso que algunas de ellas se me entregan tan mansamente sin poner objeciones; lo hacen porque entienden el juego, porque ellas también se excitan al verme tan sado, sensual, femenina y fálica.


10 comentarios:

  1. Desde este lado del mostrador, Señora, adhiero a la visión de Valerie Steele; más allá de la belleza, las botas son para mi el perfecto símbolo de la Autoridad Femenina.
    Saludos,
    daniel.

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    1. Muchas gracias, coincidimos en nuestra pasion por las botas, daniel.

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  2. Excelente artículo Ama Roxy, con un hermoso recorrido por todas las razones por las que las botas son tan atractivas.
    Sin ser para mí un fetiche especial, me gustan mucho las mujeres en botas. Creo que en mí caso las relaciono con el poder, una mujer con botas, en mi fantasía, está más cerca de ser una mujer dominante.
    Agregaría que, como en todo fetiche, en un momento alcanzan un valor autorreferencial. Aquello que en nuestras mentes se convierte en mayor o menor medida en fetiche, comienza a remitir a sí mismo. Así, cada bota, refiere, según sus características y en mayor o menor medida para cada observador, a la BOTA FETICHE. Incuso a veces la palabra que designa al fetiche, adquiere una pequeña parte de sus propiedades mágicas, algo así como un minifetiche.
    Una belleza Cassandra Cass, con sus pulseras y su colgante.
    De solo leer lo que Usted dice sobre Sus propias botas, Ama Roxy, a una se le afloja la bombachita…
    Su princesa dassy

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    1. Si me vieras una noche de botas, querida princesa, seguramente te aflojarias toda.

      PD: te gustaria verte como Cassandra?

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  3. Ay Ama Roxy! Por favor, no siga, se lo suplico, de solo imaginarla me pongo como loca…
    Verme como Cassandra no es una fantasía, es un sueño. Tener ese cuerpo, esa piel, esos pechos asomando. Sus manos en esa pose tan seductora. Personalmente no me privaría de algunos anillos.
    Gracias Ama Roxy, como siempre, muchas gracias, por tantas cosas. En este caso, por ayudarme a soñar.
    Besitos con rouge.
    Su princesa dassy

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    1. Princesa: soñar, fantasear y masturbarse es libre y gratis

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  4. Gracias Mistress Roxy, muchas gracias por Sus palabras.

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  5. Mistress Roxy, su artículo me encantó. Soy cross y adoro las botas.
    Es una adoración que tengo desde chica. Leía su artículo y me vino la imagen de mi maestra de la escuela que solía usar unas botas, que aun después de tantos años, sigo recordando. Nunca lo había pensado, pero es la imagen de una mujer dominante. Yo tenía unos 8 años y ella era todo. Es cierto que la imagen de una mujer en botas es poderosa y la de una Mistress en botas altas es lo más hermoso que puede existir.
    Pero, qué me pasa a mi cuando las uso? Yo no me siento dominante al subirme a esos tacos y sentir todo ese cuero cubriendo mis piernas hasta los muslos. En cambio, cuando me las pongo me siento sexy, me siento atractiva, me siento puta. El efecto Vivían a full.
    Y entonces pienso, me pongo las botas y atraigo a hombres y mujeres. Al fin de cuentas, esa es mi intención, atraer. Para qué? para dar placer. Si, me da placer complacer. Pero, si me pongo las botas para cumplir mis deseos, aunque sean deseos de sumisión, no estaré haciendo que otros cumplieran mis deseos? Todo con un par de botas altas! Qué confundida estoy!
    Cómo verá, Mistress Roxy, su artículo despertó en mi recuerdos, imágenes, sentimientos y dudas que llevo adentro. Es un tema complejo que empiezo a reconocer en mi.
    Siento que no fui lo clara en mi comentario que el artículo merece y le pido perdón si resulté confusa. Lamento no tener la capacidad para expresar todas las sensaciones que fui sintiendo al leer su excelente artículo.
    Muchísimas gracias!
    Romina

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    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario, bella Romina. Vi tus fotos en Facebook y te ves tan atractiva que me imagino que en tus correrías nocturnas sos toda una Pretty Woman que vuelve locos a los hombres.Toda tu sensualidad en las botas se transmite perfectamente.
      Quizás la columna hermana a ésta, Botas altas. Poder y vulnerabilidad, (https://sadobyroxy.blogspot.com/2020/01/botas-altas-poder-y-vulnerabilidad.html) te interprete mejor en tu rol de puta sumisa.
      No creo que estés confundida. Las botas son un accesorio muy fempower pero las sensaciones que todo fetiche genera son instranferibles y no siguen libretos.
      Me encantó leerte.

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    2. Gracias, Mistress Roxy por su hermosa respuesta. Me alegro que le haya gustado mi comentario y tomo el punto de que las sensaciones que genera todo fetiche son intransferibles y no siguen libretos.
      Romina

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