viernes, 22 de septiembre de 2023

Venus in Furs. La novela y la canción

 



   En 1967 se editaba el clásico The Velvet Underground & Nico, disco de la banda liderada por Lou Reed coproducido por Andy Warhol; el tema es el resultado de la atracción del músico por la obra de Leopold von Sacher-Masoch, que marcó la composición tanto en su letra como en la cadencia de su melodía


La escena 


   Lou Reed leyendo la nouvelle del escritor austríaco Leopold von Sacher-Masoch, La Venus de las pieles, editada en 1870 por el autor, cuyo apellido fue tomado para acuñar la posterior definición de masoquismo. Había potencial para una canción en ese relato, y Reed lo sabía desde el momento en que la frase Whiplash girl child in the dark se gestó, una sobre una joven que pisa fuerte con botas de cuero que brillan en la oscuridad y que someten a su amante. Una secuencia que se repite en loop.

   Para revisitar la canción que escribió el artista para el álbum The Velvet Underground & Nico, hay que situarse en la vida de Sacher-Masoch y en un nombre en particular: Fanny Pistor, escritora incipiente que tuvo su primer encuentro con ese hombre al que admiraba, no sin antes emprender una búsqueda. Cuando logró contactarlo, Fanny cambió su identidad e incluso se adjudicó un título que no poseía. Así, pasó a llamarse la baronesa Bogdanoff, quien suscitó en Sacher-Masoch una pasión irrefrenable que lo condujo a comprometerse a ser su esclavo por unos meses, con encuentros donde ella usaba pieles en el momento de someter a su antojo a ese hombre a sus pies.

   El vínculo, con esa reglas acordadas, fue la base de La Venus de las pieles, en la que el autor modificó los nombres, pero no así la esencia de las interacciones entre sus protagonistas. Por un lado, Severin von Kusiemski. Por el otro, Wanda von Dunajew. La atracción de él por ella desata su deseo de convertirse, como Sacher-Masoch con Fanny, en una figura sumisa dispuesta a aceptar los fetiches que esa mujer quería explorar, por más perversos que fueran considerados para la época. Esos momentos disruptivos en su cotidianidad conflictuaban a Wanda, quien oscilaba entre el placer y la culpa. En el medio, los grises sobre el (sado)masoquismo y sobre las líneas que pueden o no cruzarse.

   Severin, obsesionado por esas pieles que dan título a la obra, no comprende el motivo de su fascinación por la crueldad de las mujeres, pero tampoco se priva de experimentar ese deseo con total entrega. No hay supresión en esa historia que va in crescendo a medida que Wanda toma las riendas y Severin se rinde ante ella sin cuestionamientos. En un determinado momento, la fascinación se quiebra cuando la mujer conoce a otro hombre y el vínculo empieza a deteriorase de manera progresiva. Ya no hay pacto. Ya no hay, como escribiría Reed en su canción, una amante que le pueda curar el corazón al protagonista.


Todo entra por los ojos


   Para el líder de The Velvet Underground, fue el título de ese relato franco que partía de esa Venus de las pieles, un título que no quiso modificar para su composición. Por el contrario, Reed se sumergió en la historia por la curiosidad que le provocó ese título (un desafío al que sucumbió no sin cierto humor) y gran parte de la letra está narrada bajo la perspectiva femenina, si bien Nico no contribuyó en el proceso de escritura de ese tema en particular, el cuarto de un disco imprescindible, influenciado casi en su totalidad por la escena literaria. Desde la Generación Beat al approach punk rock para su prosa de Hubert Selby Jr., otro nombre vinculado a una escritura sobre la vida en los márgenes, sobre las minorías, sobre esos espacios en los que pocos se animaban a adentrarse, el álbum tomaba creaciones de figuras radicales, pero concebía algo nuevo.

   De esta manera, Reed lograba su objetivo, fusionando temáticas que se repetían a lo largo de los siglos, algo que consideraba divertido” de explorar. Además, había otra capa de diversión porque podíamos ponerle rock a todo eso de lo que hablábamos, amplió el fallecido artista que estaba por revolucionar al mundo en 1967 de la mejor manera posible para los incorrectos: con un álbum vapuleado e incomprendido, cuya influencia sería reconocida a posteriori. Cuando The Velvet Underground & Nico se editó, con Venus in Furs como una de sus piezas clave, muy pocos estaban listos para escuchar.

   El diálogo entre el relato de Sacher-Masoch y la canción de Reed no solo orbita alrededor de las prácticas sexuales, las preferencias, o los tabúes. La muerte como sinónimo de clímax (y la muerte en sí misma) también sobrevuela a Venus in Furs. El autor veía a esa dominatriz con una fascinación solo comparable a la que sentía por la muerte como concepto. Me besaba con esos labios asesinos, recordaba Severin sobre cada vez que se iniciaba el encuentro íntimo con la mujer que, en cierto modo, lo dejaba en el piso, inerte, para hacerlo revivir al verse nuevamente. El pacto, otra vez. Una suerte de danza. El orgasmo como forma de desvanecerse.

   La conversión de esa novela a la letra de una canción de rock empezó cuando Reed y John Cale se encontraban trabajando en unos demos en Ludlow Street, Nueva York, en 1964. The Velvet Underground emergía con un nombre que aludía a otro libro, escrito por Michael Leigh un año antes de la formación del grupo, en el que el periodista también exploraba el sexo, aunque en su caso desde varias aristas. El camino se estaba trazando, y la colisión de Reed con la obra de Sacher-Masoch parecía inevitable. Solo restaba hacer un tema basado en esa pieza que lo tenía cautivado.

   El rock es lo único que vale porque es inmediato, declaró Reed sobre la esencia de su vida. Venus in Furs fue cobrando forma cuando su factótum se juntó con Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker en los estudios TTG de Hollywood en una sesión en la que el demo fue desechado en pos de una versión en la que ese clúster tonal propio del estilo drone se asemejaba a los latigazos de la mujer que le demanda a Severin ponerse de rodillas ante ella. Mientras la pandereta de Tucker y la viola eléctrica de Cale van gestando la cadencia, la canción se vuelve eléctrica, febril, sexual.

   De acuerdo al recordado Sterling , quien tocó el bajo en el tema, Venus in Furs fue la mejor canción de la banda, aquella que sentó las bases de esa búsqueda vanguardista. Con ese tema conseguimos lo que siempre quisimos lograr con los demás, el sonido exacto por el que tanto trabajamos, expresó el músico sobre la composición producida por Andy Warhol.


El sonido del látigo


   La imperiosa necesidad de escribir sobre los excluidos late en Venus in Furs, como si Sacher-Masoch le hubiese pasado la batuta a Reed para retomar un relato que el considerado padre literario del masoquismo había empezado con un trato de su vida privada como leitmotiv.

   Bajo palabra de honor, Leopold von Sacher-Masoch se compromete a ser esclavo de Madame Pistor y a ejecutar absolutamente todos sus deseos y órdenes, y esto durante seis meses. A cada infracción o negligencia, o a cada crimen de lesa majestad, la dueña, Fanny Pistor, podrá castigarle según sus deseos a su esclavo. El sujeto obedecerá a su soberana con sumisión servil, acogerá sus gestos de favor como un don maravilloso y no intentará hacer valer pretensión alguna a su amor ni derecho alguno a ser su amante. Por su parte, Fanny Pistor se compromete a usar pieles lo más frecuentemente posible y sobre todo mientras ella sea cruel, se podía leer en el texto que establecía el pacto entre los amantes, prolongado por Reed en su letra, maravillosamente sórdida e hipnótica.

   De acuerdo a su entorno, al líder de The Velvet Underground se lo escuchó decir que la obra que inspiró Venus in Furs fue la más sucia y divertida que había leído en su vida. La canción, en tanto, permanece inmaculada en el podio de lo mejor de una banda que gozaba en esas visitas a universos que otros preferían ignorar. De hecho, en el clásico tantas veces reversionado (desde Siouxsie and the Banshees a Jarvis Cocker) Reed escribe sobre el agotamiento (podría dormir por mil años) que llega tras cometer los suaves pecados, tachados uno a uno, con el látigo marcando el ritmo.


Milagros Amondaray


viernes, 8 de septiembre de 2023

Miss S&M, Versace y las prostitutas

 

   La colección 1992 de Gianni Versace, provocativamente titulada Miss S&M provocó una divisoria de aguas: se la amó y se la odió en partes iguales y a nadie le fue indiferente. Como si hubiera sido un símbolo de todo lo que provoca la dominación femenina fetichista. El look de los vestidos encorsetados, bautizados Black Bondage Dress, desfilados por las diosas de los noventa Claudia Schiffer, Naomí Campbell, Helene Christensen y Christy Turlington, entre otras, fue aplaudido por grandes fotógrafos fetichistas como Helmut Newton y a la vez criticado por feministas y opinadoras. Gianni mismo aportó su cuota, no exenta de humor Last night, there were 200 socialites in bondage! mientras que Vogue puso el énfasis en la falta de comodidad  Getting strapped required eight hands. La cita sugiere que en el dungeon de una dominatrix siempre hay un esclavo para colaborar con los cierres del vestido que va a usar la Señora.


Christy Turlington




Naomi Campbell



Versace y las prostitutas

 

   No quiero verme como una prostituta, dijo la crítica de moda Suzy Menkes a la salida del desfile Miss S&M de Gianni Versace en 1992. No fue la única persona en opinar algo así de esa colección: Holly Burbach, por aquella época columnista de The New Yorker, afirmó que era incapaz de juzgar el aspecto creativo de la colección al sentirse demasiado ofendida como mujer; Susan Faludi, autora de Backlash: The Undeclared War Against Women, dudaba de que esa prendas coincidieran con las fantasías sexuales de las mujeres; y Michael Gross, periodista del New York, estaba convencido de que la colección Miss S&M era el equivalente en moda a la revista Playboy. 

   Pero qué ocurrió aquella mañana de julio de 1992 en el Hotel Ritz de París para que se desatara tal polémica en la industria de la moda?

   Con Miss S&M, Gianni Versace pretendía combinar la cultura barroca de su Italia natal con los cowboys americanos. Y lo consiguió. Prendas de cuero o ante se mezclaban con otras con estampados barrocos. Pantalones anchos con flecos se complementaban con cinturones dorados tipo cadena. Sin embargo, Versace no decía toda la verdad cuando afirmaba que ese era el eje central de su colección. Prendas ajustadas con tiras en el escote imitando el uso de cuerdas en el bondage eclipsaron al mix barroco-cowboy. Y fueron precisamente estas prendas y no las otras las que levantaron polémica y dieron fama mundial a Versace. Pero Gianni ya sabía que esto pasaría mucho antes de que el desfile tuviera lugar, no en vano la colección se llama Miss S&M en clara referencia a las prácticas sexuales BDSM. En otras palabras, la firma italiana utilizó la sexualidad de las mujeres para generar controversia y, por ende, aumentar las ventas.

   No obstante, esta no fue ni la primera ni la última vez que la industria de la moda hace uso de un tema serio para generar ventas. Acaso en la actualidad Dior no está utilizando el feminismo para vender más con las camisetas We should all be feminists? En definitiva, los profesionales del sector están más que acostumbrados a este tipo de polémicas. Que Suzy Menkes y compañía salieran tan enfadadas del desfile Miss S&M no puede deberse únicamente a que hubiera vestidos con tiras de cuero en el escote.

   Quizás tengan algo que ver las numerosas declaraciones de Gianni Versace afirmando que la mayoría de sus colecciones están inspiradas en las prostitutas de Reggio Calabria, ciudad en la que creció. Porque sí, vestir como una puta está mal, muy mal. Christy Turlington, una de las modelos que participó en el desfile, tuvo que recalcar que las prendas de la colección Miss S&M no tenían nada que ver con su personalidad, no fueran a pensar que ella era una puta. Hasta Gianni Versace tuvo que dar una entrevista a raíz de la polémica afirmando que a él le gustaba lo vulgar. Estaba insinuando que vestir como una puta implica ser vulgar? Acaso las putas tienen una tienda en la que solo ellas pueden comprar ropa?

   Virginie Despentes, defensora de la prostitución (y con prostitución me refiero a mujeres que deciden dedicarse a ello por voluntad propia) y ex prostituta, habla en su libro Teoría King Kong acerca de la evidente estigmatización de la prostitución y de las prostitutas por parte de la sociedad. Se exige de ellas que estén sucias, mancilladas, afirma Despentes. Sin embargo, cuando ella decidió comenzar su carrera como puta, la actitud de la gente para con ella cambió radicalmente. La miraban diferente e incluso comenzaron a admirar cómo vestía, cómo se maquillaba y cómo se peinaba, y todo sin saber que ahora ejercía la prostitución. Pero realmente Virginie comenzó a vestirse diferente cuando empezó a ser prostituta? 

   Según ella, sí. Me volví una apasionada de los tacones de aguja, de la lencería fina y de los trajes de falda y chaqueta, relata en su libro. Como ella misma resume, comenzó a jugar al juego de la feminidad. No es eso lo que la sociedad nos exige a todas las mujeres? Acaso ser más femenina es ser más vulgar, más sucia y más mancillada?

   Seguramente el problema no sea cómo visten o dejan de vestir las putas, sino el simple hecho de ser puta. Una mujer que por decisión propia decide mantener relaciones sexuales con un hombre a cambio de dinero, no sólo está haciendo caso omiso de lo que la sociedad le impone, sino que también está siendo independiente económicamente hablando. Gana dinero con el que sufraga sus propios gastos y todo ello sin ayuda de un hombre. Además, como bien añade Virginie Despentes, al dedicarse a la prostitución deja de ser ama de casa, deja de dedicarse única y exclusivamente a los quehaceres domésticos. En definitiva, vive su propia vida como ella quiere y no como le imponen que debe hacerlo.

   Despentes afirma que una mujer con estilo de puta le interesa a casi todo el mundo. Seguiría interesándole si supieran que realmente es puta? A juzgar por las críticas que recibió Gianni Versace con Miss S&M, probablemente no. De hecho, años después de la muerte de Gianni, su hermana Donatella estuvo a punto de demandar al diseñador Armani por afirmar que Gianni una vez le dijo que él vestía a prostitutas. Y es que podemos (y debemos según la sociedad) ser femeninas siempre pero ser putas jamás, porque las putas tienen que estar sucias y deben ser vulgares no vaya a ser que cada vez más mujeres quieran serlo. Lo que me da rabia no es lo que los hombres hacen o son, sino lo que quieren impedirme que haga o lo que quieren obligarme a hacer, dijo Virginie Despentes. Lo suscribo y añado que tenemos que vestirnos como nos dé la gana y no como nos dicen que debemos hacerlo.






Fuente
https://proyecto-kahlo.com/2017/04/versace-y-las-prostitutas/


viernes, 1 de septiembre de 2023

Mastertouch High Heels

   Peter Stanton, más conocido con el pseudónimo de Mastertouch es un fotógrafo especializado en fetichismo, BDSM y el bondage. De origen australiano, hay muy poca información sobre él porque prefiere expresarse a través de su arte, en donde expone un erotismo directo pero a la vez pleno de glamour.


Fuente
https://www.enkil.org/2011/09/19/peter-stanton-aka-mastertouch-erotic-and-fetich-photography/


Enero




Febrero




Marzo




Abril




Mayo




Junio




Julio




Agosto




Septiembre




Octubre




Noviembre




Diciembre



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...