jueves, 15 de agosto de 2019

Magenta stories. The great challenge





   Una vez más llega a mi Magazine Femdom una historia protagonizada por Magenta, la magnífica heroína fetichista nacida del lápiz y la imaginación del italiano Nik Guerra. Si todavía no la conoces, éstos son los links que te guiarán a las anteriores entradas de Magenta de mi blog.

Magenta on the cover of a Magazine

Magenta stories. Black stockings

Magenta y las pin ups a la italiana

Magenta, la diosa de Nik Guerra


   Ya desde el primer cuadro, nuestra heroína nos mira directamente a los ojos y se presenta bien a su manera (ah, pajeándote por mí...bueno voy a contarte mi última historia...). La historia de hoy se llama The Great Challenge (El gran desafío) porque el poder sexual de Magenta como dominatriz fetish va a ser puesto a prueba. 







   La historia del Great Challenge comienza con Magenta definitivamente adueñada del condado de Mittelstein. Pese a lo activa que es su vida sexual, a Magenta la empieza a invadir un sentimiento parecido al del aburrimiento. Sus actividades se han vuelto rutinarias. Sus esclavos bulls se esfuerzan todos los días por hacerla gozar. No sólo a ella, también deben atender a sus dos esclavas sissies Dogette y Lady Vaseline que se comportan como dos putas insaciables buscando sexo todo el tiempo. Dogette es una maestra de la mamada y para Lady Vaseline, la felicidad es una verga en el culo. Una noche, aburrida y buscando más formas de excitación, Magenta recurre a Vaseline como travesti activa (después de tanta verga todavía querés una conchita, no?) y la rubia con corte punk no se hace desear demasiado, arrojándose sobre su bella Dueña (casi olvidaba qué hermoso es cogerte, Condesa...) 









   Un episodio inesperado arrancará a Magenta y a sus chicas de la rutina de su zona de confort para ponerlas frente al Great Challenge. En una fiesta en el palacio de Mittelstein, Magenta es abordada en una forma muy grosera por un intruso que se hace llamar Steelcock (el verga de acero) quien le propone un desafío. Si ella o sus chicas lo hacen eyacular, él será uno más de sus esclavos. Pero si él logra resistir a la excitación sin acabar, Magenta deberá entregarle la llave de uno de sus castillos de Mittelstein. Magenta, segura de sí misma y de sus pupilas, acepta excitada.





   La primera en salir al ruedo es Lady Vaseline. Ella se abre en flor para que Steelcock la penetre por el culo (Cogeme y vas a acabar). Está segura de que en pocos minutos él no resistirá la tentación de llenarla de leche, como tantos otros, y ella se relamerá victoriosa frente a su amada Condesa. 



   Pero lo que ocurre es lo contrario. La verga de Steelcock resiste bien erecta la suavidad del culo de Vaseline, tan dilatado y acogedor, y tras un rato de embates es ella la que termina eyaculando descontrolada. Asombrada y algo preocupada, Magenta llama a Dogette. Ahora vas vos, haceme acabar a este tipo. Mientras Steelcock alardea (OK, la siguiente en la fila!) Dogette se ofrece muy sexy, en medias, portaligas, corsette y guantes largos, estirándose en un sofá como gata en celo y preguntándole Qué vas a hacer con mi apretado culito? 




   Con Dogette, la historia se repite. Pese a que Steelcock reconoce que Dogette es más sexy que Vaseline, ella no resiste el placer y se descarga sobre sus propias medias de nylon después de cabalgarlo. Entonces Steelcock toma la iniciativa, se arroja sobre Vaseline y la sodomiza tan furiosamente que la sissy por primera vez le pide piedad.  




   Steelcock va nuevamente por un segundo round con Dogette. Primero la toma de costado y después la sienta sobre él para hacerla cabalgar su verga metiéndosela hasta el fondo. Totalmente entregada y casi sin poder moverse, Dogette se rinde y acaba por segunda vez. Así es como las dos chicas sissies, las alumnas educadas personalmente por Magenta, quedan totalmente fuera de combate. Magenta se enfurece con ellas y las azota con su látigo mientras Steelcock, triunfante y engreído, ya le reclama las llaves del castillo. 




   Pero Magenta tiene todavía un as en la manga. Dogette y Vaseline fueron sólo precalentamientos. Donde el morbo de las putas transexuales fracasó, la belleza de la biomujer debe triunfar. Magenta convoca de urgencia a su amiga Lucrezia, definida como 50 kilos de pura lujuria en medias negras y tacos altos. Si en Mittelstein, eyacular para un hombre significa quedar esclavizado, Lucrezia es una experta en reclutar nuevos esclavos para Magenta porque su sexo es irresistible para los hombres. Así que vos sos el hombre que no acaba, le dice a Steelcock mientras se masturba y se lleva el dedo a la boca, sensualmente. Frente a la belleza y seducción de Lucrezia, Steelcock duda por primera vez. 







   Ella lo ataca de entrada con su boca suave y golosa pero él consigue mantenerse firme. No entiendo, mi mamada no funcionó, dice Lucrezia sorprendida. Cuando pone en acción a su vagina húmeda, le pasa lo mismo que a las dos sissies con sus culos; es ella la que no puede evitar dejarse llevar por el placer y termina explotando en un orgasmo inesperado. Magenta comprende que está realmente en problemas y debe exigirse ella misma al máximo para vencer en The Great Challenge




   Qué puedo hacer con un hombre que no acaba ni en los culos de Dogette o Vaseline ni en la bella cara de Lucrezia? se pregunta Magenta mientras se pone sus medias negras especialmente sedosas. Ningún hombre puede resistir esto. Debe tener una debilidad..todos los hombres son débiles por algo. Ese algo es su fetiche. Magenta apuesta todo a poner sus bellos pies envueltos en nylon stockings frente a la nariz de Steelcock.  Al quedar frente a sus pies ennylonados, él vacila por primera vez. Huele! le ordena ella, imperiosa. Frente a este inesperado estímulo, Steelcock, por fin!, eyacula sin poder controlarse y pierde la apuesta. 






   Para Steelcock, una nueva vida comienza..esclavizado a la Condesa. Atado en un sótano del castillo, su castigo es rendirse ante los pies, los tacos altos y las medias de nylon de Magenta, contra los que no tiene defensa alguna. Sin piedad con él, Magenta lo hace eyacular todas las noches sin dejarlo ni siquiera tocarse. Buenas noches, chico sniffy, se despide ella, altanera y triunfante. 




    Una de esas noches, dos monjes entran al sótano donde Steelcock sufre su condena. Son Dogette y Vaseline, disfrazadas para no ser reconocidas por Magenta. Nosotras no podríamos olvidarte le dicen, mientras lo desatan. Una nueva tortura aguarda a Steelcock. Por favor, soy un ser humano, no un sex toy les suplica pero las dos princesas de Sodoma no piensan escucharlo y sólo quieren abusar de su verga una y otra vez a su entero placer. 




   Por supuesto que esta historia tiene una moral dice la última escena. Claro que la tiene. Me recuerda que hace años, en un debate en un foro de Internet, una dómina amiga sentenció... Nunca pero nunca te atrevas a desafiar a una mujer bien plantada. 

   Es que todas nosotras, mujeres dominantes, llevamos una Magenta interior que jamás aceptará ser derrotada en ningún desafío. 




10 comentarios:

  1. Hermosa historia, Señora! Todo caballero bien plantado bien sabe que, si desafía a una Mujer Dominante, inexorablemente le espera el delicioso placer de la derrota.
    daniel.

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  2. mistress me encanta cuando escribe sobre las sissy comic, me identifico mas con doggete, quede super loca con este posteo no le miento, amo su blog mistress

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  3. Ahora debo pensar muy bien más cosas, antes de desafiar a una mujer plantada, me gustó ese desafío

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    Respuestas
    1. Mejor, no lo hagas. No la desafies, disfruta de sentir su poder sumisamente

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  4. Me gusta mucho el personaje de Magenta, al que también conocí, gracias a Su blog. La historia de hoy es un hallazgo increíble, me saco el sombrero, Usted es absolutamente genial, Ama Roxy. Leerla es mágico, uno se siente transportado al Condado de Mittelstein. Me encanta la imagen final de Magenta, con el ojo mirándome.
    Todas las situaciones de la vida admiten diferentes interpretaciones, y a su vez, estas, tienen diversas formas de ser expresadas.
    Por algún motivo, la historia de Magenta me hizo recordar una parábola hindú que leí hace muchos años. No la encontré en internet, así que la contaré con mis palabras y me tomaré la libertad de hacerle algún retoque.
    El caminante se sorprendió cuando vio estacionado a pocos metros de él, un espectacular carruaje vimana. Intentó ver quién viajaba en él, sin acercarse demasiado. Su sorpresa aumentó, al ver que dentro del vehículo se encontraba sentada la Reina. Primero observó sus maravillosas piernas. Luego, sus hermosas y delicadas manos. Pronto, le llamó la atención su rostro. Aunque solo podía ver la mitad inferior de él, le resultaba profundamente perturbador. Casi sin pensarlo exclamó: - Es la mujer más hermosa que vi en mi vida.
    La Reina llegó a escucharlo. El atrevimiento le gustó, sobre todo porque advirtió que el caminante no había podido contenerse. Decidió divertirse un poco y le dijo: - Acércate.
    Con temor, dio tres pasos en dirección al carruaje. Pensó que ahora vería sus ojos, pero no fue así. Seguía viendo la mitad del rostro de la Reina, solo que ahora, más nítidamente. Descubrió el motivo de su deslumbramiento. Una sonrisa casi imperceptible, que tensaba ligeramente sus labios y dibujaba un muy pequeño hoyuelo en su mejilla. Curiosamente, aunque no se veían sus ojos, se adivinaba perfectamente la potencia de su mirada. Tenía un aire de superioridad tal, que parecía una Diosa, más que una Reina.
    Inesperadamente la Reina dijo: - Sube, darás un paseo sentado a mi lado, será la mejor experiencia de tu vida.
    El caminante no lo podía creer. Sabía que la palabra de la Reina no admitía opciones, pero también sabía que él no podía hacerlo. No pudo más que responder: - Muchas gracias mi Reina, pero no puedo subirme. - ¿Cómo? ¿Y eso por qué? – Tampoco puedo decírselo mi Reina, pero le agradezco una vez más la invitación.
    La Reina no podía creer lo que escuchaba. Bramó: - ¿Estás desafiándome?
    El caminante se aterrorizó. No solo había declinado la invitación. También la había agradecido superficialmente, como quién agradece una copa de vino. Aunque sabía que no podía aceptar (el texto nunca da detalles de sus motivos, quizás considera que sería irrelevante hacerlo), decidió esforzarse para hacerse perdonar, si es que esto era posible.
    Se arrodilló y suplicó: - Jamás intentaría desafiarla, mucho menos, derrotarla. Le ruego que me entienda, realmente no puedo hacerlo. Créame…compréndame…
    Seguía arrodillado. Cuando terminó de hablar, agachó su cabeza. Lo hizo como acto de contrición, pero también porque la belleza de los labios de la Reina ya le dolía en los ojos.
    La Reina percibió que el desconocido no se subiría. Su primer impulso fue descargar su ira sobre él. Luego pensó en ordenar que el carruaje arranque, altiva e indiferente, dejándolo abandonado en la acera. Pero a la Reina, como a Magenta, también la aburrían un poco el poder absoluto y los finales trillados.
    Volvió a mirarlo. Sus explicaciones le parecían estúpidas e incoherentes. Pero a la vez, parecía sincero. Su irritación se mezcló con la curiosidad por saber si a ella se le ocurrirían nuevas opciones. Después de todo, eso también podía ser estimulante. Dudaba sobre qué decisión tomar.
    Al llegar a este punto, la parábola toma un rumbo extraño. El autor nos dice que no puede escribir el final. Que no está a la altura de las decisiones de la Reina.
    Que la única que puede decidir, cómo continuará o concluirá la historia, es la misma Reina.
    Daser

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    1. No conocia la parabola y es muy extraña. Te agradezco por haberla compartido. Me parece que el juego del caminante es intrigarla, al rechazar lo que todos los demas aceptarian sin dudar. Y asi, hacerle sentir a ella que es especial

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  5. Fabuloso comic, Magenta es uno de los mejores comics fetichistas de la historia. y claro, quizás una en su lujuria se imagina siendo Dogette jiji... Besos Mistress

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    1. Dogette es la sumisa de las dos y la mas servicial en el sexo, no me extraña que te hayas imaginado en ella

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