Q uienes proponen desde diversos textos de sexología a la Lead Female Relationship LFR, la relación liderada por la mujer, como forma ideal de relación de pareja, no están proponiendo algo novedoso, desde que muchos hombres siempre han deseado emparejarse con mujeres fuertes que los dominen en el sexo.
La Biblia de los hombres sumisos es La
Venus de las pieles de Leopold von Sacher-Masoch, escrito hace casi ciento
cincuenta años, en donde se presenta a un protagonista con poderosas y
angustiantes fantasías de sumisión hacia una mujer llamada Wanda, con la que
inicia un romance en donde se cruzan realidad y fantasía. Ella acepta ser su
Ama más por amor hacia él que por su propio gusto pero látigo y pieles de por
medio acaba siendo una mujer dominante sádica que lo supera en sus esperanzas
más salvajes. Lo que a veces se pasa por alto en el análisis literario y
sexológico de la novela, es que él la ama profundamente y sus deseos sumisos y fetichistas no pueden desenlazarse del amor.
Historias así se han representado una y otra vez en la vida real de muchas parejas; las he escuchado en fiestas BDSM o ambientes swingers. El hombre introduce a la esposa o a la novia en sus fantasías y deseos de sumisión. La mujer le concede el capricho sólo por curiosidad pero muy pronto comienza a gozar de su recientemente descubierta naturaleza dominante. De esta forma acaba llevando a su hombre mucho más adentro en la sumisión a ella de lo que nunca se hubiera atrevido a fantasear. Y si bien algunos se arrepienten del paso que han dado, otras parejas son cada vez más felices
Hoy como ayer, la dominación femenina está inextricablemente ligada al fetichismo de ciertas prendas que excitan a los hombres y les despiertan deseos de adoración (ayer eran las pieles, hoy lo más común es la lencería erótica y los tacos altos) o deseos de ser azotados o atados. Así se excitan porque ven mucho más sexy a su compañera cuando lleva las riendas. Lo que más temen esta clase de hombres es el aburrimiento y la monotonía. Por supuesto que el moderno BDSM propone que castigos y humillaciones estén ritualizados y enmarcados por sistemas de seguridad que garantizan que sean seguros y disfrutados por ambas partes.
Entonces, es la Dominación Femenina realmente sadomasoquismo inducido por hombres? Puede serlo o no, siempre depende de cada pareja. La Dominación Femenina es un amplio arcoiris que acoge muchas formas y expresiones. Algunas parejas la mantienen confinada al dormitorio; a otras les gusta extenderla a los ámbitos públicos. Los deseos que Sacher-Masoch cristalizó son bastante comunes pero son sólo una expresión romantizada y literaria de un deseo general masculino que hasta el siglo XX vivió encerrado en un closet. El obstáculo más común con que se topan los candidatos a sumisos es que aún hoy muchas mujeres rechazan dominar a sus esposos en la cama porque creen que deberán sí o sí caer en una forma de sexualidad que juzgan agresiva o poco romántica cuando en realidad sus parejas sólo están intentando abrir las puertas de una exploración de fantasías conjuntas que les permitan someterse a ellas y adorarlas como a diosas del sexo. Lo que muchas mujeres juzgan peyorativamente como sadomasoquismo no es nada más que dominación suave con el condimento de lencería fetichista.
Lo que yo he encontrado más importante y trascendente en la Dominación Femenina, por encima de los juegos sadomaso y de la ropa fetish, es que una relación así requiere de alta confianza y sinceridad por parte de ambos. Cuando un hombre confía en su esposa lo suficiente para abrirse a ella respecto a sus deseos de sumisión más íntimos, la conexión entre ambos puede alcanzar niveles desconocidos porque los hombres no suelen confesar fácilmente esta clase de fantasías. La Dominación Femenina ayuda a fomentar las líneas de comunicación entre esposo y esposa cuando pasan a ser Ama y sumiso. A la mujer le toca abrir su mente para comprender la real naturaleza sumisa masculina y desarrollar la capacidad de explorar nuevas formas de sexualidad. Ella le da al hombre lo que necesita para gozar, dominándole y el hombre le entrega su sumisión sometiéndose a los placeres de ella. Si ellos se excitan con Nosotras, Nosotras nos excitamos excitándolos.
Sacher-Masoch pone en los labios de su Wanda: El hombre solicita, la mujer es lo solicitado, esa es su única ventaja pero es decisiva. Mucho tiempo pasó desde que la Venus fue escrita y muchas costumbres han cambiado. Pero en la Dominación Femenina, nos gusta creer que sigue siendo igual.
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