miércoles, 26 de diciembre de 2018

Videoteca. Ladies in boots. Siglo XXI on stage I


   Ellas no sólo son cantantes. Ellas son las mejores vendedoras de fantasías fetichistas por el mundo entero. En sus shows llenos de glamour, luces y pantallas, ellas bailan, caminan y desfilan las botas más sexies salidas de la imaginación de los mejores diseñadores. Unas botas que son el sueño y el desvelo de muchas de nosotras. Desde los años noventa hasta hoy, las cantantes pop se han vuelto influencers decisivas en la moda fetish y han ido desplazando de ese rol a las actrices que fueron durante décadas las referentes indiscutidas en la moda sexual. Los diez videos que posteo hoy pretenden mostrar un panorama de la bota femenina fetish en el siglo XXI, en particular entre el 2014 y el 2018, filmado desde los escenarios de las cantantes pop.

   Hay para todos los gustos. Botas negras, blancas, rojas, doradas y hasta verdes. Están las jóvenes estrellas de estos últimos años, están las que empezaron con el siglo y ya se han vuelto clásicas y están las maduras que siguen firmes ahí arriba, sin intención aparente de retirarse. 


Ladies in boots. Siglo XXI on Stage I



Ariana y Katy; dos reinas fetiche del siglo XXI




Puesto 10. Nicki Minaj. Swish swish (NBA Awards, 2017).

El 26 de junio de 2017, la NBA hizo su fiesta de fin de temporada en New York y para darle mucho ritmo y color, Nicki Minaj se presentó con todo el glamour de una Cleopatra fetichista que visita la Roma antigua subida a un par de monumentales botas blancas de Pleaser y rodeada de coristas en botas negras.











Puesto 9. Britney Spears. Work bitch (Piece of me Tour, 2016).

Britney es un ícono sissy pero no suele estar relacionada con el mundo del fetish. Por eso me gustó rescatar este gran inicio del show Piece of me con Work bitchBritney aparece a los 2:00 min luego de la apertura del show.  A los 4:10, cuando se tira al piso, las botas se aprecian muy bien. 










Puesto 8. Jennifer Lopez. On the floor (Tidal Concert,  2017).

Tidal X Brooklyn Benefit Concert fue un show con fines humanitarios para las víctimas del huracán que devastó Puerto Rico. Jennifer Lopez en botas rojas rompe el escenario con su melena larga, sus meneos y su culo bombón asesino en su clásico latino On the floor. 







Puesto 7. Katy Perry. Dark Horse (Witness Tour, 2018).

Con botas y minivestido dorados, Katy se muestra con la armadura de una guerrera galáctica llegada desde California. Sus coristas en latex y botas rojas estan tan sexies como ella.








Puesto 6. Beyoncé. Crazy in love (Formation Tour, 2016).

Otro momento de botas rojas, filmado desde muy cerca del escenario. Beyoncé y sus coristas recorren la pasarela que se acerca al público del campo como si fueran sensuales topmodels en botas rojas, al estilo del musical Kinky Boots. 







Puesto 5. Ariana Grande. Problem (Billboard Music Awards, 2014).

Nacida en 1993, Ariana es la chica del ponytail en el pelo y las botas altas. Ella representa una enorme influencia femenina para las jóvenes occidentales de hoy, como Madonna lo fue para las de mi generación. Ha sabido moverse con mucha gracia en el salto de ser ídolo adolescente teenager a mujer joven y sensual. Ojalá que sepa manejar su carrera y su vida personal para mantenerse en lo alto. Mientras tanto, disfrutamos de sus canciones, de su linda voz y de su estilo desenfadado, una interesante mezcla entre lo sexy y lo funny. En esta presentación junto a Iggy Azalea, apuesta fuerte por el blanco y negro, en la ropa y en las botas







Puesto 4. Kylie Minogue. Spinning around, (Kiss me once Tour,  2015)

Una de las más grandes boteras de todo los tiempos que a los cincuenta años se niega a colgar las brillantes y bien altas botas negras. Ahí está Kylie arriba del escenario para demostrar que las mujeres no necesitamos ser jóvenes ni tener piernas interminables de topmodels para divertirnos y seducir bailando bien arriba en botas de tacón.








Puesto 3. Rihanna. Bitch better have my money (iHeart Radio Music Awards, 2015).

Bajar de un helicóptero con botas altas vinílicas y un abrigo de piel, todo color verde furioso. No podía ser otra que Rihanna, aunque esta canción debe ser la que menos me gusta de  todo su repertorio.









Puesto 2. Madonna. Human nature - Hung up (Coachella, 2015).

Mientras el rapero Drake, de veintiséis años, interpretaba su set en el Coachella Festival del 2015, Madonna apareció en el escenario con el playback de Human Nature combinado con Hung up. Al terminar, le devoró la boca con un largo beso pero él reaccionó con desagrado, limpiándose. 

Al otro día, pretendiendo arreglarla, Drake tuiteó Don't misinterpret my shock!! I got to make out with the queen Madonna and I feel 100 about that forever. Thank you @madonna. Pero nadie le creyó. Frente las críticas, ella reaccionó como siempre doblando la apuesta  If you don't like me and still watch everything I do... Bitch,  you're a fan. 

Las botas que usó Madonna en Coachella son las Nunka de Givenchy. Son botas laced up-open toe (abiertas en los dedos y atadas con cordones a lo largo de toda la caña). Lo que no se sabe es cual era el glossy lipstick que usó en los labios y que tanto desagrado le provocó a este pobre muchacho Drake. 







Puesto 1. Lady Gaga. A-Yo. John Wayne (Victoria's Secret Fashion Show, 2016).

La reina de las plataformas se robó el show de Victoria Secret's 2016, realizado en el Gran Palais de París. Lady Gaga cantó dos canciones de su album Joanne mientras las angelitas de VS desfilaban a su lado. Lo mejor llega a 1:05 min cuando las modelos las rodean mientras ella se calza las botas y luego pasea por la pasarela con sus imponentes botas de plataforma con tacones de diez pulgadas de alto. Para completar el fetiche, Gaga usó un catsuit de Yves Saint-Laurent y un sombrero con flecos decorados con cristales Swarovski. 

Algunas vistas de las botas que Lady Gaga solía usar en actuaciones y shows en 2016 y 2017 están en ésta entrada del blog. 









Kylie y Madonna, la eterna vigencia de las boteras maduras




Feliz 2019 Sado Sensual y Femenino


Jennifer Lopez


lunes, 17 de diciembre de 2018

El poder del símbolo fetichista





   El universo del sado Femdom tiene su Big Bang en el deseo que la mujer fetiche genera en sus adoradores. Esa adoración tiene una fuerte impronta estética y simbólica. A partir de la estética fetish, las mujeres sádicas y nuestros esclavos y esclavas recreamos antiguos rituales de vampiresas y víctimas, de flageladoras crueles, de humilladoras, de maridos cornudos que acompañan a esposas insaciables.

   En el mundo occidental de hoy, existe una identificación inequívoca entre ciertas vestimentas y rituales con el dominio sexual que algunas mujeres ejercen sobre otras personas que desean ser dominadas por ellas. La identificación entre esta forma de sexualidad y sus símbolos fetichistas ya tiene alcance universal. El poder sexual de la mujer y el símbolo fetichista se han vuelto indistinguibles.

   Para las mujeres que gozamos el sexo Femdom, un collar de cuero, un par de botas o una fusta representan mucho más que adornos y vestimentas. Simbolizan una forma de vivir el sexo y hasta la vida misma. Lo mismo ocurre con la lencería, los zapatos altos y el uniforme de mucama con los que una sissy es travestida por su Ama. No son sólo bellas prendas de vestir: son elementos simbólicos indispensables para el placer sexual de ambas a través del roleplaying del sissismo. 

   En el mundo de la sexualidad Femdom, los goces se explican a través del entendimiento de un juego de símbolos por parte de personas inteligentes que son capaces de comprender lo dichos símbolos significan.






   Ni siquiera es necesario meternos en terrenos del BDSM para comprender el poder del símbolo fetichista en la construcción de la femineidad. Basta preguntarle a cualquier mujer elegante de cualquier época sobre su relación con determinados zapatos, carteras, vestidos, make-ups. Ella nos contaría como cambia su personalidad y su estado de ánimo con sólo ponérselos y mostrarse en público. El arreglo personal en una mujer puede ser visto como un cambio de piel que nos predispone a una cierta actitud y es posible conectarlo con el pensamiento mágico de los albores de la Humanidad en donde el cazador primitivo se revestía de la piel del animal cazado para absorber parte de su fuerza y poder. 

   Como todo juego, al juego del sexo Femdom se lo disfruta cuando se lo juega en serio. Cuando el artificial maquillaje que complementa al látigo de la domadora y las brillantes y negrísimas botas de tacones estratosféricos son acompañados por la personalidad y la convicción de que un poder real emana de quien viste todo esa armadura fetish elaborada hasta el detalle. Sólo entonces la parafernalia fetichista es vivida con alegría y felicidad, el nick y el nombre real casi confluyen y la máscara se parece tanto al rostro. La vida real y la sesión fetichista no están separadas por un abismo porque toda la artificialidad del rol se sostiene en base a la naturalidad con que se lo vive. Los símbolos y los rituales cobran vida propia.  No se actúa un personaje, se vive y se goza una persona.

   La adoración fetichista nos permite acceder a un mundo mágico de placeres sexuales de dominación y sumisión que serían inaccesibles por otras rutas. Si las vestimentas y rituales fetish nos provocan tanto placer que se han vuelto parte inseparable de nuestra sexualidad, es porque son el símbolo artificial  que expresa a la perfección la realidad natural de nuestras pasiones y nuestros deseos.






lunes, 10 de diciembre de 2018

Placeres femeninos. Crossdressing




 



   Soy una mujer que desde muy chica se sintió atraída por todo aquello que hoy, teorías de género mediante, podemos llamar la construcción normativa de la femineidad occidental. Para mí, el pasaje de niña a mujer fue extremadamente placentero y divertido porque no sólo implicaba volverme dueña de una sexualidad multiorgásmica. También me daba la posibilidad de explorar todos los poderes femeninos que se me presentaban desde la seducción. No era solamente reconocerme bella desde mi cara o desde las curvas de las tetas y las caderas; la condición de mujer me daba el boleto de entrada al mundo de la moda sexy, la lencería, los maquillajes, los zapatos altos y las actitudes seductoras que tanto me habían atraído en las mujeres que admiraba cuando era chica, cuando empezaba a descubrir la existencia de una conexión indestructible entre la femineidad y la belleza y de ambas con el poder.

   En aquellos años, yo no era consciente de que a muchos varones les eran negadas las mismas atracciones hacia lo femenino que yo sentía. Hoy, habiendo pasado muchos años y experiencias de vida, con familias felices formadas o cargando divorcios conflictivos, me los encuentro en fiestas alternativas pero sorpresa!, ahora ellos también se vienen vestidas de mina. Maquilladas a full, con pelucas vistosas y lookeadas como reinas de la noche, gozan la clandestina libertad condicional de sentirse por un rato mujeres deseadas para después volver como varones a su mundo laboral y familiar cuidando de no dejar rastros de la noche divertida.

   En el juego de ellas, no hay cuestionamiento de mandatos ni de normas de género. Tampoco les he encontrado algún interés en las muchas variantes de la diversidad sexual. No pertenecen al ambiente gay ni tampoco desearían ser transexuales. Son muy respetuosas del concepto binario clásico hombre – mujer y el placer reside justamente en saltar de uno a otro, sin mezclarlos jamás. Para ellas, ser mujer es cumplir al detalle con un estereotipo femenino que para la mayoría de las mujeres biológicas ya está pasado de moda. Un estereotipo que define a la mujer desde la artificialidad y que es abominado por muchas feministas. Ese es su pasaporte a un mundo secreto de delicias prohibidas.

   Siempre están las que necesitan ponerse encima toda la parafernalia femenina para poder dejar fluir con libertad a sus deseos homosexuales. Pero me inclino a pensar que para muchas de ellas, levantarse un chongo no es el objetivo de la noche sino apenas un complemento a esa imagen de seducción que se autogestionan desde la fantasía. Como muchas de nosotras cuando nos descubrimos mujeres en la adolescencia, las crossdressers están enamoradas de su propia construcción, de su rol, de su espejo. Lo viven como una experiencia erótica y fetichista o como unas vacaciones divertidas después de tantos años de cumplir con un aburrido y asexuado rol masculino. Sus acompañantes varoniles sólo vienen a completar la foto. El sexo puede estar o no, pero no importa tanto.

   La pasión con que millones de chicas cross en todo el mundo llenan las redes sociales con sus fotos es la mejor prueba que la femineidad está llena de actitudes, colores, poses y texturas que son capaces de generar placer. Hay una sensualidad fetichista propia del mundo femenino que excede el terreno de lo simbólico. Es algo real, que se toca y se siente. Es placer físico.

   Ponerte uniformes, caminar sobre tacos altos moviendo el culo, jugar por un rato a ser una dama, una puta, una secretaria....cuando te ves arreglada frente al espejo de acuerdo a tu fantasía femme, te sentís linda y sentirte linda, además de darte placer, te da regala un morbo adicional. Te sentís deseada como mujer por vos misma.

   A través de la ropa de mujer, de las pelucas y del maquillaje, algunos hombres consiguen acceder al goce de un poder erótico que la biología les ha negado. El poder sensual de la femineidad. Ojalá muchas mujeres que conozco se inspiraran en ellos como ellos se inspiran en las más bellas de nosotras.



Being female is a matter of birth. Being a woman is a matter of age. But being a lady...that's a matter of choice.  




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