La masturbación se descubre en la intimidad, como una forma de reconocer el propio cuerpo mientras la mente vuela por las placenteras fantasías individuales. Si la masturbación fuera pública y se la enseñara en las escuelas como método sano y seguro de obtener placer, quizás toda la sexualidad humana se volvería más natural y saludable pero a la vez perdería erotismo y transgresión para tender a la animalidad en donde el sexo es una función biológica más. Destruir los tabúes y exponer el sexo sin velos es quitarle la dimensión mítica y prohibida que lo enriquece y que es la base de todos los deliciosos libertinajes.
Siempre recurro a este ejemplo tan masturbatorio, tan pajero, cuando quiero expresar la forma en que he vivido los placeres relacionados con la dominación sádica femenina, el BDSM, la bisexualidad, el fetichismo y el adulterio. Porque así como la telaraña de mis deseos y sensaciones se ha ido tejiendo día a día a partir de múltiples y diversas experiencias eróticas, he sido y soy muy prudente a la hora de mantenerlas semiocultas. Mistress Roxy, la dominatriz, la adúltera, la bisexual; es conocida en ciertos círculos, pero no se visibiliza demasiado.
Sé que la humanidad contemporánea con la cual me toca compartir la calle, el trabajo y la escolar reunión de padres me lapidaría si hiciera pública mi vida sexual. Entonces la guardo en silencio, con prudencia, consciente de ese destino. Sólo podemos conversar libremente sobre sexualidad si nos rodeamos de un círculo de personas que entiendan nuestro idioma. Del resto, mejor mantenerse oculta.
Quienes hemos participado en fiestas del ambiente BDSM sabemos muy bien que muchas de las prácticas más comunes con las que nos divertimos y gozamos pueden ser utilizadas como elementos de prueba en juicios penales y debemos estar muy atentos con quien jugamos. También sabemos que muchas de nuestras reuniones deben ser semiclandestinas porque hay personas que van a ser atadas (privación de la libertad), golpeadas o castigadas (maltratos físicos), subastadas para servicios sexuales (proxenetismo) o consideradas por otros como esclavos (tráfico de personas). El BDSM, al igual que las diversas formas de swinger, ha ganado mucha visibilidad en el siglo XXI pero continúan siendo vistas como conductas sexuales perversas a menos que dejen muy claro que todo se juega bajo condiciones de consenso preestablecido.
Alfred Hitchcock dirigió a Grace Kelly en El crimer perfecto, en La ventana indiscreta y en Para atrapar a un ladrón. Hitchcock estaba fascinado por el carácter y la belleza de Grace, esa belleza fría y glacial, de esfinge perfecta, detrás de la cual se podía adivinar toda clase de ardores eróticos. Hitchcock sabía que si lograba transmitir esa doble personalidad a la pantalla del cine, las chicas de los reprimidos años cincuenta podían llegar a identificarse con Grace a través de esa transgresión latente. Y así lo hizo.
Si transgredir lo prohibido es un delicioso condimento que le da un insustituible sabor al sexo, tengamos mucho cuidado con visibilizar demasiado explícitamente nuestro estilo de vida basado en la dominación femenina. Quizás sin proponerlo, estemos privando a nuestras hijas y nietas de algo precioso que a nosotras nos costó mucho aprender a disfrutar.
me gustó
ResponderEliminarAsi es
ResponderEliminarAtentos saludos
Comm
Gracias Commendattore
EliminarCómo podría aspirar a ser su sumiso Mistress Roxy?
ResponderEliminarcristian, en forma virtual, podrias serlo si te muestras sumiso y atento conmigo, sin reclamos ni quejas. En forma real, no tengo sumisos ni creo que vuelva a tenerlos excepto a mi esclavo marido. Es cuestion de tiempos y de comodidades, perderia mas de lo que gano. Gracias por tu comentario
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