
En este año tan difícil, tuve la enorme suerte de
haber encontrado el blog de Gia Van Rollenoof y desde entonces, me he
convertido en su fiel seguidora. Gia es una escritora italiana de novelas eróticas cuya visión de la sexualidad femenina me calza como un guante. Los personajes de Gia son mujeres que no se lamentan de su condición sino que la aprovechan para hacer del sexo una alegre fiesta de los sentidos. Las mujeres de Gia son fuertes, poderosas y sensuales. Disfrutan y gozan su femineidad sin culpas. La novela está ambientada
principalmente en Venecia en un ambiente sáfico lleno de juegos perturbadores,
moderadamente sadomasoquistas y marcadamente fetichistas,
La novela Gia erótica es un cuento de hadas para adultos
donde el amor y el sexo se exprimen en
su dimensión puramente pulsional. Despojados de todas las implicaciones pseudo
románticas, los acontecimientos se cuentan explícitamente en su gratificante
esencialidad erótica. Aunque la
narración a menudo entra en temas más serios, se trata esencialmente de impulsos
sexuales de mujeres hacia otras en un ambiente marcado por la alegría y la
búsqueda del placer.
En este primer libro de la serie, se
narra la historia de un contrato de sumisión entre una Mistress alemana llamada
Camilla y cinco chicas, entre ellas Gia. Las cinco viajan a la mansión de
Camilla. El juego consiste en que en el
primer mes todas pueden disponer de Brunhilde, la sumisa favorita de Camilla pero en el segundo serán ellas las que deban someterse a la voluntad de Camilla.
- Y con tu culito, cómo te va? Nunca he
visto una penetración anal tan importante, le preguntó Mara a Camilla.
- Fue fantástico, chicas... incluso si mi
trasero todavía me quema un poco a pesar de que me trataste con el bálsamo.
- Te lo mereces: y estás contenta de
salirte con poco. Tienes que agradecer a tu santo patrón que tu antojo
incontrolado no te causó un prolapso rectal; si tú eres una gran mujer, debo
decir que también eres una imprudente, Camilla, le dijo Gia, enviándole una
benévola mirada de reprobación.
- Qué podemos hacer esta noche en el
Salón de los Suspiros, Camilla?, le preguntó Francesca.
- No cuentes conmigo; ya tuve suficiente
por hoy. Pero vosotras pasadlo bien.
- Diría que de quedarse en nuestro
apartamento para follar y nada más; desafortunadamente, hoy ni siquiera hemos
disfrutado de un solo golpe de látigo o de cualquier otra cosa, propuso
Roberta.
- Podéis usar lo que está en vuestro
dormitorio, ¿no? Escondido en el falso techo también hay un cabrestante, y en
la cómoda encontrarais todo lo que necesitáis, como cuerdas, mosquetones, cañas
y más, le recordó Camilla.
- Y tú, qué harás sola?, le preguntó
Gia.
En ese momento se escuchó el rugido de
un motor; sorprendida, Gia preguntó: Quién puede ser a esta hora?
- Hace media hora, Brunhilde me llamó por
teléfono, y me dijo que había hecho toda su tarea; como ya habíamos terminado
con nuestras cosas, le dije que podía, o más bien, que tenía que volver aquí
rápido. Entonces, esto es lo que voy a hacer: Haré feliz a Brunhilde, quien se
lo merece, pobrecita, que siempre es tan servicial. Antes de dormirme, le
impartiré una buena dosis de látigo, después de lo cual lo poseeré con un
strapon dorado; sabes, como es sumisa, no puedo inseminarla en el coño,
porque esto reduciría las distancias entre nuestros respectivos estatus, y, por
lo tanto, la sodomizaré, llenando su barriga con mi esperma femenino, algo que
ella ama, y que ha aprendido a soportar sin, digamos, efectos secundarios,
después de un largo ejercicio, por supuesto. Luego, me haré lamer por una hora
el coño; finalmente, después de haber vaciado mi vejiga en su dulce boca,
empujaré el plug con la cola en su culito, como es apropiado para una perrita
fiel, y me dormiré, con ella que estará al pie de mi cama, ansiosa por
satisfacer mis posibles necesidades nocturnas. Veréis: después de este día en
el papel de sumisa, realmente necesito desahogarme en el papel auténtico y
natural que me pertenece, es decir, de Mistress, usando su carne por mi placer,
y poseyendo incluso su alma. Por otro lado, si ella es feliz, ¿por qué no? Ya
me imagino sus ojos rociar felicidad cuando se lo anunciaré; si se necesita tan
poco para hacerla feliz, por qué no hacer una buena obra?
Si por ella está bien, para ti no es un
mal programa, comentó irónicamente Francesca.
Bueno, muchachas, paséis un buen rato
vosotras también, que yo me retire a mis apartamentos. Feliz noche.
Feliz noche para ti también, querida
Camilla... y para Brunhilde, le respondió Gia, en nombre de todas, dándole una
sonrisa cómplice.
Cuando Camilla salió del dormitorio...
- Roberta: Escucháis, solo son las diez,
y tenemos dos o tres horas antes de dormir; juguémonos bien el tiempo que
tenemos. Propongo ser la primera en sufrir la tortura; con una caña, en el culo
y los muslos.
- Mara: Y yo después de ti; pero, al
golpear, tomemos turnos para disfrutarlo adecuadamente. Dado que siempre decís
que mis grandes tetas os dan una buena satisfacción, me ofrezco por ellas; tal
vez con ese accesorio para apretarlas en la base para mantenerlas bien
elevadas. Estoy hablando del accesorio sencillo y ligero de aluminio, para
colgar en el cuello…
(continuará)