Una dominatriz les
enseña a las mujeres las estrategias retóricas para usar en situaciones en las que
hay un desequilibrio de poder con un hombre.
Así que te gusta romper las reglas, no?, le
preguntó Kasia Urbaniak al hombre calvo sentado frente a ella. O te gusta
meterte en problemas? Eso es bastante ambicioso; que hayas venido acá y de
inmediato hayas hecho algo que amerite un castigo. Ni siquiera tuve tiempo de
sopesar qué tipo de castigo necesitás.
Urbaniak caminó de un lado a otro del escenario con
sus botas de cuero de plataforma y altos tacones. Una audiencia formada por más de cien mujeres profesionales observaba su
demostración en el salón de un espacio laboral compartido en el centro de
Manhattan. Tomaron notas con mucha atención y, al ver la señal, levantaron de
inmediato la mano para ofrecerse como voluntarias para subirse al escenario y
participar en juegos de rol.
Urbaniak, de 39 años, trabajó como dominatriz
durante 17 años, de manera independiente, en diversos sótanos de Nueva York.
Ahora, en un nuevo lugar que ella denominó La
Academia , enseña a las mujeres lo que ha aprendido acerca de
los hombres. En un momento de ajuste de cuentas cultural en cuestiones de
género y de acoso, la
Academia es uno de esos nuevos espacios poco convencionales que
han surgido para combatir el acoso, la discriminación y el sesgo machista.
Para Kasia Urbaniak, lo que importa no es el látigo
de cuero. Su misión es enseñarles a las mujeres cómo emplear las herramientas
retóricas clásicas de las dominatrices en situaciones en las que hay un
desequilibrio de poder con un hombre, ya sea que haya sexo de por medio o no.
Tales situaciones se dan en cualquier lado.
Ya identificaron el patrón de conducta del acosador?,
preguntó Urbaniak desde el escenario, en referencia a los momentos que las
asistentes habían vivido. Ante una pregunta incómoda o un comentario
inapropiado, hay un momento en que las mujeres nos quedamos sin palabras y nos
paralizamos.
Cuando inició su formación para convertirse en
dominatriz, Urbaniak descubrió que el truco era el siguiente: en lugar de
contestar una pregunta o negarse a hacerlo, hay que contestarle al cliente con
otra pregunta: por qué preguntó eso para empezar? Cuando responda, hay que
explorar más a fondo su respuesta.
Las estudiantes practicaron la técnica con ejemplos
del mundo real con ayuda de Urbaniak y de un grupo de voluntarios invitados que
representaron a un hombre entrometido en una cita o a un ejecutivo de Hollywood
que acaba de desprenderse el cinturón de su bata de baño.
El pregunta: Tus hijos son todos del mismo padre?
Entonces, ella pregunta: Estás teniendo una
fantasía de que me acuesto con varios hombres?
Las réplicas pueden ser ingeniosas, amables,
mordaces o sencillamente ayudar a cambiar el tema. Poner a prueba la reacción
que provocan es informativo, además de divertido. Ellos quedan atolondrados y así vos recuperás el control de la situación, explicó Urbaniak.
Alice Hines
Fuente
BDSM es necesario para hacer un mundo mejor.
ResponderEliminarEl futuro será Femdom o dudo que haya futuro
EliminarGood article! I'm still learning!
ResponderEliminarCuanta necesidad hay de que se eduque a hombres y mujeres en su verdadero rol por naturaleza y no el que les impone la sociedad desde tiempos inmemoriales. La sociedad sería muchisimo menos machista y mas igualitaria. Besos mistress
ResponderEliminarGracias, gerita!
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