jueves, 25 de marzo de 2021

La historia de la bota femenina. Roger Vivier y Brigitte Bardot

 



   Roger Vivier es un nombre gigante en la historia del diseño de calzado femenino porque es universalmente reconocido como el inventor del taco stiletto allá por 1954. Vivier ganó un renombre aún mayor cuando trabajó con Christian Dior hasta 1963, poniendo en el calzado de la maison todo el lujo y la creatividad que Dior ponía en sus diseños del New Look

   Durante los años siguientes a su trabajo con Dior, los diseños de calzado femenino de Vivier comenzaron a seguir las nuevas tendencias revolucionarias propias de los años sesenta, entre ellas las botas por arriba de la rodilla. Así fue como uno de sus modelos fue inmortalizado por el máximo ícono fetichista de aquellos años, Brigitte Bardot. En un video promocional de 1967, la bella rubia canta (más bien recita) la canción Harley Davidson, obra de su pareja Serge Gainsbourg, subida a una moto Harley Davidson, vestida de cuero y calzando las botas Belle de Roger Vivier.

  La combinación de Harley Davidson con Brigitte y las botas Belle tuvo un efecto incendiario. Definió en dos minutos de canción a todo un género fetichista. Brigitte era la chica de la larga melena rubia en chaleco de cuero y botas cantando una canción cuya letra hablaba sobre la libertad de andar por la vida sin complejos ni ataduras. Las botas altas se convirtieron en un símbolo de la nueva mujer. Una mujer joven, libre y con poder propio. 




     Si bien el video de Brigitte Bardot es razón suficiente para darle a Roger Vivier un lugar de privilegio en la historia de la bota fetiche femenina, su nombre no es sólo un recuerdo de décadas atrás. Hace ya algunos años que las botas Belle han sido reinventadas por el actual director creativo de la casa Vivier, Gherardo Felloni. Gracias a este director y con el agregado de algunos accesorios y adornos que la actualizan a las nuevas tendencias, las botas Belle han vuelto a la vida y son un ícono de lujo para que las disfruten las nuevas Brigittes del siglo XXI. 




Las nuevas botas Belle de la casa Vivier






Brigitte Bardot conversa con Serge Gainsbourg


miércoles, 17 de marzo de 2021

Adulterio Femdom (parte III)

 



   

   El pilar básico de la organización de la sociedad es el derecho a la herencia. Así es como la sociedad organiza el drama de la muerte de sus individuos y la continuidad jurídica de sus sucesores. Todo este edificio social se apoya en una piedra fundamental: los padres reconocen a los hijos porque saben que son suyos.

   Quienes insisten en proponer una absoluta igualdad en las relaciones entre hombres y mujeres, olvidan o quieren olvidar que en lo más profundo de nuestra biología late el viejo poder del sexo procreador que nos recuerda que sólo nosotras las mujeres sabemos que nuestros hijos son realmente nuestros.
 
   El uso masivo de profilaxis y anticonceptivos no ha conseguido apagar la hoguera del ancestral temor masculino a la bastardía y el consecuente rechazo social que persigue a la mujer cuya conducta sexual genera sospechas. Un panorama demasiado tentador para que las maestras del morbo no incluyamos esta bomba explosiva en nuestro arsenal de armas sádicas. A su vez, la potencia de la explosión es demasiado violenta para que no excite a aquellos endiablados capitanes de la fantasía; me refiero por supuesto a los esposos sumisos fetichistas. Ellos han desarrollado con su fantasía de cornudos un capítulo aparte en el BDSM, quizás el más controvertido de todos, que está alejado de toda técnica de castigo, restricción o disciplina pero crece arraigado en uno de los más profundos mitos sexuales: el de la mujer casada y con hijos que a la vez se comporta como una devoradora de sexo que nunca tiene suficiente. Pobrecito, él está casado con una esposa puta. Para la sociedad que lo rechaza, su goce es un no – goce, es una carencia que predispone a compadecerlo por su evidente falta de autoestima.

   Una discoteca swinger que permite el sexo en sus reservados puede ser el escenario perfecto para que una esposa puta cometa sus crímenes de sexo y erotismo en forma semipública para goce de su marido cornudo y humillado sin arriesgarse en citas clandestinas. La vista de los demás es esencial para el placer de la práctica porque lo más desafiante y atractivo tanto para el cornudo como para ella, es el rechazo social que provoca el cuckolding. Un rechazo que abarca a las comunidades BDSM cuyas líneas de conducta suelen estar determinadas por los amos varones, siempre reacios a aceptar las experiencias que vienen del lado Femdom. También al ambiente swinger, casi siempre cerrado a todo lo que no sea el intercambio cruzado entre parejas hetero.

   No es mi intención promover el cuckolding como un ideal de relación sexual para parejas jóvenes. Cada mujer sabrá hasta donde llegar en el juego fantasioso. Me consta que mi esclavo marido y yo tenemos una relación mucho más profunda desde que nos aventuramos en ese territorio. Ellos no son nuestras víctimas. Son amantes embelesados por las artes eróticas de sus damas que los seducen desde su pornográfica forma de vivir el sexo. Ellas son las multiamantes multiorgásmicas y ellos son los elegidos para el verdadero amor. El placer físico es todo de ella pero él lo comparte desde su mirada cómplice. Nunca figura en los pensamientos de una esposa cuckoldress el humillar y herir a su marido delante de otros hombres. Por más que parezca lo contrario, la esposa adúltera y su cornudo son muy felices justamente porque así han construido su relación y su vida sexual. Detrás de la fiesta del libre sexo recreativo por parte de la mujer casada, se esconde una personalísima forma de relacionarse en pareja estimulando el diálogo y el autoconocimiento.

   El cuckolding no es humillación. Es otra forma de amor. Es amor adúltero.

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Adulterio Femdom (parte I)




lunes, 1 de marzo de 2021

Rania Von Starck


  Las divas fetish son mujeres de una raza especial. Me refiero a aquellas nacidas en la era de Internet, que no necesitan ser actrices ni vedettes, ni siquiera dominatrices, sino simplemente ellas mismas. Desde sus páginas personales, sus blogs, sus perfiles en Google y en Facebook, se exhiben a plena lujuria de cuero y vinilo, paseando por el mundo, haciendo compras en las mejores tiendas, divirtiéndose y dándose todos los gustos inalcanzables para las comunes mortales. Sus legiones de adoradores cubren todos sus gastos, sus insolentes exigencias son parte del encanto fetish que irradian a su paso, jamás se bajan de la altura de sus tacones y hasta sus nombres de fantasía nos remiten a una aristocracia femenina a la que solo unas pocas elegidas son capaces de acceder.

   Se suele decir que divas eran las de antes pero estas bellas déspotas de la sensualidad y el lujo son las divas de nuestros tiempos. Así es Rania. De sus miles de fotos que recorren toda la web, clickeadas millones de veces con likes, elegí sólo doce para este calendario de marzo, publicadas en su página personal Another dimension of Luxury  donde ella se exhibe en toda su insultante y exquisita devoción por el lujo y por los tributos que sus esclavos deben pagar para acceder a conocerla. Ella es Rania Von Starck.  



Enero




Febrero




Marzo




Abril




Mayo




Junio




Julio




Agosto




Septiembre




Octubre




Noviembre




Diciembre

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