Las mujeres que adoramos los zapatos elegantes
siempre llevamos a nuestras conversaciones los nombres de Jimmy Choo, de
Loboutin, de Manolo Blahnik, de Charlotte Olympia. Pero no fue siempre así. Los
diseñadores de zapatos considerados como celebrities son un fenómeno
relativamente reciente. Durante gran parte del siglo XX, la zapatería era un
arte de segundo orden en el mundo de la alta moda. Roger Vivier, el inventor
del taco stiletto, es apenas reconocido como el hombre que le ponía el calzado
a los vestidos de Christian Dior e Yves Saint- Laurent. Fue a partir de los
años sesenta cuando los zapateros empezarían a crecer en consideración pero antes
hubo un pionero. Siempre lo hay. El primer nombre que supo hacerse un lugar
entre los grandes de la moda solamente por su talento como diseñador de calzado
fue el de David Evins.
Evins nació en Lituania en 1907, en un
humilde hogar judío. Su familia se trasladó a Londres y luego a Estados Unidos,
donde llegaron cuando él tenía trece años. Desde muy chico, lo absorbía la
pasión por el dibujo y el diseño. De joven, consiguió trabajo como ilustrador y
dibujante para revistas de moda, luego saltó a los talleres de construcción de hormas
para zapatos, aprendiendo y perfeccionándose. En aquellos años, Evins era una esponja
que absorbía todos los conocimientos que necesitaba, esperando el
momento oportuno para desarrollar por sí mismo sus innovadoras ideas. En 1941, logró reunir el capital
suficiente para abrir su propia tienda en New York y ya en 1948 había ganado el
Coty Award al diseño gracias a su zapato pump (salón en español) bautizado The
Shell, diseñado para ser el perfecto complemento de los vestidos estilo New
Look que hacían furor de la mano de Dior. A partir de ese premio, David Evins sería para siempre The King of Pumps. En los años
siguientes, Evins y Beth Levine serían los únicos diseñadores
y vendedores de zapatos con nombre propio en los Estados Unidos.
Evins también supo dejar su huella en el terreno de las botas. Su lema para los zapatos era simplicity is my forte. it’s not what you put on but what you take off. Aplicó ese mismo principio a sus botas. Sus diseños parecen más inspirados en la bota clásica de Saint Laurent que en las más osadas y futuristas estilo Pierre Cardin. La bota Evins que ilustra esta columna es sobria, con pocas ornamentaciones, pero muy alta sobre el muslo. Evins se atrevió a poner en las vidrieras de su negocio a una bota que hoy sería considerada crotch, es decir, la bota que llega hasta la entrepierna, más arriba que las normales thighhighs.
Evins también supo dejar su huella en el terreno de las botas. Su lema para los zapatos era simplicity is my forte. it’s not what you put on but what you take off. Aplicó ese mismo principio a sus botas. Sus diseños parecen más inspirados en la bota clásica de Saint Laurent que en las más osadas y futuristas estilo Pierre Cardin. La bota Evins que ilustra esta columna es sobria, con pocas ornamentaciones, pero muy alta sobre el muslo. Evins se atrevió a poner en las vidrieras de su negocio a una bota que hoy sería considerada crotch, es decir, la bota que llega hasta la entrepierna, más arriba que las normales thighhighs.
Quizás Evins
haya sido el primer diseñador que se atrevió a la crotch boot. Imaginó que siempre tendría compradoras para un diseño de bota especial, único. Pero el uso del
cuero como material de fabricación implicaba un desafío técnico para sostener sobre la pierna una bota con una caña tan alta. Algunas de las botas crotch de Evins requerían en su borde superior de unos ganchos para ajustarlas mediante un cinturón con liguero, como si fueran medias stockings con su portaligas. De esa forma, la caña se mantenía
perfectamente estilizada y alineada con la pierna de la mujer.
Por
supuesto que Evins, que competía con Beth Levine en el mercado neoyorquino de las
botas, también diseñó botas a la rodilla y botitas cortas tipo ankle boots. Pero fueron estas botas de caña superalta las que hicieron de David Evins un protagonista en la historia del fetiche de la bota fashion femenina. Eran botas muy caras para el standard de la época y sólo algunas privilegiadas de piernas muy largas, andar muy elegante y billetera muy bien provista, se atrevieron a usarlas.
Cuando el vestido blanco de Marilyn
Monroe volaba sobre el ventilador del subte neoyorquino en Seven year’s itch, no
solo mostraba las piernas de la rubia más bella. También mostraba en sus pies un par de sandalias
blancas de David Evins. Evins fue el favorito de las starlets de Hollywood de
aquellos años y sus manos supieron vestir los adorables pies de Marilyn, Audrey
Hepburn, Liz Taylor, Ava Gardner y Grace Kelly. Ellas fueron sus fieles
clientas y sus mejores propagandistas. También fue el zapatero predilecto de
las primeras damas de Estados Unidos, desde Mamie Eisenhower a Nancy Reagan,
pasando por Jackie Kennedy.
David Evins supo encontrar el calzado justo
que demandaba la mujer que vivía en los nuevos tiempos posteriores a la Segunda
Guerra Mundial. The King of Pumps también debe ser recordado
como un innovador en el diseño de las botas para la mujer que iba ascendiendo en la escala social y ganando responsabilidad y puestos de poder pero no aceptaba resignar elegancia ni femineidad. The woman with fashion on her mind has David Evins at
her feet.
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David Evins junto a Grace Kelly |