Ocurrió
el año pasado pero desde que estamos en cuarentena y los boliches swingers tuvieron
que cerrar, parece que hubiera sido hace un siglo. Estábamos en Class Swinger Hot una noche de miércoles con
mi marido esclavo, él como siempre acompañándome
fielmente en mis aventuras por los reservados en busca de travestis y muchachos dotados, cuando desde la pista de baile anunciaron
que estaba por empezar el show de strippers. Bajamos la escalera y nos
acomodamos cerca del escenario en el momento en que la anfitriona de la noche nos anunció que Noelia salía a escena.
Noelia es diferente a casi todas las bailarinas strippers que circulan por la noche de Buenos Aires. Su estilo es dominante y lo resalta en
cada movimiento. En lugar de una aburrida música de adagio, suele elegir temas de AC/DC como The jack, para darle una sensualidad rockanrolera a sus shows; una actitud que se suma a sus botas brillantes de megaplataformas
y taco aguja que le dan un aspecto entre excitante y diabólica que me seduce sobremanera.
Las
strippers en Class Swinger Hot suelen iniciar el show recorriendo la pista para juguetear
un poco con quienes miramos, seduciendo principalmente a los hombres presentes
para luego desnudarse bailando en el poledance del escenario. A veces, consigo que ellas se
sientan atraídas por mis ardientes miradas cargadas de deseo lésbico y logro que se me acerquen. Con Noelia tuve un crash especial; ya nos
habíamos enlazado por la cintura en otra noche hot en la que me quedé extasiada al acariciarla por unos segundos gracias a su perfume y a la suavidad de su piel. Esta vez me acaricié las tetas mirándola fijamente mientras le lanzaba besos al aire. Ella me devolvió una sonrisa y en un momento se me acercó, cortando el aire a su paso con sus
contoneos.
Entonces fue cuando mi esclavo tuvo hacia ella un gesto inesperado. En un segundo, se
arrojó a sus pies y le besó las botas. Fue una sorpresa general: un hombre
arrodillado en el piso ante su esposa y besando las botas de la stripper. Lo
que es costumbre en el Femdom suele ser chocante en el swinger. Ella me besó
fugazmente y me susurró: Se nota que lo tenés bien entrenado. Se alejó sonriendo a seguir su encantadora rutina en el poledance mientras mi marido esclavo se ponía de pie con la
satisfacción de la misión cumplida en su rostro.
La
conducta de mi esclavo seguramente sorprendió a muchos de los presentes pero no
a mí. Como dominatriz fetichista, sé perfectamente hasta qué punto ciertos
elementos fetiche como las botas de Noelia tienen el poder de disparar los
deseos más sumisos de un hombre. Pero al mismo tiempo, tambien sé que suelen generar resquemores
en las mujeres que no los comparten.
Los
clásicos fetiches de los hombres (botas, tacos altos, vinilos, latex, cuero) suelen estar ligados por las mujeres a sentimientos oscuros y a relaciones enfermizas. Perverso y obsesivo son
adjetivos con los que ellas suelen calificar a los hombres fetichistas. La publicidad alrededor de las
dominatrices y nuestros seguidores sigue siendo negativa. En realidad, los fetiches femeninos siempre son elementos glamorosos que nos hacen ver más bellas. La maravillosa y sabia Ama Eva suele
decir simplemente Fetiche es ponerte guapa para el sexo. Cada mujer, no importa
físico o edad podría ser una diosa fetichista si así lo deseara y acceder a un
reino mágico.
Los
fetiches que habitan mi vestidor así como las botas de Noelia, tienen el poder de ser profundamente
transformativos. Cualquier chica crossdresser podría explicar perfectamente lo que se
siente cuando ensaya dar unos pasos arriba de un par de tacos altos o cuando se
mira al espejo con un corsette que le otorga una curva en la cintura. Son
sensaciones imposibles de capturar en natural. Por supuesto, no son objetos
diseñados para dar comodidad o confort. Fueron creados para que las mujeres
podamos convertirnos en hechiceras invocando la magia de la seducción femenina.
Las imágenes fetichistas están íntimamente ligadas tanto al placer del sexo como
a darle al mismo una dimensión teatral. Pero por encima de todo, el fetiche es belleza. Y
a mí me gusta la belleza y me gusta por sobre todo sentirme bella.