miércoles, 9 de abril de 2025

El perenne universo masoquiano (parte II)

 




  El océano infinito de tiempo y espacio en donde las mujeres dominantes gozamos de la sensación de sentirnos poderosas y sensuales, fusta o carterita en mano, es cambiante en su flujo y reflujo a lo largo de los siglos. Pero la esencia jamás cambiará: el juego se juega de un lado con la seducción del poder de la hembra femme y por el otro, con la respuesta deseante de los galantes adoradores, seducidos ante su presencia y comprometidos a brindarle todo lo que ella desee.

   Las edades cambian, las costumbres se modifican pero la esencia de la dominación femenina es siempre la misma. Desde la literatura, fue definida por un maestro del romanticismo extremo, Leopold Sacher Masoch, quien esculpió una obra maestra de lujuria fetichista llegando hasta extremos que jamás ningún otro pudo alcanzar, y por un filósofo? pornógrafo? dramaturgo loco?; el legendario Marqués, cuando estableció una Filosofía desde un femenino Tocador en donde la satisfacción del deseo es el único punto fijo e inmutable en un sistema de muchas variables.

   Gilles Deleuze, en un escrito en donde analiza la novela La Venus de las Pieles de Leopold Sacher Masoch, sostiene que jamás un masoquista soportará a una mujer verdaderamente sádica. Los varones sumisos gozan sensualmente con cierta naturaleza sádica en la mujer pero siempre la mayoría pretenderá regular esta naturaleza con arreglo a un proyecto secreto que fracasaría por completo con una verdadera sádica. No funcionará así o funcionará parcialmente. La armonía en nuestras relaciones de vida mujer dominante - varón sumiso está tejida por ese juego entre lo que ellos proponen desde su fantasía y lo que nosotras realmente somos, un juego que refleja nuestras esencias, tanto la masculina como la femenina. Esa dualidad fantasía masculina y deseo - seducción femenina y dominación es la estructura vertebral del universo masoquiano.

   Apuesto a que el maremoto cambiante de fetiches, rituales y deleites de los años y siglos por venir no afectará las bases sobre la que se sustenta el poder femenino ni modificará una construcción sólida y duradera a prueba de modas y estilos. La moderna tecnología textil puesta al servicio del fetichismo construye belleza y excitación como nunca antes y a veces me pregunto cual será el límite, pero ni la modelo fetish más estilizada y subyugante en su rol de superheroína nos debe hacer confundir: la dominación femenina no es ni será vanguardista.

   Las formas se modernizan pero la esencia es profundamente conservadora. Las mujeres dominantes sembramos nuestro futuro remontándonos a lo más ancestral de Dalila, Isis, Helena y Afrodita. El porvenir de la dominación femenina descansa en las firmes raíces del perenne tronco masoquiano. Nosotras somos la seducción; ellos son el deseo. 





jueves, 3 de abril de 2025

Cassandra Cass Wonderwoman

 

   Ya en las primeras viñetas de La Mujer Maravilla, el cómic de William Moulton Marston ideado en 1940, aparecía el look fetichista que se cimentó en la serie de TV protagonizada por Lynda Carter entre 1975 y 1979. Las botas rojas en punta, el corsé rojo con estampa de águila, los brazaletes esculpidos en feminum, un metal procedente de la Isla Paraíso a prueba de rayos, balas y otros proyectiles. 

   Wonderwoman es uno de esos intercruces de culturas que me resultan tan interesantes porque resume el poder femenino (belleza y actitud), la seducción fetichista, el cosplay como juego de rol para disfrutar y excitarse y, por supuesto, el mundo drag. Wonderwoman es un clásico para el look de las más gloriosas dragqueens de todo el mundo. Una de mis favoritas es Cassandra Cass. Rubia o morocha, con sus admiradores o en las Pride en las que participa, Cassandra es una maravillosa Wonderwoman



Enero




Febrero




Marzo




Abril




Mayo



Junio




Julio




Agosto




Septiembre




Octubre




Noviembre




Diciembre



jueves, 27 de marzo de 2025

Latex Pop Art

 

Bienvenido a Latex Pop Art!

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lunes, 17 de marzo de 2025

Videoteca. Ladies in boots. Los 80's


   A nivel fetichista, las botas femeninas de los años ochenta fueron como el amanecer del estallido y la estridencia que llegaría sobre el fin de la década y los inicios de la siguiente. La secuencia iniciada en los sesenta continúa. Espero que los diez videos que siguen les resulten tan bellos y sensuales como me parecieron a mí. 


Farrah Fawcett




Ladies in boots. Los 80's




Puesto 10. Dallas Cole.

La actriz es desconocida y la película es totalmente olvidable (Glitch, 1986). Pero la escena es hermosamente fetichista para los fans de las botas de la época, escenas de esgrima incluida. 





Puesto 9. Angelique Pettyjohn.

Poner escenas de dominación femenina sádica fue un clásico en películas de clase B en la década del ochenta. The lost empire de 1984 es un ejemplo. Angelique Pettyjohn aparece vestida de dominatriz con un látigo, lista para azotar a la líder de un grupo de mujeres rebeldes detenidas en una isla. 




Puesto 8. Olivia Newton-John.

La canción es un clásico de 1982, Xanadu. Si tenés mi edad y vas por los cincuenta años, recordarás las botitas cortas tan graciosas como sexies que se usaban en los ochenta, como las que usa Olivia Newton-John en esta actuación. A partir de 1:50 min, las botitas (y las piernas) de Olivia se lucen en primer plano.






Puesto 7. Siouxsie Sioux.

Otro show con una diosa rockera en botas, esta vez blancas a media caña y un atuendo tan sexy como sus movimientos. Siouxsie Sioux con sus grupo the Banshees tocan This Wheel is on fire, en 1987. 





Puesto 6. Cherie Currie.

La cantante de The Runaways, Cherie Currie, y su hermana Marie, que le hace la segunda voz, en The Rosebud Beach Hotel (1984).  Son dos escenas, ambas en botas negras y trajes de spandex. 




Puestos 5 y 4. Maria Ford y Claudia Christian, las strippers.

Los dos films Stripped to kill, 1 y 2, marcan el comienzo de la larga y excitante relación entre el poledance y el cine. Detrás del personaje de la sexy stripper Sunny, hay una detective (Maria Ford) que se infiltra en el mundo de los night clubs para investigar un crimen. El segundo video es extraído de The Hidden, una historia de ciencia ficción sobre una secta extraterrestre que logra dominar la mente de algunos cuerpos humanos, entre ellas el de Brenda (Claudia Christian), una stripper que baila con una campera dorada y botas rojas. Ambos films son de 1987.












Puesto 3. Amber Lynn.

Pornostar rubia ochentosa por excelencia, Amber Lynn filmó una serie de películas donde parodia al 007. Ella es Jane Bond, experta en recorrer camas y en todo tipo de sexo, pero siempre con el toque glamoroso. En The Man of the golden Rod, se luce en botas plateadas. 





Puesto 2. Sybil Danning.

Otra película clase B de ciencia ficción, otra reina fetiche, Sybil Danning, otro par de botas plateadas. The Phantom Empire, (1987) combina una lucha con dinosaurios, mujeres supuestamente prehistóricas y una heroína en traje fetichista que somete hombres y bestias por igual. 






Puesto 1. Farrah Fawcett.

Saturn 3 fue el primer proyecto de Farrah Fawcett una vez alejada de Los Angeles de Charlie. La bella Alex es la secretaria - asistente de Adam (Kirk Douglas) en una lejana luna de Saturno en donde se encuentran participando de una misión científica. Parece que la misión era un poco aburrida y en una noche de tantas, ella decide ponerse bien sexy. En botas, por supuesto.





   Espero que estos videos que reflejan el estilo de botas femeninas de toda una hermosa década te impulsen a dejarme un comentario. Gracias! 



Sybil Danning en The Phantom Empire







Angelique Pettyjohn en The Lost Empire







Amber Lynn en The Man of the Golden Rod













domingo, 9 de marzo de 2025

Semillas de fetichismo (parte II)

 



   La palabra fetiche en el sexo permanece como un tabú con connotaciones negativas, particularmente entre las mujeres. Si un hombre que conocemos se define como fetichista, es muy posible que le adjudiquemos una mirada negativa, asociada a obsesivo, perverso, maníaco sexual. Pero remitirse a la verdadera definición de fetiche, un objeto mágico, nos devuelve a las primeras civilizaciones humanas, cuando los primitivos rezaban a fuerzas de la naturaleza, construían ídolos a los que adoraban y llevaban amuletos buscando inmunidad frente a enfermedades, implorando por lluvia o buscando fertilidad. Las prendas fetichistas de hoy se relacionan íntimamente con aquello: son sensuales amuletos mágicos que nos conectan con antiguos rituales de sexo, rituales en donde la mujer era adorada como una diosa porque era dadora de vida.

   Una de las sombras que siempre ha revoloteado sobre la dominación femenina es su marcado carácter fetichista, el fuerte contenido de imagen asociado a la misma. La prenda fetichista sobre el cuerpo de la mujer es profundamente transformativa: desde lo visual y también desde lo psicológico y cultural, acelera el deseo del hombre a someterse a ella. Muchas dominantes se quejan de la moda fetichista porque sienten que es un boomerang que se ha vuelto contra ellas pero nadie puede negar que más que víctimas somos las victimarias que llevamos la seducción del fetiche al extremo para ganar en el juego erótico y obtener de los sumisos todo lo que queremos.

   Si el reconocimiento público de nuestra sexualidad es una conquista de las mujeres del siglo XX, la dómina profesional fetichista tiene una historia mucho más antigua, con mucho camino recorrido en gabinetes y prostíbulos especializados. Es la fantasía masculina la que creó la dominatriz profesional con el atuendo fetichista, mucho antes que se hablara del orgasmo femenino. Cuando el fetiche salió del closet, a algunas de nosotras nos gustó y lo usamos con gusto y placer. Leímos los conceptos del BDSM. Nos incorporamos a la corriente del leather, que era patrimonio exclusivo de los gays. Redescubrimos a Masoch y a Sade. Miramos con curiosidad pornografía de dominación femenina. Nos excitamos con las provocaciones de Madonna. Así llegamos hasta hoy, siglo XXI. Pero sabemos muy bien que muy al principio, los arquitectos diseñadores fueron ellos, los sumisos y sus fantasías de ser esclavizados. Ellos inventaron a la dominatriz. Por eso es que el Manual Mitológico de la Dómina, tan uniformador y estereotipado, sigue funcionando y se impone cada vez más. Porque complace por igual a las dos partes del juego.

   Dicen que el asesino serial siempre pone la firma en su obra. Es como una compulsión. La firma que lo delata está en los detalles que no son necesarios para la realización del crimen. Sea por nuestra propia voluntad o por mera conveniencia, las dominatrices somos las mujeres que llevamos el fetiche como firma. Podríamos alcanzar el orgasmo desnudas o vistiendo cualquier atuendo. Pero en el mundo del sexo, somos las asesinas seriales y nuestros clásicos fetiches son la firma que nos delata ante el resto de la sociedad. El fetiche es la firma de nuestro sexo. Como los primitivos seres humanos, Nosotras y nuestros adoradores recreamos la magia a través del uso de los fetiches. Nosotras lo hacemos así.    

 

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sábado, 1 de marzo de 2025

Anya Taylor Joy en guantes largos

 

   Dos momentos muy sexies de una de mis damas fetiche favoritas de los últimos tiempos: Anya Taylor-Joy.  

   Las primeras cinco fotos, con guantes negros y vestido Dior corresponde al Dior Haute Couture 2025 Paris Fashion Week del 27 de enero pasado. 

   Las segundas siete fotos son de la premiere de noviembre de 2022 del film The Menú en Londres. 


Enero




Febrero




Marzo




Abril




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Junio




Julio




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miércoles, 19 de febrero de 2025

Melenas femeninas. Louise Brooks y el bob lulú

 



   No hay Garbo, no hay Dietrich, solo hay Louise Brooks!, esa fue la entusiasta respuesta de Henri Langlois, fundador de la Cinemateca Francesa, cuando los periodistas le preguntaron porqué aquella desconocida de mirada hipnótica y flequillo a lo Cleopatra era la elegida para protagonizar el cartel que la institución dedicaba a los primeros sesenta años de la historia del cine en detrimento de las grandes luminarias del Hollywood dorado.

   Era una decisión difícil de entender porque aquella vieja diva del cine mudo apenas había rodado veinte películas, de las que ni el espectador más avezado podría recordar tres y hacía más de treinta años que había desaparecido y casi nadie mencionaba su nombre. En 1928, en las dos películas que protagonizó, ya utilizaba el peinado bob geométrico con flequillo recto que la convirtió en célebre. Un año después en Alemania, se consagraba con La caja de Pandora, donde su personaje, una comehombres fatal llamada Lulú, le dio el otro nombre por el que se conoce su corte de pelo.

   El bob lulú, ese escueto casco negro que acentuaba su aspecto a ratos andrógino, a veces agresivamente femenino y tan imitado en su momento, en películas que incluso rozaron el lesbianismo y el incesto, acabó convirtiéndola en un icono de su época; aunque la definitiva y eterna fama cinematográfica no le llegaría hasta más tarde, a los cincuenta años, muy lejos ya de todo aquello. En su época, Brooks no era la más guapa, esbelta o exhuberante pero sin dudas era muy fotogénica. Representaba a la perfección el atractivo que demandaba la sexy de la época. Y el nombre de su peinado… no ha perdido ni un solo ápice de vigencia en un siglo. Aparecer con un bob lulú es inspirador de una personalidad femenina por lo menos inquietante, sólo hay que recordar a Mia Wallace, la sexy siniestra de Pulp Fiction, en la brillante Uma Thurman para recordar lo que significa un bob lulú.

   Valga recordar que por aquel entonces, el pelo corto de las mujeres no era, ni por asomo, un signo de distinción. Resultaba totalmente irreverente, fuera de lugar y asociado a una moral dudosa o directamente prostituida. Louise Brooks lo popularizó plantando una semilla que en los sesenta florecería con los cortes de Vidal Sasoon, con el swinging London de Mary Quant.

   A su regreso de Europa cuando daban comienzo los años treinta, Hollywood fue dándole la espalda. Con los años, cayó en la bebida y en bancarrota, bailó en clubes nocturnos y hasta recibió ofertas para convertirse en chica de compañía. Fue entonces cuando decidió regresar a Kansas, la ciudad en la que a los diez años su madre le había cortado el pelo para crear un ícono. No saldría de allí hasta mediados de los cincuenta, cuando el cine por fin redescubrió sus éxitos y acabó por convertirla en cronista y testigo vivo de varios hitos del séptimo arte. Y de la peluquería.







Fuente:
https://www.zendalibros.com/perez-reverte-mi-amor-en-blanco-y-negro/



viernes, 7 de febrero de 2025

Fetiche de mujer, fetiche de hombre (parte II)

 




   No estoy muy activa en Facebook ni otras redes sociales pero sí lo está mi esclavo marido. En uno de los grupos en que él suele participar, El Imperio de las Señoras, una Dómina, Nadia Queen, realizó la siguiente pregunta, abriendo un debate.

Qué es lo que quiere Ella?

Se han puesto a pensar que es lo que realmente quiere Ella?

No lo que tú crees que ella quiere, algo que le cause gusto, alegría, placer, etc.

Qué tanto van por estos grupos buscándo esa idealización que tienen de lo que es una Dómina?

Tal vez van diciendo querer servir y en realidad esperan ser servidos por Ellas al cumplirles sus fantasías como por ejemplo darles mil órdenes o que Ellas tengan que usar atuendos incómodos porque esa es la imagen que los motiva a "servir".


   La opinion de mi esclavo marido en aquella ocasión puede resumirse en que quejarse de ese comportamiento masculino es algo así como quejarse de que la lluvia moja. Ellos son así. Pero la pregunta de Nadia Queen es una flecha que va al corazón de una realidad de la que poco se habla en BDSM porque en este mundo de la corrección política queda mal criticar a los personas por expresar sus deseos, en este caso hombres que buscan Ama y llegan cargadísimos de fantasías eróticas con deseos de compartirlas con la supuesta sometedora que de buena gana los dominará obligándolos a hacer lo que siempre quisieron (por supuesto, además esperan que sea bella).

   Desde que comenzamos a desarrollar impulsos sexuales que escapan de lo convencional, sentimos esa voz que nos cercena porque nos dice que esos impulsos son perversos y reprimibles. No alcanza con repetirnos que las fantasías no deberían ser juzgadas; en particular en el BDSM, con su imaginería de Amas y esclavos, un universo inventivo que se expande hacia lo irreal. Si por lo menos, estuviéramos de acuerdo en lo irreal y fantasioso…pero no. Hombres y mujeres solemos fantasear por rutas muy diferentes. Y a veces, nos arrojamos piedras de una a otra.

   Como bien dice Nadia Queen, la Dómina que ellos desean es una idealización. Las mujeres dominantes reales somos otra cosa. A veces, si no estamos de ánimo, hasta somos lo opuesto. Por supuesto que hay mujeres a las que les atraen los mismos fetiches sexuales que a los hombres y supongo que para ellos debe ser genial emparejarse con alguna de ellas pero digamos la verdad, son pocas. Poquísimas. Ya de por sí, muy pocas mujeres nos reconocemos explícitamente como dominantes en el plano sexual y a la mayoría nos gusta dominar de una manera muy diferente a la que a los supuestos sumisos les gusta ser sometidos.

   Gusano, mientras estés entre estas cuatro paredes vas a estar bajo mi poder y haré contigo lo que me plazca susurra una fetichizada dominatriz a un varón que ha pagado por placer para escuchar eso en ese lugar y vivenciar en su propia piel esa experiencia. Como el fetiche sobre el cuerpo femenino es algo que aparenta ser superficial (yo estoy convencida de lo opuesto, la teatralización fetichista del sexo y el BDSM obedece a profundas razones espirituales) es muy fácil desacreditar el deseo del hombre que pone en primer lugar la visión fetichista de la mujer.

   Es verdad, como dice Nadia Queen, que el atuendo obligatorio para la Dómina es incómodo, pero díganme de uno más sexy y compro ya. Se le atribuye a Marilyn Monroe la frase que ir a una cita sin tacones es como ir a una guerra sin fusil. La construcción de la femineidad seductora fue siempre igual y siempre recibió las mismas críticas: el sado sólo la exagera. No me vengan con que lo importante en el poder sexual de una mujer es la actitud: me hace recordar a aquella célebre e irónica frase de El Diablo viste a la Moda ..la industria de la moda y la cosmética invierte millones de dólares por año porque lo que le importa a las mujeres es la belleza interior. Todos los fetiches que los hombres aman, sin excepción, nos hacen visualmente más bellas. Como el perro que busca un hueso o el gato que aparece cuando se abre una lata de atún, ellos son sumisos siempre y cuando Nosotras seamos lo que ellos esperan. Si ella considera que el juego está desequilibrado para el lado sumiso, ahí está siempre a mano el tributo Findom para restablecer el equilibrio perdido.

   Mi conclusión es que el BDSM simplemente es un reflejo actual de los antiguos rituales de cortejos: nosotras seducimos y ellos nos cortejan. Seducir es un placer y dominar desde la seducción sigue siendo la forma más femenina de dominar.

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sábado, 1 de febrero de 2025

Laure Sainclaire en VHS

 

   En 1996, Laure Sainclaire conoció al productor y director de cine para adultos francés Marc Dorcel. La bella rubia nacida en 1972 ya había filmado porno sin demasiado éxito pero Dorcel supo que estaba frente a un diamante en bruto y no se equivocó. Laure aceptó firmar un contrato en exclusividad, interesada por la propuesta de Dorcel, que combinaba escenas de sexo con vestuarios fetichistas, lujosas producciones en mansiones y una calidad de filmación en nada inferior al cine convencional. La dupla Dorcel – Sainclaire se convertiría en un clásico del cine para adultos. En medio de sus producciones en Francia, entre film y film, Laure incursionó en el mercado norteamericano: el resultado fue una explosiva gema del porno fetichista titulada Wicked Weapon, en donde comparte sexo y protagonismo con Jenna Jameson, las dos en su mejor momento (la foto del VHS es la del mes de diciembre).

   Laure Sainclaire fue galardonada con el Hot Dór del cine XXX europeo en 1996, 1997 y 1998  y para 1999 se retiró de los sets para iniciar una carrera como cantante, que no tuvo el éxito que ella esperaba.


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