Una impostura es un engaño con apariencia de verdad. Toda ficción impostora escrita o actuada promueve una suspensión del juicio; el espejismo es creer que lo que está pasando es cierto pero sabiendo que no lo es. Sabemos que Amas y esclavos no son otra cosa que fantasías porque nadie es Ama de nadie. Pero también sabemos que las mujeres somos dueñas de un poder sexual que nos permite someter desde la seducción. Nuestra dominación es una impostura como todas las demás pero se codea con la verdad. Una ficción con ansias de ser real.
Las sesiones Femdom, siempre recargadas de fetiches y protocolos jerárquicos de adoración, nos recuerdan en algunos aspectos a los antiguos teatros del terror de las ejecuciones públicas que representaban puestas en escena además que patíbulos de sentencia. Había una impostura detrás de la condena del reo porque lo que se buscaba en realidad era grabar en la memoria del público la reafirmación de una autoridad. Así también los ceremoniales clásicos en la dominación femenina buscan tocar desde lo sensorial las fibras más íntimas de quienes participan para alimentar el deseo de someter y de ser sometidos. Ya lo decía Hemingway: no se puede escribir un sentimiento pero podemos recrear aquella escena que lo detona.
Una vez, un muchacho de unos veinticinco años, me confesó después de un encuentro espontáneo en un reservado de una disco swinger: Yo sólo vine a coger pero desde que la ví, sólo pensé en tener algo, lo que sea, con usted y me quedé con la mente en blanco. Es que para entrar a ese mundo de maravillas de la dominación desde la posición sumisa, se requiere de un ejercicio de suspenso temporario de la realidad para poner la mente en blanco y olvidarse del estado de derecho, de la igualdad de las personas y del consenso en las relaciones.
Cómo es que las Dóminas, con una combinación de ropas negras y actitudes entre señoriales y autoritarias, nos llenamos de placer y acrecentamos nuestras ansias de someter? Porqué las chicas sumisas y la mayoría de los varones se sienten invadidos por deseos irrefrenables de ser conquistados por Nosotras? Cómo pueden tocarnos estas fantasías de una manera tan profunda? Sólo porque quienes participamos las creemos reales. Esa es la importancia de las ficciones. Ficción y realidad se cruzan.
Una película protagonizada por una heroína de acción busca que el espectador se divierta y disfrute la ficción. Pero a veces se olvida que cuando se quiere explicar o racionalizar un personaje, éste termina siendo poco creíble. El sexo Femdom es una fantasía que provoca placer y diversión a todos los que participan pero si nos ponemos a analizar los costados psicológicos de porqué hacemos lo que hacemos o si pretendemos justificar racionalmente el goce que sentimos, la diversión se termina. Si una dómina se pasa explicando todo el tiempo que en realidad es una mujer como cualquier otra o se empeña en visibilizar sus aspectos menos glamorosos, después no resulta creíble verla montada en toda la parafernalia fetish y exigiendo ser obedecida y adorada.
Si el hechizo se rompe una vez, ya no puede ser reconstruido. No rompas el hechizo. No arruines la ficción. No arruines el placer de vivir lo ficticio.
En la columna pasada, me explayé a gusto opinando sobre cómo han cambiado las heroínas en catsuits que van apareciendo en films y series de televisión desde los años sesenta hasta hoy. Resumo mi opinión en una frase: Siento que en algún lugar del camino entre los años sesenta y hoy, el catsuit ha perdido mucho de su seducción original.
Marianne Faithfull
Creo que debo hacer algo para intentar recuperar esa seducción, esa magia. Einstein solía decir que cuando se perdía en un razonamiento matemático, lo mejor para él era volver a la pregunta inicial. No sé si Einstein era fetichista de alguna cosa, pero yo también opino que en cuestión de fetiches, cuando se siente una pérdida, siempre conviene volver a las fuentes. Segùn Wikipedia, la historia del catsuit en el cine tiene un remoto antepasado en un film mudo del año 1915 llamado Les Vampires. Pero el mundo los reconoce como una prenda femenina fetish por excelencia en forma masiva a partir de la década del '60 y principios de los '70. Entonces viajemos hacia allá, de vuelta a los tiempos en donde el fetiche del catsuit recién nacía. Estos diez videos son protagonizados por inolvidables divas que representan a todas aquellas que supieron construir una imborrable arma de poder y seducción vistiendo los trajes de gata sensual. Mis elegidas son Mamie Van Doren, Ursula Andress, Brigitte Bardot, Rosanna Podestá, Ann Margret, Jane Fonda, Mónica Vitti, Diana Rigg, Marianne Faithfull y Julie Newmar. Ellas son mis diezFelinas en Catsuits. El nacimiento del fetiche.
Jane Fonda
Mamie Van Doren
Felina 10.Mamie
Van Doren.Guns, girls and gangsters.
El afiche del film
de 1959 la promocionaba como Blonde
dynamite! Una rubia platinada cantante de cabaret de Las Vegas, envuelta en
un triángulo amoroso entre gangsters. Mamie luce un catsuit en strapless y
brazos descubiertos en este número de music hall, Cualquier cosa que tu corazón desee, rodeada de bailarinesque la miman y la adoran.
Felina 9.Ursula
Andress.What's new, Pussycat?
El primer guión que escribió Woody Allen en su vida, para una comedia poco recordada que simboliza el cine
de los swinging sixties. Peter
O'Toole es el director de una famosa revista de moda parisina y se ve
constamente asediado por tres bellas de la época: Romy Schneider,
Capucine y Ursula Andress, que ya era famosa por su actuación como la primera chica
Bond en The Satanic Dr No. En la
escena, Ursula intenta seducir a Peter estirándose en la cama y jugando con sus
pies, una rubia pantera ajustada en su catsuit con estampado de serpiente.
Felina 8.Brigitte
Bardot.Comic strip.
Un video raro para
una rara Brigitte con una hermosa peluca negra en lugar de su clásica melena rubia y transfigurada en una heroína de
comic vistiendo un catsuit lila, la capa y las infaltables botas altas, en medio de
coloridos globos al mejor estilo camp de la
serie Batman. La canción es de Serge Gainsbourg, su pareja de entonces, que
aparece con ella en el video y está incluida en su álbum de 1968 titulado Bonnie & Clyde.
Felina 7.Rossana Podestá.Seven
golden men strike again.
Rosanna Podestá fue una de las más bellas actrices italianas de los años
cincuenta, consagrada en films mitológicos como Ulises (1955) y Helena de Troya
(1956). En esta comedia de 1966, se calza el catsuit negro para formar
parte de una banda un tanto atolondrada de supuestos gangsters que se ven
mezclados en un turbio asunto con un dictador sudamericano.
Felina 6.Ann
Margret.Tommy.
Un film clave en
la contracultura de los primeros setenta, dirigida por Ken Russell y con un casting rockero
de lujo que incluía a Tina Turner, Eric Clapton y Elton John además de los
cuatro The Who originales. Esta es la célebre TV scene, una de las escenas más fuertes de toda la película en
donde la sexy pelirroja, en pleno trip
de alucinaciones, toma champagne envuelta en una lujuriosa capa de pieles que
dejan entrever su sexy catsuit blanco mientras intenta inútilmente huir de la
imagen de Tommy que la persigue desde la pantalla de su televisor.
Felina 5.Jane Fonda.Barbarella.
Uno de los tantos looks futuristas que Paco Rabanne diseñó para Barbarella. Un catsuit blanco con accesorios plateados y rojos muy propio de la época. El traje que exhibía las curvas de Jane al detalle preanunciaba
la llegada de las heroínas espaciales en catsuits que protagonizarían tantos
éxitos de ciencia ficción en los años setenta y ochenta como Jane Badler,
Ornella Muti o Dorothy Stratten. Mis 10 Sensuales y Femeninas. Star Wars Fetish está dedicado a ellas.
Felina 4.Mónica
Vitti.Qui commincia l'aventura (Blonde
in black leather).
La historia de la
chica motoquera vestida de pies a cabeza de radiante cuero negro que levanta a
otra en un lavadero (Claudia Cardinale) y juntas buscan su destino en la
libertad de las rutas italianas. Esta escena es un monumento al fetichismo: un
joven lustrabotas se dedica, con esmero y dedicación propia de buen sumiso, a
lustrar el catsuit de Mónica poniendo especial cuidado en las tetasmientras la bella rubia refleja en sus ojos verdes
cierta incomodidad que no le impide dejarse llevar por el placer.
Felina 3.Diana
Rigg.The avengers.
De ella se dijo
que era más británica que tomar el té de las cinco mirando al Big Ben. Nacida
en Yorkshire en 1938, Diana parecía marchar hacia la consagración en la escena
teatral shakesperiana de Londres cuando decidió presentarse en 1963 a un
casting televisivo. La consagración la alcanzó entonces pero no fue sobre la
tablas del Globe sino en las
pantallas de la TV donde Diana y su
coequiper, el inolvidable Patrick McNee compondrían una pareja de detectives
inigualable, plena de glamour y fetichismo ella y un verdadero gentleman él,
con el aderezo del sense of humour
típicamente inglés que fue la marca registrada de una serie que sigue sumando
legiones de fans después de cincuenta años de emitida. Sobre fines de los
sesenta y en los años setenta, Diana retomó su carrera teatral y tuvo algunos éxitos
en el cine; el más recordado fue ser chica Bond en On Majesty's Secret Service donde encarnó a la condesa Teresa, la
única que hasta la fecha fue capaz de llevar a James Bond al matrimonio. Diana Rigg, pionera Femdom es la entrada dedicada en mi blog a la sexy detective Miss
Emma Peel.
Felina
2.Marianne Faithfull.The girl on the
motorcycle.
Naked under leather (Desnuda bajo el cuero) fue el otro título con que se difundió este film
fetichista, un clásico de la vanguardia de mediados de los sesenta. Nunca imaginé que terminaría siendo una película de culto dijo
Marianne hace un tiempo al recordar la obra de Jack Cardiff que sellaría para
siempre la relación entre el catsuit de cuero, la rubia en la moto y el deseo
sexual. It's like skin. I'm like an
animal, susurra ella extasiada, en el climax. Su expresión orgásmica al
meterse desnuda dentro del catsuit, cerrar la cremallera y tomar el casco para montar
su Harley Davidson, definió para siempre a un género entero de bikegirls rebeldes que huyen buscando la
libertad. La escena con los oficiales de la frontera y el encuentro con su
amante Alain Delon son otros momentos de regodeo fetish para el ojo de la
cámara.
Felina 1.Julie Newmar.Batman.
Ella es sexy, rápida, está siempre
alerta, es inteligente, sagaz y también una embaucadora sorprendente y vistosa.
Tiene un cuerpo que usa inteligentemente y es dominante, exactamente como un
felino. Además el show te daba la oportunidad de ser verdaderamente mala e
indecente, cosa que sólo las actrices de cine clase "B" podían hacer
en esa época y a mí me resultaba muy divertido.
Julie Newmeyernació en California en 1933 y fue el
prototipo de la big beautiful woman con
sus ciento ochenta centímetros de altura y una portentosa figura de reloj de arena ganada durante sus años de bailarina y coreógrafa. Tras algunos éxitos menores
en el cine, tuvo la fortuna de estar en el lugar y en el momento exactos para
ser llamada por los productores de Batman a protagonizar a la villana más
hermosa y sexy de todos los tiempos. Desde su aparición como Catwoman, su éxito fue tal que el catsuit y su personaje han pasado a ser sinónimos. Quienes conocen la
historia detrás de las cámaras, saben que fue la propia Julie quien hizo
modificar el diseño de su traje para que el cinturón cayera sobre sus caderas y
no en la cintura para así aumentar el efecto visual de sus prominentes
atributos que se aprecian mejor que nunca en los lujuriosos segundos que van
de los 1:42 a los 1:55 min.
Y si hablamos de catsuits y de la vieja serie Batman, no podemos olvidar a la bella y deliciosa Batichica Yvonne Craig, fallecida el año pasado. Montada en su moto y enfundada en su catsuit violeta, llena de colorido e ingenuidad, Batichica es hoy un prototipo de sumisa naive, el alter ego perfecto para la pérfida Julie. Aquí están las dos
juntas, componiendo una verdadera sinfonía de gracia y fetiche.
El catsuit original que Julie vistió en la serie se exhibe desde el año 2008 en el tercer piso del Smithsonian Institute, como parte de las colecciones del National Treasure of Popular Culture. Espero
algun día poder visitarlo.
Julie Newmar presentando su catsuit en el Smithsonian Institute
El catsuit es un must entre los outfits
clásicos de la dominación Femdom. No es difícil entender el porqué: el catsuit nos
regala a las mujeres fetichistas una gran libertad de movimientos y se siente como un sedoso guante que se ajusta a nosotras. El
catsuit se adapta a la forma de mi cuerpo; por eso se dice que no hay dos
iguales; cuando me pongo uno, es como una segunda piel que llevo conmigo adondequiera que voy.
En España se
acostumbra a llamarlo mono y en los países anglosajones se lo conoce también
como skintight, skinsuit o bodysuit; todas terminologías técnicas que me
resultan muy poco sensuales; a Mí me gusta seguir llamándolo catsuit porque cuando
decido ponerme uno, quiero que me transmita el andar felino y el poder de una
Tigresa sexual. Como ocurre con las botas altas y con los guantes largos, el catsuit es una prenda que potencia la sexualidad de la mujer que lo viste porque nuestra cultura occidental ha creado una mitología alrededor de su uso. En los años sesenta, de la mano del
rock and roll, de la liberación femenina y del desarrollo tecnológico de telas
expansivas y brillantes, el catsuit representaba a la nueva mujer
poderosa que avanzaba sin pedir permiso. Las chicas ajustadas que se subían a
las motos o protagonizaban películas de ciencia ficción rompieron para siempre con
el molde de las muñecas de porcelana de la década anterior como Audrey Hepburn
o Marilyn Monroe. Pero al mismo tiempo, las nuevas femmes fatales jamás resignaron
femineidad; ellas fueron la combinación perfecta de poder
femenino y sex appeal durante las décadas siguientes en la pantalla y sobre los
escenarios inspirando a su vez a millones de seguidoras que lucieron sus catsuits en discotecas, dungeons y alcobas Femdom.
Así llegamos al siglo XXI. Nunca antes en la historia del cine hubo tantas bellas mujeres vistiendo catsuits gracias a las megaproducciones de Hollywood, muchas de ellas basadas en sagas del mundo del comic. Algunas de ellas se han hecho famosas junto a los personajes que
encarnaron como Carrie Ann Moss (Matrix), Kate Beckinsale (Underworld),
Angelina Jolie (Tomb Raider), Milla Jovovich (Resident Evil), Sienna Miller
(The rise of Cobra), Malin Ackerman (Watchmen), Scarlett Johansson (Iron Man) y siguen las firmas....
Para una fetichista madura como yo, este
panorama visual debería ser una fiesta pero confieso sentirme un tanto decepcionada. Siento que en algún lugar del camino entre los años sesenta y hoy, el catsuit ha perdido mucho de su seducción original. No me siento demasiado atraída por las nuevas heroínas que se van sumando año tras año al ritmo de los estrenos, conformando una colección de bellas chicas superpoderosas en actitudes siempre combativas,
expertas en disparar sofisticados armamentos, rodeadas de sangre y violencia, luchando y venciendo a los hombres en terrenos
históricamente masculinos de fuerza y poder. Ni siquiera las remakes de viejas perlas fetichistas como Emma
Peel en The Avengers o Gatúbela en la última de las Batman han podido escapar a
esta tendencia; cuando Uma Thurman o Anne Hathaway visten sus negros catsuits, componen personajes femeninos hermosos, potentes y estilizados pero encuentro en ellas muy poco de aquella
pícara sensualidad que hiciera tan famosas a Diana Rigg y a Julie Newmar.
En mi memoria, la sensualidad de la mujer va siempre asociada con sus movimientos lentos y acompasados, con la cadencia que lleva el ritmo de las caderas
femeninas. Me atrevo a denunciar a los directores de cine que viven absortos
ante la demanda insaciable de vértigo, velocidad y efectos especiales
cada vez más estremecedores pero al mismo tiempo han olvidado el glamoroso arte seductor de
la mujer que camina en catsuit y tacones altos contoneándose con aires felinos y derramando a su paso la miel de una sonrisa. Aunque quizás ya sea tarde para empezar a reclamar por lo
que parece pertenecer definitivamente a otra época.
Peter Czernich es uno de los más renombrados fotógrafos fetichistas y eróticos de las últimas décadas. La revista Marquis es la nave insignia de su obra; desde sus páginas, notables modelos como Dita Von Teese, Masuimi o Emily Marilyn empezaron a escalar las cimas de la fama.
Czernich ingresó en el mundo de la fotografía fetish en 1990 como editor de la revista O, interesándose poco a poco en el tema mientras detectaba y corregía los errores que cometían los fotógrafos. Al poco tiempo, comenzó a fotografiar por su cuenta a su novia, la futura modelo fetish Anette K. Hoy suele decir con mucho humor que lo primero que un novel fotógrafo erótico necesita es una novia bella para poder practicar y aprender. Los primeros tiempos fueron muy difíciles dado que las modelos se negaban a posar con ropa de látex o zapatos muy altos porque no querían ser clasificadas como modelos porno o prostitutas. Hoy sus modelos editan sus propias páginas en Internet y van a los codazos entre ellas para conseguir que él las fotografíe.
La mejor definición que he leído sobre qué es la belleza fetichista es la de Peter Czernich. La belleza fetish es todo lo que sea ultrafemenino.Me gustan los atributos femeninos
exagerados: tetas grandes, piernas largas, pies arqueados en tacones ultraaltos, cinturas de avispa, ropa brillante y muy ajustada,
maquillaje extravagante, peinados artísticos, uñas locas. Me gusta el arsenal
completo. Belleza fetish es todo lo que sea ultrafemenino. La que escribe este blog, opina lo mismo.