sábado, 23 de enero de 2021

Historias lesbianas. Elula Perrin y el Katmandou




   El club lésbico Katmandou fue abierto en diciembre de 1969 en el barrio Latino de París, cerca de otras discotecas famosas como Chez Regine y Chez Castel y desde entonces marcó una época con su estilo distintivo. Ya desde la puerta de entrada se notaba que las chicas que concurrían se alejaban completamente de la moda hippie desaseada que caracterizaba hasta el momento al movimiento lésbico, asociado al feminismo duro propio de los revolucionarios sesenta. El ambiente del Katmandou abrazaba sin dudar la modernidad de la moda de esos años;  minifaldas, minishorts y botas a la Bardot pululaban en la pista de baile. Tampoco las chicas que concurrían eran necesariamente lesbianas: el ambiente suavemente transgresor atraía a bisexuales, curiosas y también a mujeres heteros con ganas de bailar un rato en un ambiente agradable, mirándose en los espejos y sin sufrir acoso por parte de los hombres. Bailar en el Katmandou era por sobre todo, una experiencia sexy.

    La dueña de la disco y alma mater de la noche lésbica parisina era la empresaria Elula Perrin. Nacida en Hanoi en 1929 cuando Vietnam era todavía la Indochina francesa, llegó a París después de la guerra en 1946. Lesbiana reconocida y sin complejos de ningún tipo, Elula no se limitó a administrar una discoteca de moda. Ella fue la primera en presentarse abiertamente como lesbiana en un programa de televisión y en 1977 publicó su libro autobiográfico Las mujeres que prefieren a las mujeres. Ambas conductas la pusieron al borde de la ilegalidad de acuerdo a las leyes de la época pero a Elula no le faltaban ni carácter ni determinación para hacer oir su voz.  

    En una entrevista de esa época, Elula contaba: El Kat, como lo llaman las ya iniciadas, es una boite, una verdadera boite. Antes estábamos obligadas a movernos en ghettos, en lugares sórdidos de barrios alejados del centro de París, donde se mezclaban los maricas con las tortilleras. Lo que sedujo a las chicas jóvenes que vienen al Katmandou es que es una verdadera discoteca, con puertas a la calle y sin escondites. Aquí se codean mujeres lesbianas elegantes venidas de todas partes. Mi línea de conducta es que sea además de un lugar para lesbianas, un lugar privilegiado para mujeres que represente lo mejor para ellas. No quiero ni drogatas ni chicas mal vestidas con posturas agresivas. La mayor parte de mis clientas son burguesas de clase media, yo soy una de ellas y eso me encanta. El sábado a la noche, el Katmandou explota de mujeres. Se encuentran aquí vendedoras, chicas que trabajan en boutiques, arquitectas, abogadas y hasta prostitutas. En la medida que no tengan un aspecto agresivo y no vengan a comerciar sexo aquí, son todas bienvenidas.

    Toda disco lésbica debe afrontar el dilema de permitir o no la presencia de hombres. En un principio, Elula Perrin tomó la decisión de excluirlos. Pero una disco sólo para madames et mademoiselles tropezaría con problemas económicos. En sus propias palabras: Es imposible rechazarlos. Muchas chicas vienen en grupo con amigos, incluso algunas son casadas y vienen con sus maridos. Si las rechazo, se irán a otra parte. Las cuentas no me cierran dejando solamente a las chicas porque los muchachos son los que más dinero tienen para pagar los tragos. Dejo entrar al mínimo posible de hombres y me aseguro de su buen comportamiento. Algunos se vuelven habitués y me dicen que les gusta venir porque en el Kat no se sienten obligados por sus pares a interpretar el papel de conquistador. Aquí solo verán a algunas chicas besarse pero no más.

 En el Katmandou, se baila, se conversa y se seduce. Para eso sirven las boites lésbicas, para que mujeres que estarían aisladas o son tímidas, puedan encontrarse. Yo soy una persona tímida y no me imagino en un lugar donde no voy a estar segura que clase de mujer voy a encontrar. Porque una puede no gustar, claro, pero nunca es el mismo rechazo que con una hetero. Es un lugar de conquista y yo lo impulso. Hay conquistadoras, están las Don Juan y están las que establecen relaciones largas y desaparecen hasta que después de un tiempo alguna de las dos aparecen, o las veo a las dos pero sueltas. Si el Katmandou existe, es porque las parejas no duran pero incluso las más conquistadoras te dicen que aspiran a una relación de pareja estable.

   Décadas después y en otro país, yo observo que las mujeres sostienen la misma conducta.

   A fines de los años ochenta, la propuesta transgresora del Katmandou se había disipado en el ambiente y Elula tomó la decisión de cerrarlo. Considerada ya una leyenda del movimiento LGTB francés, participó en la redacción de varios libros. Falleció en mayo de 2003 a los 74 años.


Elula Perrin





6 comentarios:

  1. Artículo muy interesante, que, además, describe muy bien las costumbres de la época a la que se refiere. Es con gran interés que siempre leo tus publicaciones.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Gia. Me siento honrada de que me comentes!

      Eliminar
  2. Debio ser un sitio maravilloso y demostro un gran valor por su parte, ser pionera en estos temas es algo muy duro. Gran post Mistress, es necesario reivindicar a esta clase de personas que se arriegaron con valor en epocas dificiles.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gerita, no sabes la alegria que siento cada vez que investigando, descubro alguna de estas perlitas que nos conectan con el pasado de nuestra sexualidad femenina.

      Eliminar
  3. Magnifica columna que nos revela una epoca que sin dudas debio ser magica. Como me gusta este blog!!
    Madame RX

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que gusto tenerte en mi blog, Madame RX, hay muchas columnas de tematica historica, como esta, que seguramente te interesara releer.

      Eliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...