La
historia del sadismo y del mundo sexual de la dominación femenina nos llega
desde el inicio de los tiempos. La historia reconocida, la historia oficial, es
mucho más acotada pero aún así es lo suficientemente larga para haber podido
generar mitologías. Una de los mitos más difundidos es la imagen clásica de la Dómina, esa diosa fetish tan bella como
sensual, cada vez más presente en gráficas comerciales y videos musicales,
desde Julie Newmar o Diana Rigg hasta las contemporáneas Madonna, Angelina
Jolie o Rihanna. Algunas mujeres dominantes se consideran víctimas de ese mito
por considerarlo un modelo inalcanzable e irreal, otras elegimos ser las
sádicas victimarias que lo usamos para nuestro propio provecho porque sabemos
que es el arma que garantiza la victoria.
Los sumisos forman parte activa en esta mitología. Los hombres son
constructores natos. De su fértil imaginación es de donde brotan la mayoría de
las imágenes paganas que nosotras después aprovechamos cuando les ponemos el
cuerpo y las dotamos de la femenina feromona. Los hombres sumisos no son
objetos pasivos. Ellos buscan, desean, anhelan y lo que los lleva a adorarnos y
a someterse a nosotras es la proyección en una mujer de sus propios deseos y
fantasías. No son tontos; en esos deseos y en esas fantasías, la belleza y la
seducción de la mujer es arrolladora.
Así como el little black dress
y los zapatos de salón o pumps nunca
pasan de moda y siempre garantizan elegancia y sensualidad a la dama que los
viste, el traje de la dómina de manual, el determinado por el mito, uniformador
y estereotipado, parece tener también la vigencia asegurada y sigue reclutando
adeptas. Somos las mujeres seducidas por ese modelo de hembra y lo aplicamos y
entonces los sumisos lo veneran porque lo relacionan con la mujer que desean? O
fueron los sumisos los que lo crearon así según sus propias fantasias? Una vez,
medio en serio y medio en broma, escribí…
imagino una Logia de Sumisos Fetichistas reunidos en un sótano diseñando la
Dómina perfecta, cual Sado - Barbie y una estrategia de marketing para
imponerla y nosotras, ingenuas, lo repetimos porque desde chicas relacionamos
al estereotipo con el estilo de mujer que nos gustaria ser.
En mi columna Los Ornamentos de la Profana Hermandad
agrego una razón más de mi propia cosecha: los atuendos fetichistas nos
conectan en el tiempo y en el espacio a todas las dóminas. Ya no importa de qué
país provengamos o en que año hayamos nacido porque cuando nos decidimos a
tomar los hábitos de sacerdotisas del Marqués, nos transformamos en Hermanas de
una Orden profana, en adoratrices de una comunión de pecadoras irredentas. Ese atuendo es el free pass que nos permite entrar a un mundo mágico pisando firme
porque al adornarnos como Dominatrices clásicas, nos convertimos en herederas
de una tradición y anticipamos a las que vendrán detrás de nosotras.
Dicen que el asesino serial siempre pone la firma en su obra. Es como una
compulsión. La firma que lo delata está en los detalles que no son necesarios para la realizacion del crimen.
Las dominatrices somos mujeres sádicas que podríamos ejecutar nuestras obras
macabras de placer vistiendo cualquier atuendo. Pero somos asesinas seriales y nuestros
adorados fetiches son la firma que nos delata. El fetiche es la firma de nuestro goce. Nosotras lo hacemos así.
Yo como me considero toda una sumisa, que venera y admira a mujeres divinas, glamourosas y fantásticas como tu no tengo otra que rendirme y adorar todo tu universo lleno de prendas tan maravillosas que son el goze y el puro fetiche de lo que todas anhelamos, encantada de poder someterme, de embriagarme de todo tu placer, de tu poder con el que sometes. Toda una MUJER absoluta, arrolladora y profundamente sensual.
ResponderEliminarBesoss de una fiel y amante seguidora muacssss
Besos para mi seguidora. Mi amante sumisa. Cada vez estoy más convencida que el futuro del sexo será Femdom - sissy.
ResponderEliminargenial como siempre. PALOMA
ResponderEliminarGracias, Paloma!!!
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